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Latinoamérica

El 'montaje' del que fue víctima el líder venezolano Leopoldo López

López se entregó unos días después de conocida la orden de captura, que se produjo tras una investigación de apenas tres horas sobre el asesinato que se le imputa.

López se entregó unos días después de conocida la orden de captura, que se produjo tras una investigación de apenas tres horas sobre el asesinato que se le imputa.

Foto:Reuters

La entrevista a un militar y al defensor del opositor mostrarían posibles fallas en las acusaciones.

Redacción El Tiempo
Cuando se esperaba un fallo absolutorio, la Corte de Apelaciones de Venezuela confirmó la condena a catorce años de prisión del líder Leopoldo López. El hecho ha suscitado protestas de todo orden, incluyendo un pronunciamiento del gobierno de los Estados Unidos. El New York Times calificó al régimen de Venezuela de corrupto y autoritario, convertido “en la más urgente bomba de tiempo del hemisferio”. En la entrevista que la periodista venezolana María Angélica Correa* le hace al defensor de Leopoldo López y a un militar venezolano, se recuerdan los hechos que culminaron con la detención y el montaje del que fue víctima el carismático líder.
Eran cerca de las dos de una calurosa tarde del 12 de febrero del 2014. Se conmemoraba el Día de la Juventud en Venezuela en honor a los jóvenes que bajo el mando del combatiente neogranadino José Félix Ribas se inmolaron por la libertad. Frente a la Fiscalía General de Venezuela, el dirigente político Leopoldo López, megáfono en mano, se dirigía a los asistentes de una marcha de protesta, compuesta en su mayoría por jóvenes estudiantes.
“Esta marcha es para que termine bien –les dijo Leopoldo–. La violencia está del lado del Gobierno, los invito a que nos retiremos en paz”.
Leopoldo López abandonó el lugar seguro de que su petición había sido atendida por los manifestantes. Y así parecía ocurrir hasta el momento en que un estudiante cayó muerto por un disparo de un arma oficial. Allí se inició el caos. De inmediato muchos recordaron las frases que días antes había lanzado Diosdado Cabello: “¿Tú quieres un muerto, Leopoldo? ¡Vas a tener tu muerto!”.
Juan Carlos Gutiérrez, el abogado defensor de Leopoldo López, recuerda hoy que días atrás el presidente Nicolás Maduro había asistido al programa de televisión conducido por Diosdado Cabello. “Ya ellos hablaban de que ese día iba a haber un muerto –dice el abogado–. Eso fue parte de lo que se desarrolló”.
La misma noche del 12 de febrero, el Gobierno libró una orden de captura contra Leopoldo López, acusándolo de homicidio intencional, lesiones y terrorismo (Lea también: 'EE.UU. dice que les 'preocupa' condena contra Leopoldo López'). Según el expediente, los investigadores estuvieron recopilando pruebas en el sitio del suceso hasta las siete de la noche y la orden de captura fue dictada tan solo tres horas después.
De esta manera, el joven político, ajeno por completo a los cargos que le imputaban, se convirtió en un reo de la justicia. La noticia fue para él un golpe inesperado. La sucesión de impactos de esa noche hicieron explosión en el fuero interno del joven dirigente, que en cuestión de horas debía tomar decisiones que serían trascendentales.
El 13 y 14 de febrero aparecieron tres videos realizados por aficionados, tomados desde diferentes ángulos, y más de cien fotografías que libraban a Leopoldo López de una sentencia por homicidio intencional.
En uno de los videos se ve que en la calle aledaña a la Fiscalía había una patrulla de la Policía Nacional Bolivariana y un grupo de motorizados de la Guardia Nacional. Mientras tanto, en otro de los videos se ve a varios miembros de la seguridad del Estado y civiles con lentes oscuros, caminando en dirección a un grupo de estudiantes mientras disparaban sus armas como si se enfrentaran a grupos armados. Los estudiantes corren en dirección contraria pero, como en una encerrona, son sorprendidos por un grupo de defensores de la revolución armados por el régimen.
Cuando los muchachos regresan a la esquina donde estaban los miembros de seguridad del Estado, se reinicia otra ráfaga de disparos. Los jóvenes huyen en desbandada. De pronto, se ve caer a un muchacho de franela y pantalón negros. Dos compañeros toman su cuerpo y lo arrastran hacia atrás. Se trataba de Bassil Da Costa. Un estudiante de 23 años. Recibió un impacto de bala en la cabeza a la altura de la nuca.
A poca distancia de allí caía asesinado Juancho Montoya, quien formaba parte de los colectivos armados que se infiltraron en la marcha. El reloj marcaba las 2:15 de la tarde. Leopoldo López hacía rato había abandonado el lugar (Lea también:'Maduro dice que sería peor que Erdogan ante un golpe de Estado').
Seis días después, al mediodía del día 18, Leopoldo López, vestido con una franela blanca y jean, acompañado de su esposa Lilian Tintori se entrega a miembros de la Guardia Nacional frente a una multitud que lo aclama. “El día de hoy me presento ante una justicia injusta, ante una justicia corrupta, que no juzga de acuerdo a la constitución y las leyes”, fueron sus últimas palabras en libertad.
El testigo que no rindió testimonio
Un militar que formó parte de la seguridad de la Fiscalía y fue testigo presencial de lo sucedido ese 12 de febrero dentro y fuera de esa institución me dio su testimonio en medio de mucha aprensión porque temía por su vida y la de su esposa, y en esos días intentaba desertar de las Fuerzas Armadas para huir a los Estados Unidos. No lo identifico porque no me autorizó. El militar, quien hacía parte del cordón de seguridad frente a la entrada principal de la Fiscalía y estaba a pocos metros de distancia de Leopoldo, recuerda que luego de retirarse el líder opositor los manifestantes empezaron a irse.
“De pronto, regresaron unos jóvenes gritando: ¡Nos mataron a uno! ¡Lo mataron! Luego otro joven enseñó a una cámara una bala que había recogido del piso y gritó: ¡Con esto nos están matando! ¡Allí se inició todo! Serían como las 3 de la tarde”, afirmó el militar.
Entonces comenzó la revuelta. ¿Usted vio a los estudiantes lanzar piedras contra la Fiscalía?
Sí.
¿Es fácil diferenciar a un estudiante de un miembro de colectivo?
Los colectivos generalmente andan en motos, vestidos de negro con cascos y lentes. Pero cuando no están vestidos así, se pueden confundir con cualquiera.
¿Entonces pudieron ser estudiantes y miembros de colectivos?
Sí.
¿Los estudiantes cargaban encima las piedras cuando estaba hablando Leopoldo López?
No era necesario porque, por casualidad, había escombros en la plaza frente a la Fiscalía, por unas obras que se habían iniciado días antes.
¿Los vidrios de la Fiscalía pueden romperse solo con piedras?
Es que dentro de la Fiscalía lanzaron también piedras.
¿Usted los vio?
Sí. Y desde adentro de la Fiscalía también había funcionarios disparando.
***
Le muestro al militar una foto de un funcionario que aparece en posición de cargar un arma y otra donde aparece disparando, y el testigo lo reconoce como escolta de la Fiscal General. Asegura que no hubo incendio dentro de la Fiscalía.
Recuerda que como a las 2 de las tarde se empezó a armar el expediente contra López y los fiscales organizaron la toma de declaraciones de los testigos, donde les inducían el testimonio. Afirmó que se vaciaron los contenidos de las cámaras de seguridad de la Fiscalía para ser editadas y que las imágenes que fueron trasmitidas por Venezolana de Televisión (del Gobierno) fueron editadas en la Fiscalía.
No hubo incendio
El abogado defensor de López confirma que en la Fiscalía no hubo incendio: “Eso quedó registrado en las actas del expediente y después en el juicio. Pero sí hubo daños: se rompieron vidrios, se dañó la fachada de la Fiscalía y se quemaron vehículos de la policía”.
En una de las últimas audiencias unos jóvenes declararon…
Sí, confesaron haber lanzado piedras a la Fiscalía, y uno de ellos admitió que había quemado las patrullas de la policía.
¿Y qué los motivó?
Ellos dijeron: actuamos por causa propia nuestra.
¿Así textual?
Sí, por causa propia nuestra, dijeron.
¿Escucharon el discurso de Leopoldo López?
No.
¿Qué significa penalmente que no hayan escuchado el discurso?
Que Leopoldo López no es el determinador, que es inocente.
