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Cortes

La desertora del Eln que estafa con ofertas de trabajo en España

Edith Bello Durán usa el nombre de Adriana Sánchez para ofrecer sus supuestos servicios de trámites y empleos.

Edith Bello Durán usa el nombre de Adriana Sánchez para ofrecer sus supuestos servicios de trámites y empleos.

Foto:El Mundo

Edith Bello ofrece oportunidades laborales y sueldos en euros. Recibe dinero y desaparece.

Fue guerrillera del Eln, desertó en el 2004 y montó una ONG para ayudar a los compañeros que dejaban las armas. Con el pasar del tiempo desvió su camino, olvidó los fines humanitarios y se convirtió en una próspera y avezada estafadora.
Edith Bello Durán, alias la Española, mujer de carisma y liderazgo, cariñosa en el trato, casada y madre de cinco hijos, descubrió que siempre hay desesperados y soñadores dispuestos a comprar sus engaños. Y que si la descubren y detienen, como ocurrió en el 2012, su paso por la cárcel es un suspiro y nadie recuerda después sus andanzas. En cuanto pone un pie en la calle, vuelve a lo suyo tan fresca.
Ahora está escondida, o solo se ha esfumado una temporada. Desde que supo que este diario anda escrutando sobre su última jugada, se encuentra en paradero desconocido. Seguro le sorprende ver su foto en un periódico, acostumbrada, como está, a ocultar su identidad tras distintas fachadas.
Uno de sus timos favoritos, que ha vuelto a poner en marcha puesto que nunca falla y le aporta jugosos beneficios, es la promesa de un trabajo en España. Utiliza de anzuelo para pescar incautos a jornaleros que viajaron a Mallorca y Menorca, con todos los papeles en regla, para recoger fruta en reconocidas empresas locales.
Jaime Gaitán es uno de ellos. Había cruzado varias veces el Atlántico con un contrato temporal de jornalero en los años de las vacas gordas ibéricas y tejió en su pueblo historias de bonanzas. Cuando la economía española se despeñó, apareció Edith Bello y se alió con ella en sus actividades no muy santas. Son conscientes de que sus presas no están al tanto de la triste realidad de la economía hispana.
En San Miguel, pequeño pueblo del suroeste de Colombia, fronterizo con Ecuador, donde vive con sus papás, hermanos y sobrinos, Jaime Gaitán animó a medio centenar de vecinos a emular sus pasos. Bajo el paraguas de la señora Adriana Sánchez y la Fundación Asonmupaz, viajarían con un contrato legal bajo el brazo y regresarían con un ahorro importante.
“Jaime es conocido del pueblo y caí por confiar en su buena fe”, comenta Wilmer Zambrano, el único afectado que no pide anonimato. Empeñó su casa y su restaurante, y vendió su moto recién comprada para pagar el precio de la aventura europea. Sacó su pasaporte y el de su familia, y preparó la partida ilusionado. “Me dijo, eso es rápido, en una semana estamos saliendo. Al principio solo éramos cuatro, pero a los 15 días éramos veinte y seguía el flujo de gente”. Le prometieron el pago de 9,5 euros la hora (unos 32.000 pesos) por cuidar una finca y 10,5 a su mujer como administradora. “Pensé, Dios bendito, 20 euros por mínimo ocho horas entre los dos. Con un año de trabajo hago lo que no hago en diez años”.
Giró seis millones de pesos a un nombre desconocido que le dieron y envió el pasaporte a una oficina de Bogotá. Poco después recibió la llamada de la señora Adriana Sánchez, el alias que Edith Bello utilizó en San Miguel.
“Acabaron de salir a España dos familias y necesitan otras dos familias urgentes. Tres millones más y puede ir con sus hijos. En agosto les metemos a estudiar”, propuso con entusiasmo la estafadora.
Wilmer no dudó un instante. Irían todos juntos. Reunió el dinero y siguió soñando. Con el pasar de los días la urgencia se fue diluyendo, empezaron a escuchar excusas para justificar los atrasos. Wilmer se dio cuenta de que nunca saldrían, que los habían engañado. Otros paisanos, sin embargo, prefirieron creer que eran inconvenientes pasajeros.
“Que rabia que jueguen con los sentimientos de uno, con los sueños de uno”, dice. Hoy en día paga arriendo por vivir en su propio hogar y es empleado de su restaurante hasta que cancele las deudas. “Era tanto el poder de convencimiento que lo hipnotizaban a uno”, rememora. “A ellos no les importan los daños que causan y los sueños que frustraron”.
En entrevista con este diario en La Dorada (centro urbano de San Miguel) y en contactos posteriores, Jaime Gaitán reiteraba que no existen trampas, todos irán a España en cuanto el gobierno regional de Baleares emita un decreto que garantiza trabajo a los colombianos y residencia a sus familias.
En ese momento –finales de julio– aún no se conocía la verdadera identidad del cerebro del fraude, solo circulaba por el pueblo su número celular y la dirección de una oficina en Bogotá a donde mandaban los pasaportes, que luego abandonaron.
Edith Bello ya estuvo presa en el 2012 en el Buen Pastor en Bogotá. Demostró que no solo es hábil para las engañifas, sino para escabullirse de la justicia. En su expediente judicial reportan que nunca acudió a las cuatro audiencias que programaron. En una, el instituto carcelario alegó no estar seguro de si estaba entre sus reclusas. Luego su rastro se desvanece para reaparecer este año en San Miguel y otras localidades.
En la trama que montó Edith Bello, su marido es ficha clave. Julio Alberto Vargas es conocido en el consulado de España en Bogotá por ser el encargado del papeleo de las visas de trabajo que solicitan para jornaleros colombianos, amparados en sus dos fundaciones, Asonmupaz y Comdepaz. Este año ya han pedido más de veinte y algunos la obtuvieron.
Como receptora de los temporeros colombianos aparece la organización Asaja Baleares, con dirección en Palma de Mallorca. Utilizan los servicios de la firma Enricolta, responsable de realizar los pagos a Julio Alberto Vargas por cada jornalero que viaja, asegurar los tiquetes de avión y coordinar los contratos de nueve meses con las empresas agrícolas. Es el andamiaje imprescindible para que la estafa resulte creíble en Colombia.
No solo mordieron el anzuelo en San Miguel el medio centenar de personas humildes. También en Sumapaz, pueblo cercano a Bogotá, son decenas los que aguardan el milagro de que la exguerrillera cumpla su compromiso.
SALUD HERNÁNDEZ-MORA
Especial para EL TIEMPO
San Miguel (Putumayo).
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