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EEUU

Las guerras de Donald Trump / Análisis Unisabana

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está dispuesto a terminar el problema nuclear de Corea del Norte de forma unilateral.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está dispuesto a terminar el problema nuclear de Corea del Norte de forma unilateral.

Foto:REUTERS

Intervenciones militares de Estados Unidos apenas comienzan.

Durante su último año en la presidencia, Barack Obama lanzó más de 26.000 bombas sobre siete países, según el Council on Foreing Relations. Todo un récord para un nobel de paz y una clara demostración que indica que deponer las armas no es una opción para el presidente de los Estados Unidos de América, llámese como se llame.
Ahora es el turno de Donald Trump y ha sorprendido al mundo con bombardeos en Siria y Afganistán, además de anunciar el envío de un portaaviones a la península de Corea.
Aunque ya existían acciones militares en los dos primeros países durante la anterior administración demócrata, las medidas de Trump han tenido rasgos distintos que han causado conmoción: en el caso de Siria, el ataque con misiles contra objetivos del régimen de Bashar Al-Assad es un desafío a Rusia, con la que comparten la lucha contra los islamistas, pero no contra el Gobierno baazista protegido por Vladimir Putin.
En el caso de Afganistán, el impacto mediático es resultado del lanzamiento de “la madre de todas las bombas”, un artefacto de gran poder que nunca había sido usado por las Fuerzas Militares de EE. UU.
Pero la sorpresa también responde a que el Presidente, siendo candidato, había anunciado que su gobierno estaría enfocado en asuntos internos en lugar de actuar como el policía del mundo. Con las últimas medidas se han desvanecido varias de esas expectativas ingenuas: (1) que Estados Unidos iba a replegarse en su papel como actor global, (2) que iba a ser un aliado de Rusia, y (3) que Trump iba a desmarcarse de los líderes de su partido.
Primero, EE. UU. no puede renunciar a sus intervenciones en distintos puntos neurálgicos y de especial relevancia geopolítica, porque sus asuntos internos están estrechamente ligados a las dinámicas mundiales sin omitir región alguna.
Las agitaciones en zonas con grandes reservas de petróleo, el desarrollo de programas nucleares que amenazan a sus socios estratégicos, el auge de grupos radicales que convierte sus inversiones en objetivos militares, etc., son preocupaciones que afectan la vida en Manhattan o en el distrito de Columbia, aunque ocurren a miles de kilómetros de distancia.
Segundo, Rusia es también un actor global y ha buscado recuperar su papel bajo el liderazgo de Putin, el hombre más poderoso del mundo según la revista 'Forbes', título que ha sostenido durante cuatro años consecutivos en los que hizo sombra a un lánguido Obama.
Las diferencias con ese Moscú revitalizado son irreconciliables porque los intereses chocan una y otra vez, además, con el desafío que ha lanzado en Siria, Trump se quita de encima las acusaciones de estar bajo el control de los rusos, quienes supuestamente lo ayudaron a salir electo y que esconderían secretos con los que pueden manipularlo.
La amistad de Trump y Putin no solo es inconveniente, sino imposible.
Tercero, los coqueteos con el Kremlin son inaceptables para los “halcones” del Partido Republicano que no están dispuestos a tolerar el avance ruso y exigen combatir por igual a yahidistas y a baazistas. Trump no puede escapar a esos líderes de su partido porque son quienes se mueven en la bancada mayoritaria del Congreso, donde ya sufrió la derrota de su proyecto anti-Obamacare. Por el contrario, las recientes medidas le han permitido ganarse el favor de exponentes de la línea dura en política exterior como Lindsey Graham, Marco Rubio o John McCain.
En ese escenario, las intervenciones militares apenas comienzan e irán más allá de las emprendidas por Barack Obama. Nikki Haley, embajadora en la ONU y la más firme defensora de las guerras de Donald Trump, ya lo anunció en enero de este año: “EE. UU. mostrará su fuerza”.
Cristian Rojas González
Profesor de Ciencias Políticas
Universidad de La Sabana
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