¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Déjame pistas

Ahora que Genoveva va a emprender este viaje, le pido que en su recorrido me deje pistas.

El sábado pasado, en su concierto con Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos, Joan Manuel Serrat anunció la canción que iba a cantar, 'Paraulas d’amor'. Y, dijo: “Quiero dedicarla con todo mi amor a nuestra querida Genoveva, que esta noche no ha podido estar aquí para compartir la fiesta”. Por lo menos en una fila, veinte personas no podían contener las lágrimas. Muchas otras lo habrán hecho al saber la dedicatoria de Serrat.
Se trata de una joven amiga que hemos conocido desde niña. Fuimos amigos de Genoveva, su mamá, y Patricio, su segundo esposo. Lo somos de su papá, Luis Enrique. Ella y sus hermanos han sido como hijos para nosotros. En estos momentos, todos tratamos de llevar estos días con el mayor decoro y la mayor fuerza, tal como ella nos ha enseñado. Tal como lo hace Andrés, su extraordinario compañero, un héroe de nuestros días. Como lo hace Cristina, su suegra, su segunda madre.
Genoveva siempre ha sido muy inteligente, despierta y con un don de gentes envidiable. Su vitalidad fue palpable cuando actuó en el papel de una niña de familia bogotana, en la serie que escribían Daniel Samper y Bernardo Lozano. Debía de ser muy buena actriz, pues su personaje, la prima Donna, que se caracterizaba por cierto aire de petulancia, propio de actrices noveles con egos subidos, era totalmente contrario a lo que Genoveva es. Su paso por la televisión dejó algo imborrable para muchos, pues todavía la reconocen en sitios públicos, la felicitan y le piden autógrafos.
No es común que los mayores aprendan de los niños y los jóvenes. La falsa superioridad de los adultos ciega. Pero, en este caso, hemos aprendido de Genoveva su entereza y su bondad. Nada puede borrar la alegría que expresan sus ojos, su clara sonrisa y su permanente buen humor. La fortaleza con la que ha afrontado la dureza de la vida. Gracias a ello, ha agrupado todos nuestros afectos.
Cuando era muy joven, una tragedia hubiera podido destruir su vida. Genoveva se mantuvo fuerte y protectora. Estrechó lazos donde hubiera podido haber rupturas. Por eso hoy, todos la rodean. Sus hermanos y sus amigos, gracias a ella, somos como una cofradía.
Ahora se prepara para emprender el viaje inevitable. Ha tenido más entereza que cualquiera de nosotros. En estos más de cinco años, ha llevado su dolor sin hacérnoslo sentir. Nunca se ha quejado. Ha demostrado que el sufrimiento debe ser íntimo, personal, que no debería afectar a los otros. Hemos comprendido, aunque no nos hayamos resignado. Hemos estado un poco erráticos, buscando absurdas ideas salvadoras, para negarnos a lo inevitable. Genoveva nos mira con ternura.
Hemos hecho reuniones, almuerzos vegetarianos, le escribimos y la llamamos. Pilar dice que nuestros envíos de frutas, flores, quesos y miel hacen que su casa parezca un supermercado. Sus hermanos dieron un concierto con órgano y trompeta. Una sobrina de 8 años tocó el violín. Estuvo con sus amigos sin decir nada. Solo estábamos presentes. Uno se pierde en estas situaciones. Yo no pude escribir de otras cosas. También me hace solidario con el dolor que otros padecen y han padecido este país ensombrecido.
Ahora que Genoveva va a emprender este viaje, yo, “su padrecito adoptivo”, le pido que en su recorrido, vaya donde vaya, me deje pistas para no perderme cuando yo recorra el mío. Que como los exploradores, me señale el camino, me indique la presencia de los perros bravos, de las aguas potables, de las bifurcaciones que hay que tomar y las que se deben evitar. Que me guíe para estar seguro de que cuando llegue el momento nos podamos encontrar. Allí estaremos todos, reunidos y unidos, como siempre hemos estado alrededor de Genoveva.
Carlos Castillo Cardona
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción