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Con guerra comercial y Ocde, EE. UU. le pone presión al país

Según Bruce Mac Master, presidente de la Andi, Colombia no debe ser pasiva en la defensa de sus intereses comerciales.

Según Bruce Mac Master, presidente de la Andi, Colombia no debe ser pasiva en la defensa de sus intereses comerciales.

Foto:Yomaira Grandett / Archivo EL TIEMPO

Gremios plantean conversaciones con los dos gobiernos. 

La imposición de aranceles de Estados Unidos a las importaciones de aluminio (10 por ciento) y acero (hasta del 25 por ciento), eximiendo a Canadá y México, desató una amenaza de guerra mundial de comercio, que podría golpear a Colombia.
Aunque desde su campaña política, el presidente Donald Trump planteó el espíritu proteccionista de su gobierno, ahora la pregunta es si atizó, y qué tanto, una disputa de alcance global. Por ejemplo, la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) pidió denunciar el tratado de libre comercio (TLC) que rige con ese país desde el 2012.
“Es un campanazo muy fuerte para el futuro del comercio exterior, una decisión que impactará al comercio mundial, porque, de alguna forma, cuestiona los principios fundamentales sobre los cuales se han desarrollado todos los acuerdos y actuaciones de los países miembros de la OMC, especialmente de los más ortodoxos, como China”, dijo el martes en entrevista con EL TIEMPO el presidente del gremio, Bruce Mac Master.
Según el dirigente, Colombia no debe ser pasiva en la defensa de sus intereses comerciales.
La Andi calcula que cerca de unos 226 millones de dólares anuales se perderán con esos aranceles, de los cuales 33 millones son de acero y 193 millones, en productos elaborados, como tubos, tubería petrolera y tejas.

Con pies de plomo

Sin embargo, hubo reacciones intermedias ante la decisión estadounidense, como la de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), que dijo que el país aún se puede aferrar a una cláusula del decreto que firmó el presidente Trump, en el sentido de que las naciones con las que se tienen firmados TLC o son amigas se puede solicitar la exención o reducción del arancel.
La directiva consideró que EE. UU. dejó abierta una puerta para negociar de manera bilateral con países que considera aliados en temas de seguridad nacional y definir con ellos si reduce o elimina los aranceles, por lo que pidió actuar con mesura y evaluar el tema con cabeza fría.
Algo similar planteó el presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), Javier Díaz Molina, al señalar: “Una medida extrema de denunciar el acuerdo a mí no me parece. Es como decir que para acabar con la gripa, entonces, suicidémonos. Resultaría peor el remedio que la enfermedad”, aseveró Díaz.
En el otro lado del pulso está la Unión Europea (UE), que dijo querer evitar una guerra comercial, pero antes del anuncio en Washington, se preparó para la batalla y diseñó una lista para gravar productos estadounidenses, y compensar el perjuicio, que lo calcula en 3.485 millones de dólares. La lista de la UE –que exporta cada año unos 5.300 millones de euros de acero y 1.100 millones de aluminio a EE. UU.– incluye, entre otros, las motos Harley-Davidson, los pantalones Levi’s, ropa, pintalabios, maíz, arándanos, jugo de naranja y whisky de Bourbon. Así, recuperaría unos 2.300 millones de dólares que deja de vender por la imposición de aranceles a sus exportaciones de aluminio y acero.

Balón en campo colombiano

Y casi en simultánea con el ruido de los aranceles al acero y el aluminio en EE. UU., relacionistas públicos contratados desde Washington por gremios de ese país y multinacionales con operación local se encargaron de recordarle a Colombia que si quiere ingresar a la Ocde –club de países de buenas prácticas–, el afán es del gobierno de Juan Manuel Santos y no de miembros de la organización.
Ante ello, la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Lorena Gutiérrez, debió ir esta semana a explicarles a gremios estadounidenses, a Investigadores Farmacéuticos y Manufactureros de América (Pharma), al Consejo Empresarial Internacional de EE. UU. (Uscib), a la Asociación Nacional de Manufactureros (NAM) y a la USTR (Oficina del Representante Comercial) que el país no tiene obstáculos para el libre comercio y viene haciendo su tarea.
Los gremios habían pedido a finales de febrero al gobierno Trump que neutralizara la entrada de Colombia a la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y solucionar primero problemas que considera que traban la competencia, como el control de precios a las medicinas, el uso de patentes, las ventas de camiones y el tratamiento de los derechos de autor.
“Nos preocupa que permitir que Colombia llegue a la Ocde, antes de resolver estos asuntos, cree un precedente nocivo en la región, donde se les indique a otros países que quieren ingresar –como Argentina, Brasil y Perú– que pueden ignorar los estándares de la Ocde y aún así ser admitidos”, dijeron en la carta que enviaron en días pasados los empresarios estadounidenses al representante comercial de EE. UU., Robert Lighthizer.

Mensaje de calma

Pero al término de las reuniones en EE. UU., Gutiérrez dijo que no era para tratar de ceder ante unas presiones, sino aclarar unas dudas que ellos tenían sobre procedimientos, y “en esas estamos”.
Según la ministra, se explicaron los avances y el gran interés que existe por llegar a la Ocde, organismo que agrupa ya a 35 países del mundo, los cuales deben dar su visto bueno para el ingreso de un nuevo socio.
“Al final de una reunión también expresamos la preocupación del Gobierno y de nuestros empresarios frente a los aranceles impuestos por el presidente Trump a las importaciones de acero y aluminio a territorio estadounidense. Vamos a hacer la solicitud para que estas exportaciones queden excluidas de la medida y a utilizar los canales que tenemos para que esta exclusión se dé en el menor tiempo posible”, explicó.

Gremios plantean conversaciones a los dos gobiernos

El Consejo Empresarial Colombia-EE. UU., la Cámara de Comercio de EE. UU y la Andi pidieron desde Washington a los dos gobiernos trabajar en conjunto los temas pendientes para que nuestro país sea admitido en la Ocde. “El acceso eleva los estándares, mejora las políticas públicas y fortalece las mejores prácticas en Colombia, atrayendo mayor inversión a la economía por tener un ambiente más transparente y estable”, agregan. Igualmente, consideran que beneficia los dos mercados.
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