¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Momentos de reflexión*

Es necesario empezar a preguntarnos: ¿qué es lo que está sucediendo con la sociedad colombiana?

Ha pasado una semana llena de dolor porque el cruel asesinato de Yuliana Samboní, de solo 7 años, con todos los ingredientes morbosos posibles, ha conmocionado al país. Pero como este tenebroso episodio se suma a una cadena, que parece interminable, de actos de una violencia sin límites, centrada en mujeres y niños, niñas en particular, y ejecutada prioritariamente por hombres, es necesario empezar a preguntarnos: ¿qué es lo que está sucediendo con la sociedad colombiana? Y antes de que se pase a la especulación dañina sobre este horrible episodio, es necesario avanzar en un análisis de fondo que lleve a ¿qué hacer? La justicia tiene el caso de Yuliana en sus manos, y ahora debemos asegurarnos de que, sin privilegios y con ajuste a la ley, se castigue al culpable y a todos los que contribuyeron a distorsionar pruebas.
No hay excusa posible para minimizar esta cadena de crímenes, cuyo capítulo reciente despertó el alma del país. No es un fenómeno nuevo, afirman algunos, sino que ahora es más visible porque se recopilan estadísticas. Si este es el caso, el diagnóstico es que nuestra sociedad lleva enferma mucho tiempo. Otros minimizan estos hechos macabros porque este tipo de crímenes ocurre en todos los lugares del mundo; es cierto, pero la frecuencia y estar centrada en mujeres y niños le dan a la situación en nuestro país un carácter muy grave. Con las limitaciones que impone el ser economista, empecemos a reflexionar.
¿Qué pasó con la ética y la moral? ¿Con los valores y las costumbres? Frente a una historia de violencia y un desbordamiento de la corrupción, nos volvimos permisivos hasta el límite de abrirles la puerta a estas aberraciones, tema para analizar. Por la naturaleza de los crímenes, es necesario saber qué tanto siguen predominando los valores patriarcales y hegemónicos que llevan a un concepto de masculinidad obsoleto: “ser hombre es ser productivo y racional, asumir riesgos, disfrutar la competencia y ser ganador, y usar la violencia para solucionar los conflictos, sin importar si su adversario es otro hombre, una mujer o él mismo”. Aunque no siempre es así, ¿no seguimos en Colombia aceptando esta concepción, curiosamente en sectores de mujeres?
¿Se han vuelto ‘normales’ conductas inaceptables? Bajar los estándares de conductas socialmente aceptables sería una de las peores consecuencias de nuestra historia de violencia. Se toman como normales ciertos comportamientos, en vez de interpretarlos como luces rojas de actos peores, y se hace a todo nivel, para nuestra tranquilidad de espíritu. Esta actitud puede estar cruzando a toda la sociedad, independientemente de su odiosa estratificación. Siguen siendo comunes el famoso ojo negro de la mujer, la borrachera infinita y el uso de estupefacientes, desde los indigentes hasta los más adinerados. ‘Esa es la forma de diversión’ es la peligrosa excusa.
¿Por qué mujeres, niños y especialmente niñas? Detrás de toda posible explicación está la obvia: una subvaloración del rol de la mujer, no obstante el verdadero papel que desempeña actualmente; es decir, sigue el machismo ramplón. Tan grave o más, es innegable el desprecio en general de nuestra sociedad por la niñez, agravado por la visión de que son objetos sexuales desde sus primeras edades. ¿Habrá otra sociedad donde existan más padres ausentes? ¿Otro país donde tantos violadores anden sueltos? ¿Dónde las mujeres callan frente a las agresiones de sus parejas?
El costo de una justicia desprestigiada. Se han tomado con ligereza las implicaciones que tiene el tomar como un hecho que la justicia no funciona. Frente al asesinato de Yuliana, el clamor general ha sido ‘que caiga todo el peso de la ley sobre el responsable’, una expresión de la inseguridad profunda de que eso sucederá. Se duda de la capacidad de la justicia y de la Policía para actuar rápida y efectivamente frente a este tipo de hechos.
Ideas para iniciar la deliberación que no cese con el fin de la coyuntura, y se llegue a la pregunta: ¿qué hacer?
* Debate con el equipo CiSoe
CECILIA LÓPEZ MONTAÑO
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción