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Empresas

Pese a mala imagen, Samsung bate récords en ganancias

Un hombre mira los teléfonos inteligentes de Samsung durante una presentación del Samsung Galaxy S8 en Moscú.

Un hombre mira los teléfonos inteligentes de Samsung durante una presentación del Samsung Galaxy S8 en Moscú.

Foto:AFP

El gigante electrónico vale más que nunca, y sus acciones han alcanzado máximos a finales de marzo.

Samsung es el mejor ejemplo de que en los negocios no funciona necesariamente la lógica, o al menos, aparentemente.
El fabricante ha vivido un annus horribilis. En apenas nueve meses ha tenido que enfrentar la suspensión de la venta y producción del Galaxy Note 7, con pérdidas cifradas en casi 5.000 millones de euros y una reputación corporativa por los suelos; Apple, su máximo rival, le arrebataba momentáneamente a fines de año el liderazgo mundial de venta de smartphones y, por si fuera poco, el heredero del grupo, Lee Jae-yong, era detenido y acusado de soborno en una trama que salpicaba a la cúpula del Gobierno surcoreano.
Con estas premisas, cualquier corporación podría esperar lo peor. Pero en el caso de Samsung ha sucedido exactamente lo contrario. Solo hay noticias positivas.
Paradójicamente, el gigante electrónico vale más que nunca, y sus acciones han alcanzado máximos a finales de marzo, tras duplicar su cotización en los últimos doce meses. Tampoco parece que sus ventas hayan sido afectadas.
Cerró 2016 con unos resultados trimestrales inmejorables. Entre octubre y diciembre, obtuvo un beneficio operativo de 9,2 billones de wones (7.340 millones de euros), una cifra que no se registraba desde el tercer trimestre del 2013 y que significa un 50,1 % más que el mismo periodo del año anterior. En el conjunto del año, su resultado neto creció un 11,3 %.
Y las previsiones para el futuro son más halagüeñas. Samsung Electronics prevé obtener un beneficio operativo de 9,9 billones de wones (8.200 millones de euros) en el primer trimestre del año, lo que supone un incremento del 48,2 % interanual, según los pronósticos de la multinacional, que lograría así sus mejores resultados desde el tercer trimestre del 2013.

Samsung es la sexta marca más valiosa según el Brand Finance Index 2017.

Los buenos augurios de Samsung son compartidos por los inversores. El 89 % de las firmas de análisis que siguen a la compañía recomiendan comprar sus títulos y le otorgan recorrido en bolsa. Morgan Stanley cree que sus acciones aún tienen un trayecto alcista del 15 % y Nomura pronostica un avance del 35 % para los próximos doce meses.
Ante estas cifras, cabe preguntarse si Samsung está desafiando la ley de la gravedad de las finanzas y si los inversores se han vuelto locos. Pero al profundizar un poco, surgen las explicaciones. La primera clave es que es popular por los smartphones, los televisores y los electrodomésticos, pero este no es su principal negocio.
El conglomerado surcoreano es el mayor fabricante de pantallas y de chips de memoria del mundo, y está entre los líderes en procesadores, que equipan todo tipo de dispositivos electrónicos, incluyendo los de sus rivales, como Apple. La empresa estadounidense tiene una dependencia brutal de la surcoreana. Las pantallas Oled de sus iPhone 7 han sido fabricadas por Samsung. Ambas compañías acaban de firmar un acuerdo para que el grupo asiático le suministre hasta 100 millones de pantallas para los nuevos iPhone que estrene en 2017, por las que Apple pagará hasta 4.000 millones de euros.
Pese a la guerra de patentes que de tanto en tanto activan ambas firmas, la dependencia de la marca de la manzana de su rival es total, a tal punto que el iPhone 7, el móvil bandera de Apple, se movía gracias a un procesador de su rival. De esta forma, se explica la paradoja de que cuantos más iPhone vende Apple, más dinero gana Samsung. Solo esta rama de componentes aporta la mitad del beneficio de todo el grupo y crece a un ritmo del 50 %.
También hay que relativizar el impacto sobre la imagen de la marca por la creciente brecha que hay entre las listas de reputación corporativa y la situación real del mercado y la marcha del negocio de las marcas que analizan. En la edición de este año de la lista Global RepTrak 100, que mide cómo son vistas las marcas por el consumidor, Samsung se desplomó al número 70 desde la posición 17 que ocupaba el año pasado. Pero Apple pasó del número 10 al 20, sin que se sepa que se haya incendiado alguna batería del iPhone 7.
Y en el Brand Finance Index 2017, Samsung escaló un puesto respecto a la edición anterior y es ahora la sexta marca más valiosa.
RAMÓN MUÑOZ
Ediciones EL PAÍS, SL 2017
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