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Europa

Los pasos en falso de la ‘independencia’ catalana

Una multitudinaria concentración de partidarios independentistas se vivió el viernes frente al ayuntamiento de Barcelona para exigir la libertad de los ‘exconsellers’.

Una multitudinaria concentración de partidarios independentistas se vivió el viernes frente al ayuntamiento de Barcelona para exigir la libertad de los ‘exconsellers’.

Foto:Quique García / EFE

Algunos secesionistas admitieron que fracasaron en su intento de proclamar república a esa región.

Juan Carlos Rojas
La jueza de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, dictó orden de prisión contra el expresidente catalán Carles Puigdemont y los exconsejeros que están con él en Bélgica. De esa manera, cesan los rumores despertados desde el jueves por el abogado belga de Puigdemont, que había dicho que ya la había recibido.
Fue solo una de las desinformaciones, malas interpretaciones y vaguedades del proceso independentista, que ha estado plagado de errores, manipulaciones y salidas rocambolescas. He aquí un recuento.

1. Ley del referendo

El pasado 6 de septiembre, el parlamento catalán aprobó la ley del referendo, con la que llamaba a consulta a los catalanes acerca de su independencia de España.
Recibió el visto bueno, en contra de las recomendaciones sustantivas de la Comisión de Venecia del Consejo de Europa, el organismo líder en el continente en esta materia. Fue una ley ordinaria que se celebró por fuera de la Constitución española y contra el mismo estatuto catalán, que no respetó los tiempos ni votaciones.
No mandó la mayoría cualificada de dos tercios (90 escaños) sino la absoluta (69 escaños). No contó con censos electorales permanentes sino improvisados y el gobierno local no evitó una “excesiva campaña unilateral” ni se prohibió el uso de fondos públicos para su impulso. Sin debates ni tiempos contados, se aprobó la ley con una improvisada alteración del orden del día y se impuso la fecha del primero de octubre para celebrarlo.
“Todo lo que hacemos hoy aquí está convirtiendo a esta cámara no en el parlamento sino en el Teatre Nacional de Catalunya”, dijo entonces el portavoz de Ciudadanos, Carlos Carrizosa. Algunos medios, como ‘Voz Libre’, lo describieron como un “circo esperpéntico”. El constitucional tumbó luego la ley.

2. La realización de un referendo con todo tipo de irregularidades

El referendo ilegal por la independencia de Cataluña se celebró, en todo caso, el primero de octubre y careció de todo tipo de seguridades. Una persona pudo votar más de una vez, así como lo hizo gente de otras comunidades. No hubo un censo o base de datos que ayudara al control. Las urnas se pusieron en cualquier sitio, ante la actuación de la Policía que cerró varios colegios electorales ilegales. Se presentaron papeletas hechas en casa, sin sobres, y no hubo una junta electoral. Los ciudadanos votaron donde quisieron y no donde les correspondía por padrón. Los datos se apuntaron a mano, ya que la plataforma informática fue intervenida por el Estado para evitar la proliferación de propaganda y actuaciones virtuales al margen de la ley. El delegado del Gobierno español en Cataluña, Enric Millo, pidió detener esa “farsa”.
Puigdemont criticó las fuerzas del Estado por su intervención. “Ante las porras (bolillazos), las balas de goma, la violencia injustificada que ha ordenado el Gobierno a los cuerpos policiales contra gente que defendía urnas, papeletas, colegios electorales, describe perfectamente una vergüenza”, dijo, y contabilizó en al menos 844 personas que necesitaron ayuda de los servicios médicos. Un día después, el Departamento de Salud catalán informó que había solo cuatro personas hospitalizadas: dos leves y dos en estado grave. Muchas de las fotos de heridos que circularon no correspondían al día ni al lugar donde se celebró el referendo.

3. Los votos

La ley del referendo indicaba que Puigdemont debía revelar los resultados del referendo y, si eran favorables a su causa, declarar la independencia a las 24 horas. El diario ‘El País’ denunció que el ‘Sí’ obtuvo más votos que personas censadas en 71 municipios. Aunque el entonces presidente anunció que había ganado con más de dos millones de votos, en ese mismo momento aclaró que, a falta de conocer el 5 por ciento, esperaba el conteo definitivo. Este llegó diez días después, en un desaceleramiento sorprendente de la información.

4. ¿Declaración o no?

El 10 de octubre, en acto solemne, con miles de personas a la expectativa alrededor del parlamento catalán y más de mil periodistas acreditados, Puigdemont declaró la independencia, pero segundos después la suspendió. En un discurso rocambolesco dijo que abría una tregua para un diálogo. Las fotos de las expresiones de los presentes, que pasaron del júbilo a la desilusión, dieron la vuelta al mundo.

5. No cumplió con los plazos de ley

Durante los días siguientes, el gobierno central le ofreció a Puigdemont varias posibilidades para aclarar sus argumentos sobre si declaró o no la independencia, pero este nunca acudió a Madrid. Se anunciaron comparecencias incumplidas y proliferaron especulaciones que indicaban que convocaría a elecciones, con lo que se resolvería el conflicto.
Analistas explicaban que estaban negociando: Puigdemont llamaría a elecciones regionales en lugar de declarar la independencia si el Gobierno detenía la máquina judicial en su contra. Mientras tanto, el 155, que permite intervenir en una comunidad autónoma (departamento), le mordía los tobillos. Cuando finalmente habló en público, el 26 de octubre, Puigdemont le pasó el balón al parlamento.

6. El parlamento patea y el Gobierno contraataca

Con una votación secreta y casi medio parlamento catalán vacío (la oposición se retiró para no ser testigo de la fractura española), los independentistas declararon la independencia de esa región. “La manera en que los independentistas cruzaron la línea roja definitiva ha sido alambicada”, dijo el diario ‘El Mundo’ e informó que “los números finales de la votación no cuadran con lo previsto”.
Hubo algarabía entre los seguidores, que celebraron en las calles de Barcelona. El Gobierno español, mientras tanto, anunció las medidas aprobadas bajo el marco del artículo 155, entre ellas, la destitución de los miembros del Gobierno catalán y la convocatoria a elecciones regionales el 21 de diciembre. Todos los países apoyaron al Gobierno español y ninguno reconoció la nueva ‘República’ catalana.

7. La inesperada huida de Puigdemont a Bruselas

El día siguiente a la declaración de independencia, el sábado 28 de octubre, transcurrió con tranquilidad. Puigdemont estuvo con amigos en un café y emitió un discurso en un escenario improvisado, con una escalera de fondo, un atril de frente y las banderas catalana y europea al lado. Un escenario recién fabricado para el presidente de una república recién fabricada. Otros independentistas comenzaban a pensar en las elecciones regionales y sus seguidores se mostraban orgullosos.
Tras horas de ausencia, Puigdemont apareció al día siguiente en Bruselas, en compañía de algunos consejeros. Se había ido en carro hasta Niza y ahí había tomado un avión con destino a la capital belga. Sus seguidores quedaron ante la perplejidad de la fuga y el disimulo, pero con la ley encima.
Los medios locales informaron que el primer sorprendido fue su segundo, el exvicepresidente Oriol Junqueras. La huida a Bélgica lo puso a él en problemas y a los consejeros que sí se presentaron ante los tribunales de justicia el 2 de noviembre.
El juez dictó prisión cautelar por riesgo a que se fugaran, como lo habían hecho otros (en referencia a Puigdemont, sin nombrarlo). Están ahora en prisiones de Madrid. Otros, como la presidenta del ‘parlament’, preparan su defensa, que deben presentar el próximo jueves. Mientras tanto, como en una tragicomedia, muchos se preguntan: “¿Dónde está Puigdemont?”.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal EL TIEMPO
Madrid
Juan Carlos Rojas
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