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El Nerón de Miraflores

La tiranía desesperada apela a los recursos más pueriles para atentar contra la civilidad.

El emperador del palacio usurpado toca la lira de la confrontación, su desfachatez tira la cuerda de la agresión como el recurso postrero de un régimen aniquilado. Desde su perversidad han partido las directrices de exterminio de toda expresión de libertad que se resista a la dictadura. Este agonizante mamarracho gubernamental no solo imposibilita la honestidad, sino que busca desaparecer a los líderes auténticos de la oposición. Grupos violentos han tratado de acabar con María Corina Machado, Henry Ramos Allup, Lilian Tintori, Freddy Guevara y con muchos otros.
Es tan grave su estado de locura que ha utilizado un gas rojizo, que está prohibido por los estándares internacionales del uso de químicos, para reprimir las manifestaciones públicas. Este producto puede causar daños irreversibles en los ojos, así como originar severas complicaciones en personas con problemas cardiacos y pulmonares.
Un comunicado de Amnistía Internacional insta al Gobierno venezolano para que revele los componentes del producto que les aplican a los miles de manifestantes, pues la utilización de estos químicos sería percibido como crimen de lesa humanidad. Desde el punto de vista jurídico, su instrumentación es una flagrante violación del artículo 68 de nuestra constitución, que indica lo siguiente: “Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que establezca la Ley. Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público”.
Como podemos ver, estamos en presencia de un gobierno que actúa de manera infame contra ciudadanos honestos. Lo último fue incendiar la oficina de Henrique Capriles, con el deseo de asesinarlo. Esta dictadura anda desesperada ante su inminente fin. En horas de la noche trataron de tomar por asalto la gobernación del estado Miranda, seguramente con la intención de sembrar evidencias que justifiquen su manía persecutoria. Este régimen es experto en recurrir a los artilugios propios del totalitarismo. Su maldad es incalculable, la capacidad de odio sigue creando este tipo de acciones monstruosas que revelan su carácter primitivo.
La tiranía desesperada apela a los recursos más pueriles para atentar contra la civilidad. De pronto, han caído las máscaras para mostrar su verdadero rostro. Han salido a las calles a hostigar a los valientes venezolanos que defienden su derecho a ser libres; la represión ha sido tan desproporcionada que el horror que se vive en Venezuela causa estupor en el planeta. Sus mecanismos perversos no son otros que aniquilar al contrario con la mayor expresión de odio que reconozca nuestra historia, tienen un desprecio absoluto por la vida ciudadana que todo lo circunscriben a mantenerse en el poder al precio que sea.
En las últimas horas, las agresiones del binomio fuerzas represivas del Estado y grupos delictivos, mantenidos como sanguijuelas en la ubre del régimen, recrudecen sin el mayor respeto por sus semejantes. Disparan desde la impunidad que estimula su sed de sangre inocente. Esas hordas son máquinas que se ocultan tras una capucha, con la que disfrazan sus intenciones; nada detiene su accionar. Sin el mayor rubor van sembrando su saña ante el absoluto silencio de los órganos encargados de los derechos humanos.
Mientras el país arde por los cuatro costados, Nerón sigue tocando la lira de su gran incompetencia. Por expresa orden del Gobierno cubano, lo conminan a estar lejos de Caracas, su descomunal rechazo lo ha reducido al mínimo de respaldo popular. Sus cadenas son tan mediocres que sus invitados se muestran fastidiados ante semejante fracasado de la historia.
ALEXÁNDER CAMBERO
Twitter: @alecambero
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