¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Parque La Maquinaria

Todos los partidos políticos que quedan en el barrio parecen ‘desayunadero de trasnochaos’

Vivo en el barrio La Soledad, en Bogotá. En cualquier época del año es un barrio apacible. No en elecciones, porque allí tienen sede todos los políticos de este país. El barrio parece un parque temático de maquinaria política. Con seguridad, usted pasará momentos inolvidables si lo visita.
Es gratis. O eso parece. Usted puede ir y admirar todas las formas de hacer política en este país. Son la misma. No hay variaciones. Veamos.
El Partido Liberal y el Partido Conservador llaman la atención porque tienen inmensas casas: una pintada de rojo que si uno no supiera que se trata de un partido político, podría pensar que se trata de un burdel caro. La otra no está pintada de azul, pero en las noches le encienden luces azules estroboscópicas como de discoteca, y entonces uno podría pensar que se trata de otro burdel caro, en donde las chicas y los chicos se disfrazan de superhéroes de Ciudad Gótica, con botas de látex y esas cosas. Los dos insignes partidos colombianos tienen subsedes en todo el barrio, patrocinadas por sus representantes, que se distancian de las sedes principales porque se les nota el esfuerzo de parecer algo, aunque sea un burdel barato.

Los políticos que salen en la foto de las fachadas, en cambio, nunca están al comienzo del convite, por lo general llegan tarde, precedidos de una caravana de seguridad.

Pero la verdad es que todos los partidos políticos que quedan en el barrio, de izquierda, requeteizquierda, tímido centro, centroderecha, retroderecha, recontraderecha, derecha, preterderecha y superderecha, parecen ‘desayunadero de trasnochaos’. Solo les falta el payaso al frente anunciando su comida criolla. Mentira, no les falta nada. Cada tanto convidan a un poco de pobres que llegan en buses, son recibidos por un político en ciernes, les regalan camiseta y banderita de entrada, los ponen a gritar un número toda la tarde, les contratan una banda barata que toque la raspa más pegajosa de chucuchucu ventiado, les rifan un televisor de 90 pulgadas que nadie tiene dónde meter si se lo gana, les amarran el voto, les clavan su lechona y, a eso de las cinco de la tarde, los empacan en los buses y los llevan de regreso a su realidad de pobres. Los que arman los convites son maestros del clown. Tienen sonrisa permanente de ganadores y se comportan como reyes de la superación. Van a los restaurantes del barrio porque siempre tienen almuerzos importantísimos. A veces invitan a uno que otro pobre a almorzar, les escuchan sus problemas y al final les dicen: “Yo pago la cuenta, ni más faltaba, y no te preocupes porque te voy a ayudar con lo tuyo”. Entonces sacan sus billeteras dadivosas y dejan buenas propinas.
Los políticos que salen en la foto de las fachadas, en cambio, nunca están al comienzo del convite, por lo general llegan tarde, precedidos de una caravana de seguridad; se bajan apresurados, alguien muy ejecutivo les dice cómo está la cosa y qué tienen que decir; entonces, estos padres de la patria se insertan su sonrisa instantánea, que caduca en seis meses, saludan a pobres de beso, cargan niños pobres y se mandan sendos discursos. Discursos tan revolucionarios como: ¿ustedes quieren tener trabajo digno? ¿Quieren vivir en un país en paz? ¿Ustedes quieren a su mamá? Verdaderas piezas de la retórica que hacen deslucir el tratado de La retórica, de Aristóteles.
Y cuando todos se van, La Soledad queda en soledad, pero llena de mugre, de basura política por todo lado.
Como dije al comienzo, el parque La Maquinaria es un gran parque. No deje de visitarlo. Es gratis. Mentira, no es gratis. A cambio de esos pequeños actos de magia con payasos que hacen en sus carpas durante seis meses, les damos carta blanca para (espacio para ser llenado por el ciudadano) por cuatro años.
Porque nada de eso es gratis, ¿cierto?
CRISTIAN VALENCIA
cristianovalencia@gmail.com
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción