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Investigación

Al prontuario de ‘Culo de toro’ se suma la explotación de menores

Esta es la casa, en plena selva del Chocó en la que se escondía 'Culo de Toro'.

Esta es la casa, en plena selva del Chocó en la que se escondía 'Culo de Toro'.

Foto:Policía Nacional

La debilidad de Efrén Vargas, tercero al mando del 'clan del Golfo', eran las menores vírgenes.

Efrén Vargas Gutiérrez, alias Culo de toro, tercero en la línea de mando del ‘clan del Golfo’ era aficionado a las peleas de gallos y a las menores de edad. Estas fueron las pistas que sirvieron a las autoridades para llegar hasta su refugio el pasado jueves en zona selvática del Urabá antioqueño.
Junto con Vargas Gutiérrez también murieron cinco de sus más cercanos lugartenientes.
‘Culo de toro’ pedía que le buscaran niñas de 15 años y vírgenes. Los investigadores empezaron a estar pendientes de sus movimientos y lograron establecer que solo dos cosas lo podían hacer salir de su refugio: su afición a las peleas de gallos y su capricho por las menores vírgenes. No obstante, supieron que se estaba recuperando de un problema cardíaco y que por ello difícilmente saldría al casco urbano, a las galleras o a sus negocios y que ya no organizaría las acostumbradas parrandas con licor y mujeres en el campamento, que tardaban hasta tres días.
‘Culo de toro’ tenía su propia cuerda de gallos, los cuales enviaba a las concentraciones de la región respaldado con jugosas apuestas, entre las que se incluían vehículos y bienes raíces.
Desde diciembre del año pasado se volvió a escuchar en San Pedro y Tierralta (Córdoba), además de Necoclí y Turbo (Antioquia), que uno de sus hombres de confianza, alias Pacho, andaba reclutando niñas para llevarlas a su campamento, selva adentro. ‘Pacho’ recogió fotografías e información de las menores, de acuerdo con las exigencias de ‘Culo de toro’. En este álbum se relacionaba a una niña de 15 años y ‘Culo de toro’ le mandó a decir a sus padres que pagaría 25 millones de pesos por su virginidad.
Pero la menor se resistió a sus exigencias porque andaba el susurro de que muchas de las que iban no regresaban, que se convertían después de servirle a ‘Culo de toro’ en esclavas sexuales de ‘Gavilán’ y de ‘Otoniel’. La menor dijo que “prefería morir a tener que ir hasta donde él estaba”.
Es entonces cuando ‘Culo de toro’, a sus 50 años, decide mudarse, ubicar un refugio más hacia el casco urbano y con lo necesario. Hizo construir una casa de madera –de unos 30 metros cuadrados–, con techo de zinc, al pie de gigantescos árboles, a la sombra de la vegetación para evitar que se visualizara desde lo alto –un refugio que parecía el perfecto para un capo– y fue allí en donde los hombres de la Operación Agamenón lo ubicaron.
La Fuerza Pública estuvo atenta a las rutas de las personas que visitaban su casa y encontró una señal sobre el sitio donde se guarecía. Se trató de una operación milimétricamente coordinada por aire y tierra que desplegó la fuerza conjunta de Ejército, Fuerza Aérea y Policía. Fue tanto el impacto que unos 20 hombres, los responsables del anillo de seguridad, lo abandonaron. Solo cinco de ellos se enfrentaron a la Fuerza Pública.
‘Culo de toro’ era hermano de Roberto Vargas Gutiérrez, alias Gavilán, el principal hombre de confianza de Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, los narcotraficantes más buscados de Colombia. Era responsable de la ruta de la droga y del pago de buena parte de la nómina, una “línea dura de las finanzas”. Se supo que tenía bajo su responsabilidad a 450 hombres, de ellos 200 en armas y los otros 250 en una especie de milicia que hacían presencia en las zonas urbanas como reclutadores, sicarios, campaneros y vigilantes de los movimientos de la Fuerza Pública.
Las autoridades dicen que ‘Culo de toro’ tenía entre sus responsabilidades sacar la droga con la modalidad de ‘hormigueo’ (pequeñas cantidades de droga a la espaldas de hombres y mujeres) por la selva hacia la frontera con Panamá.
JUSTICIA
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