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Conflicto y Narcotráfico

El último vuelo de alias Gavilán, depredador sexual del ‘clan Úsuga'

Roberto Vargas Gutiérrez, alias Gavilán.

Roberto Vargas Gutiérrez, alias Gavilán.

Foto:Cortesía Policía

150 comandos participaron en la operación. Inteligencia detectó la señal de su televisión satelital.

Juan Carlos Rojas
Cuando Roberto Vargas Gutiérrez, alias Gavilán –por quien se ofrecían 500 millones de pesos–, encendió su televisor con señal satelital para ver el partido entre las selecciones de Colombia y Venezuela el jueves pasado, sin saberlo, le confirmó al grupo de Inteligencia de la Policía, que llevaba años persiguiéndolo, las coordenadas exactas en donde se guarecía.
Eran las cuatro de la tarde y ‘Gavilán’, segundo al mando del llamado ‘clan Úsuga’, había llegado a uno de los 25 ranchos de madera levantados a lo largo de Urabá y que fueron adecuados en plena selva con las comodidades básicas de un narco. En todos ellos había un colchón ortopédico, una nevera con whisky de la mejor calidad y comida. En una de estas casas, incluso, la Policía encontró frascos de caviar ruso.
Vargas, de 48 años, se instaló en un caserío de Turbo denominado El 40, sobre el río Atrato. Apareció, como siempre, en compañía de cinco hombres que conformaban su primer anillo de seguridad.
Era tal su desconfianza, aun de los que lo rodeaban, que él mismo ordenaba su estrategia de desplazamiento para evitar ser detectado. Incluso, su segundo cerco de seguridad estaba a un kilómetro, integrado por 15 hombres, y el tercero a tres kilómetros, perímetro custodiado por 75 forajidos.
Lo que ‘Gavilán’ desconocía era que el mismo día en el que la Policía, en una cinematográfica operación, dio muerte a Efrén, su hermano (conocido como ‘Culo de Toro’), cuatro de sus escoltas lo vendieron a las autoridades.
El comando que buscaba por cielo y tierra a ‘Gavilán’ conocía sus movimientos y sus perversiones.
“Este hombre era un pedófilo compulsivo y prácticamente obligaba a las familias campesinas a entregarle sus hijas entre los 12 y 15 años. Les daba como compensación entre 10 y 15 millones de pesos”, dijo uno de los oficiales que asestaron el golpe más fuerte contra ‘los Úsuga’ desde la muerte, en acción similar, de ‘Giovanni’, uno de los fundadores del ‘clan’.
En toda la región era temido por su condición de depredador sexual. La Policía dice que incluso abusó de las hijas de varios de sus escoltas, lo que llevó a varios de ellos a desertar y a denunciarlo. Uno de estos informantes llegó hasta Necoclí, donde se ubica la base Antinarcóticos de la Policía, que es núcleo de la Operación Agamenón. Se presentó con fotos recientes en las que ‘Gavilán’ aparecía con una de sus dos compañeras permanentes y dio pistas que sirvieron para cerrarle el cerco.
“La información fue verificada por un grupo de expertos perfiladores, quienes dieron luz verde a la planeación de un eventual ataque. Él nunca pasaba más de una noche en un mismo punto y sus movimientos solo los informaba sobre la marcha, así que tuvimos que volver a los llamados puntos muertos para comunicarnos con los infiltrados”, dijo a EL TIEMPO el general Jorge Luis Vargas, director de la Dijín y cabeza de la operación Agamenón.
La conocida afición del capo por el fútbol fue clave para que la Fuerza Pública eligiera el 31 de agosto como el día del gran golpe.

