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Todavía mucho por hacer en movilidad

TransMilenio es escogido como la principal forma de movernos, pero recibe calificación muy baja.

Darío Hidalgo
No hay cambios significativos en movilidad frente a 2016 en los resultados de la encuesta de percepción de Bogotá Cómo Vamos 2017. Dos sorpresas, una buena y otra intrigante: crece el uso de la bicicleta y en porcentaje supera el uso del carro (aunque la diferencia no es significativa), y aumenta la satisfacción de los buses tradicionales (este aumento si es significativo). De resto todo muy parecido: Bogotá sigue manteniendo una participación muy alta de transporte público; TransMilenio es escogido como la principal forma de movernos, pero recibe calificación muy baja; no despega el SITP Zonal ni en usuarios ni en calidad; y se consolidan tendencias de baja del porcentaje de usuarios de carro y de aumento del porcentaje de usuarios de moto.
Bogotá sigue siendo una ciudad dominada por el transporte público con 64% de los viajes, frente a 16% en carro y moto, y 14% a pie y en bicicleta. La tendencia de largo plazo (desde que tenemos estos datos, a pesar que han cambiado un poco las metodologías), es a un crecimiento del transporte público. En 1998 se reportaba 54%; la línea de tendencia es de un incremento moderado año a año. Un éxito de la política pública de varias administraciones, pero que no es sostenible si no se mejora la calidad.
Al ver los resultados el año pasado, preguntaba ¿será que ahora si le hacemos caso?, pidiendo énfasis en mejoras a TransMilenio y SITP zonal. Los cerca de 700 cambios realizados en los últimos 23 meses aún no hacen despegar la satisfacción. Es un indicador difícil de levantar solo con gestión. Se requiere también inversión: carriles prioritarios, ampliación de estaciones y portales, nuevos puntos de integración, nuevas troncales, el metro y el tren regional. Es importante que en los próximos meses, mientras llegan las obras, se refuerce la gestión de despacho y control, se reduzca duplicidad de rutas (re-ingeniería) y se haga un control más estricto del despacho y en la vía (usando la gran información que genera el centro de control con localización satelital). También que se refuerce la cultura ciudadana, más allá de la campaña para controlar colados.

Bogotá sigue siendo una ciudad dominada por el transporte público con 64% de los viajes, frente a 16% en carro y moto, y 14% a pie y en bicicleta.

Dentro de los reportes que realiza la administración puede ser necesario que incluyan indicadores de desempeño: cuánto ha mejorado la velocidad comercial, cuánto se ha reducido el tiempo de espera, cuánto ha mejorado la confiabilidad, y cómo va la ocupación en los tramos más cargados. Esos son los precursores de la satisfacción, que sigue en el mismo nivel que hace dos años (TransMilenio 19%; SITP 32%). Cabe resaltar que en el caso de TransMilenio el porcentaje de usuarios satisfechos es mayor que en 2014 (donde cayó a 15%), pero mucho menor que el inicio en 2001 (donde el sistema era calificado con 4.6/5.0) y 2008 (donde la satisfacción era 49%).
Ahora bien, resulta paradójico que mientras el uso se mantenga alto (TransMilenio 37% del total de viajes), la satisfacción sea tan baja (19%). Si las personas lo escogen, es que encuentran el sistema la mejor opción (eso dice la teoría económica que subyace los modelos de escogencia modal). Varios comentaristas en twitter me indican que los usuarios no tienen opciones, son cautivos. Incluso la investigadora Sonia Mangones me envía datos de hace algunos años que dicen que 90% de usuarios no tenían opción. Hoy creo que hay que revisar eso. La bici, la moto son opciones reales, y tal vez por eso su fuerte crecimiento año a año. Y aunque no sean tan accesibles por caminata, las redes de SITP Zonal y de Transporte Público Colectivo (y servicios informales e ilegales) tienen amplio cubrimiento y podrían ser alternativas (con menor “utilidad”). Creo que la baja calificación de los usuarios de TransMilenio es fruto de su propia desafortunada experiencia día a día, y no necesariamente una cifra que pueda compararse con las otras calificaciones. También pesan factores externos, como el debate politizado y la percepción que los cambios no se ven.
Ese también puede ser el caso de la altísima calificación de la bicicleta (85% de satisfacción). Quienes la escogen por convicción también pedalean por motivos externos (presión de grupo, sensación de independencia, cierta rebeldía y aceptación social y política, además de ahorrarse plata e incomodidades). Ser usuarios de bici es “in”, pasajero de transporte público “out”. De hecho la publicidad de carros y motos apela a la estigmatización de los usuarios de transporte público, de alguna manera recordando la muy desafortunada frase de Margaret Thatcher: “un hombre que, después de los 26 años siga viajando en bus, puede contarse como un fracasado” (citada por Taras Grescoe).
El brinco en la satisfacción de los usuarios de transporte público tradicional de 29% a 44% es significativo, y llamó la atención a Diego Laserna (El Revivir del Cebollero). Vale la pena indicar que el dato de 2016 (29%), se salía significativamente de la tendencia de largo plazo, que ubica la calificación alrededor de 39% de forma estable. Es decir, el dato extraño no es tanto la subida de 2017 sino el bajo valor de 2016. Existen factores de conveniencia, eso si: paran en cualquier parte, son rutas conocidas por costumbre de años, ya no van tan ocupados, en casos son más frecuentes, no requieren cargar tarjeta, y generan cierta solidaridad (no se ven como grandes corporaciones). Tal vez algunas de esas características sean importantes de incorporar al SITP Zonal, donde la tarjeta y el entendimiento de las rutas siguen siendo barreras.
Para ver la encuesta en su conjunto, hace algunos años propuse el indicador combinado de uso y satisfacción para los modos sostenibles: transporte público, a pie y en bicicleta. La serie en Bogotá de este indicador tiene tendencia negativa, año tras año se perdían puntos: de 40% en 2008 a 25% en 2015. Ahora vemos una estabilización y tendencia al alza; 25% en 2016 y 28% en 2017. Esto impulsado por la bici que sigue creciendo en uso y tiene alta satisfacción, y por la estabilidad de la calificación de TransMilenio y SITP Zonal. ¿Será que podemos reportar algo mejor en 2018?
DARÍO HIDALGO
Percepción ciudadana de la movilidad en Bogotá.

Percepción ciudadana de la movilidad en Bogotá.

Foto:Bogotá Cómo Vamos

Darío Hidalgo
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