¿Ellos estaban presentes cuando Leopoldo López estaba dando el discurso cerca de la puerta de la Fiscalía?
Ellos reconocieron que estaban tomando licor en la plaza, que vieron un alboroto de unos estudiantes, que vieron una gente con unos megáfonos y una gente con cámaras de TV, pero que ellos no sabían quiénes eran los que estaban hablando.
¿A qué cuerpo de seguridad pertenecían los funcionarios que estaban disparando ese día 12 cuando resultó muerto el estudiante Bassil Da Costa?
A la Policía Nacional Bolivariana, y uno de ellos era escolta del Ministro de Interior y Justicia. Había uno de la policía política, un funcionario de apellido Collazos, que fue exculpado del caso de Bassil Da Costa.
¿Y el inmediato superior de ese director de la policía política, el Sebin, era el ministro de Interior de Justicia Miguel Rodríguez Torres?
Sí.
¿Se llegó a determinar quién mató a Bassil Da Costa?
Sí. Agentes del Estado matan a un estudiante.
¿Y ese escolta, está preso?
Después lo liberaron, solamente hay dos presos de los ocho.
¿Y a ese director del Sebin se le llamó a declarar?
No.
¿Y al ministro Rodríguez Torres?
No.
***
10 de septiembre del 2015. A pesar de los testimonios y las pruebas presentadas por Juan Carlos Gutiérrez, abogado defensor de López, lo exculpaban, la juez Susana Barreiros lo condenó a 13 años y 9 meses de prisión por asociación para delinquir, instigación pública y determinador en los delitos de incendio y daños a los edificios públicos. Poco tiempo después, la juez Barreiros fue designada Defensora General. “La designa el propio Diosdado Cabello –agrega el abogado–. Y ahora aparece dentro de la jerarquía de altos funcionarios del Estado, de acuerdo al orden protocolar”.
Habla un Fiscal
Finales de octubre del 2015. Franklin Nieves, quien era el fiscal 41 del Ministerio Público y que llevó el juicio de Leopoldo López, huye con su familia a los Estados Unidos. En rueda de prensa, Nieves confesó que había sido convocado a una reunión con el director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), que hasta ese 18 de febrero era el general de brigada Manuel Bernal.
El militar le explicó que necesitaban una orden de arresto contra López y otros tres opositores al régimen. Nieves agregó en su declaración que el mismo día 12 de febrero, el general Bernal le dijo que “las instrucciones del ‘número uno’ (Nicolás Maduro), es que esas órdenes de arresto deben ser emitidas hoy para que sean otorgadas el mismo día 12”. Nieves aseguró que todos los testigos en contra de López declararon falsamente. “Las declaraciones salieron como queríamos que salieran en las actas… Fue inventado el 100 por ciento”.
12 de agosto del 2016. La Corte de Apelaciones de Venezuela confirmó la condena a 14 años de prisión de López.
8 de septiembre del 2016. En el momento en que termino este escrito llega la noche en Venezuela. En una celda de una cárcel militar en las afueras de Caracas está Leopoldo López, una voz que se atrevió a disentir y que en estas horas, en esa terrible soledad de los presos, se mueve en un laberinto de incertidumbres.
Fue resultado de una operación militar: defensa
¿Cree usted que Diosdado Cabello mandó a meter preso a Leopoldo López?
Yo no sé si Diosdado Cabello, pero lo que sí te puedo asegurar es que Leopoldo López fue objeto de una celada del alto poder.
O sea, ¿el Gobierno le montó una celada? ¿El Gobierno lo mandó a meter preso, el Gobierno dio la orden a un fiscal del Ministerio Público para que le montara el caso?
Tal cual, como el mismo fiscal Nieves lo reconoció.
¿Cree usted que Diosdado Cabello fue el autor intelectual de esa celada?
No, no tengo cómo asegurarlo. Lo que sí te puedo asegurar, y tenemos evidencias de eso, y lo demostramos en el juicio, es que hubo una celada. Pero no fue una celada que armó un fiscal del Ministerio Público. Esta fue una celada de alto poder, de alta capacidad de estrategia militar, de alta capacidad de manejo de movilización policial. Sí, esto es el resultado de una operación militar. ¿Quién fue el militar que lo gestó? No lo sé.
MARÍA ANGÉLICA CORREA
Redacción El Tiempo
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