Vuelo rasante

Un grupo de 150 hombres bien calificados, los mejores comandos de la Policía, el Ejército y la Armada, fueron los escogidos para el ataque. Sobre las 12 del mediodía, el informante confirmó las coordenadas, el punto en la vereda. Vino entonces la inteligencia técnica para triangular el sitio de recepción de la señal de televisión satelital. Esto se hizo al tiempo que 90 comandos se movían hacia la línea del tercer anillo de seguridad, para estar alerta ante una eventual reacción.
“En tres helicópteros Black Hawk de la Policía y un Arpía de la Fuerza Aérea se envió otro grupo de comandos, que adelantaron una operación de asalto directo sobre el sitio, sobre las 6 de la tarde”, señaló el general Vargas.
Explicó que solo uno de los helicópteros llegó sobre el rancho en una maniobra de vuelo rasante, por lo que solo fue descubierto cuando prácticamente ya se posaba sobre el blanco.
“Los comandos descendieron por la soga. ‘Gavilán’ iba hacia el río con sus lugartenientes. Disparó su fusil de asalto M-4, y en la reacción de los uniformados fue abatido. El combate no duró más de tres minutos, fue una operación limpia, milimétrica”, reveló el comandante de Agamenón II.
Los efectivos se tomaron el lugar, y la reacción de los lugartenientes de ‘Gavilán’ fue la huida.
El peligroso narcotraficante recibió tres disparos, casi todos en el pecho.
En medio la oscuridad selvática, las autoridades pasaron la noche inspeccionando cada centímetro, recopilando información esencial para organizar el siguiente golpe, que incluye a ‘Otoniel’.
A primera hora del viernes fue extraído el cuerpo del capo y trasladado a Medellín, a Medicina Legal.
Así terminaron 32 años de vida criminal de ‘Gavilán’, a quien llamaban así debido a su inclinación por las menores de edad. “Le producía tanto orgullo su alias que mandó a cortarle las garras a un gavilán y las hizo rezar. Siempre las llevaba como amuleto, junto a una gorra en la que sobresalía la figura del ave”, dijo un investigador.
Las garras de un gavilán, su amuleto, que Roberto Vargas mandó a rezar para su protección. La Policía las incautó hace dos meses.

Las garras de un gavilán, su amuleto, que Roberto Vargas mandó a rezar para su protección. La Policía las incautó hace dos meses.

Foto:Cortesía Policía

“Al ‘clan del Golfo’ les digo: sométanse a la justicia o la alternativa es que todos irán cayendo, uno tras uno. Tarde o temprano, pero caerán. Las instrucciones que les he dado a nuestros comandantes, al señor ministro de Defensa, es esa: contundencia contra esta organización”, afirmó el presidente Juan Manuel Santos al comunicar los resultados de esta operación decisiva.
Luis Carlos Villegas, ministro de Defensa, le dijo a EL TIEMPO: “La muerte de ‘Gavilán’ se compara al papel criminal del ‘Mono Jojoy’ en el 2000, de ahí su trascendencia para el país y para el mundo”.
Las autoridades consideran que con la caída del curtido delincuente, ‘Otoniel’ promoverá a ‘Nicolás’, uno de sus lugartenientes de confianza.

De guerrillero a poderoso narcotraficante

Roberto Vargas Gutiérrez nació en San Pedro de Urabá el 27 de octubre de 1968. A los 16 años empezó a delinquir cuando se integró al Epl.
Allí conoció a los hermanos Dairo Antonio y Juan de Dios Úsuga David. Se desmovilizó en el proceso de paz de 1991, pero no duró mucho tiempo en la legalidad, y pocos años después era un hombre importante en el bloque Élmer Cárdenas de las autodefensas con injerencia en Urabá. Logró ganarse cierto grado de confianza de José Everth Veloza García, ‘H. H.’, de quien aprendió sobre narcotráfico, lo que le facilitó en su camino delictivo su ingreso a la red criminal de Daniel Rendón Herrera, alias don Mario.
En el 2007, los Úsuga mutaron a banda criminal y con el pasó del tiempo se apropiaron del negocio del narcotráfico. ‘Gavilán’ se les unió como su hombre de confianza. El capo se ganó su lugar en la organización por su sangre fría a la hora de ordenar un asesinato. Fue el cerebro de los paros armados y del plan para acabar con la vida de militares y policías, denominado ‘plan pistola’, por el cual los uniformados fueron atacados de manera vil.
Se le sindica de la muerte de al menos 40 uniformados en cinco años.
Pesaban en su contra 22 órdenes de captura por delitos de homicidio, concierto para delinquir, narcotráfico y desplazamiento.
Para huir del asfixiante cerco que le impusieron las autoridades armó un comando armado para asegurar su escapada. Los llamó ‘Cabañeros’, responsables del cuidado del paso de la cocaína a través de la frontera con Panamá.
Vargas tuvo el control del golfo de Urabá, desde donde salían lanchas rápidas repletas de droga rumbo a Centroamérica.
Fue quien se opuso a que la estructura mafiosa se sometiera a las autoridades.
JUSTICIA
justicia@eltiempo.com
Juan Carlos Rojas
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