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Torcidas estrategias

Solo hay algo cierto en esta campaña electoral: todos mienten o tratan de engañarnos.

Solo hay algo cierto en esta campaña electoral: todos mienten o tratan de engañarnos. Ahora que existe la licencia manifiesta de poder mentir, gracias al rebuscado concepto de la posverdad, todo dato es cierto. Toda noticia es creíble. Válido todo testimonio, así sea el de grandes mentirosos y delincuentes.
Basados en esos principios de falsedad, los políticos nos someten a estrategias, que con el tiempo han aprendido, de mentir más y más, con asesor o sin asesor de campaña, con secretario o sin secretario de prensa. Es de uso común difamar al contrario, no decir la verdad, prometer lo irrealizable y vestirse con piel de oveja. Esas estrategias pueden resumirse así:
Agrandar al contrario, para infundir miedo, a través de encuestas o de difamaciones o juicios de intención. Así, Petro está inflado por la derecha; Uribe (Iván Duque) o Vargas, por la izquierda.
Disminuir al enemigo para desestimular el voto: De la Calle no tiene chance; Fajardo es un intelectual de poca monta; Vargas Lleras no ha leído ni un libro y Ordóñez los quema; Marta Lucía habla mucho, pero no dice nada; Rodrigo Londoño cuenta con el desafecto de todos los colombianos; ¿quién comprende a Viviane Morales?; Piedad Córdoba ya nada puede; Pinzón, ¿quién es Pinzón?

Basados en esos principios de falsedad, los políticos nos someten a estrategias, que con el tiempo han aprendido, de mentir más y más. Todo puede ser cierto o falso.

Los juicios de intención hacen afirmar: Petro nos quiere volver una Venezuela; Vargas Lleras echará atrás el acuerdo de paz; Timochenko se tomará el poder, pasito a pasito; Marta Lucía les abrirá la puerta grande a los godos; De la Calle multiplicará los beneficios para la Farc.
Ventrílocuos y monigotes. Aparecen unos y hablan por otros: Duque, por Uribe; Petro, por Maduro; De la Calle, por César Gaviria y por Santos; Ordóñez, por el lefebvrismo, el Opus Dei y la Mano Negra (tres en uno); Piedad Córdoba, por las Farc; Pinzón, por el Ejército y sus retirados; Viviane Morales, por el marido; Marta Lucía habla y habla igual que Pastrana, quien cree que ella lo representa; si Fajardo terminara una frase, podríamos saber por quién habla. Vargas Lleras dice que habla por él mismo... Jum...
En el decir de las gentes, hay futuros traidores: Duque traicionará a Uribe; De la Calle traicionará al liberalismo; Fajardo traicionará a empresarios e intelectuales; Marta Lucía, cuando termine de hablar, traicionará a Uribe, a Ordóñez, a Duque, al Partido Conservador y, sin lugar a dudas, a Pastrana.
Todos los candidatos dicen estar en contra de la corrupción, la ‘mermelada’, el delito común, la guerra, el deterioro económico. Todos dicen estar a favor del Ejército, de aumentar los policías, de incrementar la industria, la agricultura, el comercio exterior y todos los estereotipos del caso. Es decir, listas de mercado sin visión de Estado.
Especular sobre alianzas también es una estrategia: Que si Fajardo con De la Calle; Duque con Ramírez; Timochenko con Córdoba; Pinzón, Ordóñez, Morales con Vargas; y Petro con Petro. Todo se verá más claro con las elecciones de marzo.
Lo peor es que las estrategias van más allá de las encuestas amañadas o mal hechas, del intento de controlar la prensa o tuitear a diestra y siniestra, de usar el Facebook o de tratar de empalar al contrario en los estrados judiciales. Pues, la estrategia más grave ha sido asesinar a líderes sociales y a periodistas que no se agachan.
Todo puede ser cierto o falso. Siempre hemos estado en la época de las mentiras. La posverdad oculta una paradoja: “la verdad es que nunca ha existido la verdad”. Solo sabemos versiones interesadas, historias narradas por los vencedores y los dominadores, a expensas del silencio de los vencidos y de los dominados. Verdad y mentira serán de los que sean elegidos. Votad y gozad.
CARLOS CASTILLO CARDONA
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