Líderes del No se pasan de raya

Líderes del No: escuchen y verán que ni se niega que el No ganó el plebiscito, ni el Presidente les cerró las puertas porque lleva cinco semanas atendiéndolos.

Cecilia López Montañonoviembre 6 de 2016, 12:58 A.M.

Como se esperaba, los distintos líderes del No terminaron unidos alrededor del más poderoso de ellos, el senador Uribe Vélez, y con un tono destemplado le piden al presidente Santos “respetar la Constitución”. Su actitud retadora demuestra que prefieren ignorar la Carta Magna y, pasado el plebiscito, lo que está pidiendo a gritos el pueblo colombiano. Peor aún, insisten en su descarado intento de que el 50 + 1 ignore al 50 - 1.

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Sí, el No ganó el plebiscito por un margen mínimo, pero sus líderes son tan arrogantes que se están comportando como si hubieran ganado anticipadamente la presidencia de la República y, además, por un margen gigantesco. Suenan totalmente intransigentes, como si fueran los dueños absolutos del poder político en Colombia, como si pudieran ignorar la nueva realidad en que los estudiantes y miles de colombianos pedimos #AcuerdoYa.

Así como a los líderes del No les pareció agresivo y poco conciliador el mensaje del presidente Santos, para los que participamos en las marchas que se realizaban por toda Colombia, la voz presidencial fue un profundo respaldo a lo que ese país pide a su presidente; porque, les guste o no, los ciudadanos sí tenemos voz, una que es independiente a la de los partidos políticos. Ese grito que los señores del No, reunidos alrededor del senador Uribe, insisten en ignorar, pero que se oye en las calles de muchas ciudades y pueblos colombianos, y en el exterior, donde no solo nuestros compatriotas, sino muchos extranjeros, demandan que no se dilate más la discusión que ustedes quieren volver interminable.

En su infinita vanidad al sentirse dueños del No y al insistir en imposibles, han logrado que el 50 - 1, hoy muchísimos más que el 50 + 1 del 2 de octubre, respalde las claras palabras del Presidente: “Algunas de sus peticiones pueden ser viables, pero otras definitivamente no”. Más claro no se puede, pero por si acaso les queda la duda, al seguir insistiendo en quitar lo obvio de toda negociación del fin de un conflicto, que en Colombia sí existe, ustedes tendrán que asumir personalmente un infinito costo no solo político, sino por las vidas que se pierdan por sus obstáculos. Ya trataron de frenar las marchas de los jóvenes que generosamente invitaron a los del No, y no pudieron. Sus esfuerzos solo han servido para destapar su juego y han incentivado a los ciudadanos que no aceptaremos más propuestas absurdas, tapando sus intereses personales. Colombia seguirá en las calles liderada por miles de jóvenes que se la están jugando honestamente por la paz, de una manera alegre, con mensajes solidarios, sin caer en excesos o agresiones, y recibiendo cada día más apoyo de ciudadanos que quieren #PazYa.

Hemos sobrevivido a 52 años de conflicto, pero llevamos 32 años de negociaciones y solo ahora se logra un acuerdo firmado por el Gobierno y las Farc. Las mentiras de campaña y absurdas exigencias del No solo confirman que no es la paz lo que quieren. Colombia entera ve que lo que persiguen es poder político, uno que es débil individualmente, pero que con el senador Uribe puede ser poderoso.

Líderes del No: escuchen y verán que ni se niega que el No ganó el plebiscito, ni el Presidente les cerró las puertas porque lleva cinco semanas atendiéndolos. Y si siguen oyendo, también entenderán que la mayoría del país quiere un #AcuerdoYa, y no cuando ustedes dejen. Ya vimos que las diferencias que quisieron mostrar entre ustedes son una farsa, más mentiras, diseñadas para tapar sus intereses personales y hacernos perder un tiempo irrecuperable.

Presidente Santos: la Constitución, el voto ciudadano que lo eligió y estas multitudinarias marchas son los únicos mandatos necesarios para lograr una Colombia en paz. Las pataletas de unos cuantos a quienes ya escuchó, no. Por favor, no permita que politiqueros, hoy voluntariamente unificados en uno solo sean el obstáculo que les roba el sueño a 48 millones de colombianos.

CECILIA LÓPEZ MONTAÑO