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Martes 10, día D en Suramérica… (Opinión)

La casi increíble paridad de todos torna sensacional la carrera.

Jorge Barraza
“¡Gol de Colombia...!”, festejaron los periodistas peruanos en el palco de prensa de La Bombonera. Ya estaba cerca el final de Argentina 0-Perú 0. Deseaban, naturalmente, que Colombia llegara a Lima clasificada para afrontar un partido menos tenso el martes, más accesible. Y alguien agregó “¡Gol de Ecuador, 1 a 1...!”, que le empataba transitoriamente a Chile y complicaba la chance de La Roja.
Pero enseguida llegaron otros dos gritos, agónicos: “¡Gol de Chile, 2-1...!”. Ipso facto, en tres minutos, otros cronistas radiales instalados en pupitres vecinos, con voz de pregoneros informaron “¡Gol de Paraguay, 1 a 1...!” y casi inmediatamente, “¡Otro gol de Paraguay, 2 a 1...!”. Entre los goles que se perdía Argentina y Gallese paraba con el pecho, llegaba de otras partes el sonido de la emoción de esta eliminatoria única, que a falta de una fecha tiene aún a cinco equipos luchando por tres puestos; a Uruguay lo damos por clasificado. Al menos, de quinto no baja. Es el único premundial donde el último puede llegar a vencer sin ningún problema al segundo. La casi increíble paridad de todos torna sensacional la carrera.
“¡Qué vergüenza...! ¡Qué despropósito...!”, dijo casi unánimemente el periodismo continental cuando, desde Francia 98, Sudamérica decidió abandonar el esquema de tres grupos y disputar las eliminatorias por este sistema de todos contra todos, que no es una vergüenza, es extraordinario, apasionante, dramático, impredecible. Nunca hubo rectificación (rectificarse no es parte del ideario periodístico). Como no se rectificará jamás el medio que anunció un día antes que la Fifa y la Conmebol habían arreglado el triunfo argentino sobre Perú y que Gianni Infantino y Alejandro Domínguez estarían en el estadio para fiscalizar tal arreglo.
Se había vendido también la idea de que el cambio de estadio –de River a Boca– era parte de un plan siniestro, una alevosa emboscada cuyo corolario iba a ser el robo del partido, pero fue una noche cálida y preciosa para los 4.000 peruanos que se allegaron a La Bombonera y festejaron como poseídos. Arribaron con sus camisetas blanquirrojas, caminando tranquilamente, mezclados con los hinchas argentinos por las calles de La Boca.
Fue un acierto de la AFA llevar el choque a La Bombonera, no por tratarse de un reducto inexpugnable, Boca perdió allí decenas de partidos, recibió muchas veces goleadas impiadosas de hasta seis goles, pero las tribunas están próximas al campo como en pocos estadios, el aliento llega nítido. Allí el público, mayoritariamente boquense, dio amplio respaldo al equipo de Sampaoli, sin reprobaciones, sin murmullos ni cánticos hirientes. De eso se trataba, de arropar un poco a este equipo embrujado, paralizado, que no puede hacer un gol (en los últimos 4 encuentros sumó uno, pero fue en contra del venezolano Rolf Feltscher). Pero los estadios no ganan partidos, esa es tarea de los jugadores.
No cabe ser injustos por la simple lectura del resultado: Argentina jugó uno de sus mejores partidos de toda la clasificatoria, mereció la bendición del gol, lo tuvo en al menos ocho ocasiones, pero las malas definiciones, la impericia, el palo y, sobre todo, el excelente arquero Pedro Gallese se lo negaron. Messi fue, una vez más, la figura central de la noche, creando jugadas iluminadas, sirviendo al menos cinco balones de red a sus compañeros, probando él mismo.
Perú no fue solo Gallese, también fue un equipo plantado con personalidad y firmeza que defendió con determinación y tocó siempre deliciosamente la pelota cuando la tuvo, sobre todo cuando pasó por Édison Flores y Yotún. Le faltaron dos piezas claves: Cueva y Carrillo, que sin duda mejoran el equipo, y Farfán no estaba en plenitud. Con ellos se le va a hacer muy duro a Colombia el martes, sobre todo por la ilusión colosal que anima a estos muchachos que están cerca de lograr una epopeya: cortar la sequía de 36 años sin mundiales. La obra de Gareca es la de Miguel Ángel en la capilla Sixtina: con paciencia y talento ha logrado hacer un recambio magnífico en un tiempo no tan prolífico de figuras como en décadas antiguas en Perú, conformar un conjunto armonioso, darle un espíritu combativo y devolver la identidad del fútbol incaico con los conceptos modernos. No es poco. Que Messi le haya generado tantos apremios defensivos no es un demérito: a todos se los hace. Pero nunca se vio verdaderamente desbordado Perú; mantuvo la vertical. Colombia se va a topar con un once animado, que sabe su libreto y, por una vez, estará completo (salvo Farfán, suspendido por amarillas, pero tampoco jugó tanto Farfán en esta Eliminatoria).
El retorno de Gallese remarca que en fútbol no es lo mismo Pedro que Juan. En la Copa América 2015 dijimos que Perú había encontrado un arquero para diez o doce años. Lo confirmó en La Bombonera. Sólido, atrevido, atajador, líder. Guerrero tuvo que vérselas con un fierísimo zaguero como Otamendi, una roca, presto para el anticipo y muy concentrado. No se achicó nunca por la dura marca del argentino. Y en el minuto 94, de tiro libre, casi comete magnicidio Paolo, que tampoco se achicó. Romero le adivinó el ángulo; si no, lo ganaba Perú. El cruce de posibles resultados en la fecha final le confiere a la fecha del martes tintes históricos. Por un lado, no podremos ver todos los partidos, pero es saludable que se jueguen todos a la misma hora. Tendremos los ojos en una cancha y los oídos en otras.
Ecuador, que prácticamente se autoexcluyó de la pelea designando para los dos últimos juegos un nuevo técnico y un plantel flamante, inexperto, facilitó la chance de Chile, que llegaba envuelto en problemas internos. Paraguay reverdeció el nunca desmentido heroísmo guaraní; derrotó agónicamente a Colombia, se dio una última oportunidad y le dio una vida más a Argentina. La torcida brasileña se pregunta si deben salir a ganar o a perder ante Chile. ¿Y Colombia...? Aún sigue atrapada en el laberinto de su juego sin juego. Y ahora tendrá un rival adicional: la angustia.
Último tango
JORGE BARRAZA
Para EL TIEMPO
En Twitter: @JorgeBarrazaOK
Jorge Barraza
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