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Música y Libros

Un Festival que encarna mucho más que música

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Foto:Carlos Capella

Tras 50 ediciones el Festival Vallenato se ha perfeccionado para preservar el folclor.

Los duelos de acordeón eran ya una tradición arraigada en el Magdalena Grande, mucho antes del Festival de la Leyenda Vallenata. Asociados con la imagen del juglar que iba a lomo de mula de pueblo en pueblo cantando las noticias, se cuenta que el encuentro de dos acordeoneros exprimentados incitaba a la competencia. A la manera de las peleas de gallos finos, cada quien apostaba por su pollo favorito.
También se dice que las riñas de gallos, que se convocaban en distintas poblaciones, empezaron a formar comitivas en las que nunca faltaba el acordeonero que amenizaba el camino. Pero fue solo en 1968 cuando se hizo un concurso en serio, con reglamento y premios en efectivo, anota Beto Murgas, investigador y folclorista.
Los vallenatos le atribuyen a Alfonso López Michelsen, primer gobernador del departamento del Cesar (creado en 1967), la idea germinal. López no estuvo solo en el cuadro de honor de los fundadores del festival. Consuelo Araujonoguera, la ‘Cacica’, y el compositor Rafael Escalona fueron también protagonistas.
López Michelsen, cachaco pero de abuela vallenata, no solo le dio categoría al vallenato llevándolo a las altas esferas en Bogotá. “Fundó el Festival Vallenato –cuenta el famoso cajero Pablo López–, porque él le dijo a Consuelo y a Escalona que todo departamento tenía su reina y que ellos no tenían reina ni nada. ‘Así que hagamos un rey vallenato’, dijo”.
Alfonso López Michelsen y el primer rey vallenato, Alejo Durán.

Alfonso López Michelsen y el primer rey vallenato, Alejo Durán.

Foto:Archivo / EL TIEMPO

Otros dicen que el Festival tuvo sus antecedentes en una competencia que se dio antes en Aracataca, cuna del nobel Gabriel García Márquez, quien vendría a completar el cuadro de honor de los impulsores más visibles del encuentro.
“Que la publicación de Cien años de soledad coincidiera con la creación del departamento y la fundación del Festival Vallenato un año después, en 1968, ayudó a que la cultura vallenata revalorara su identidad”, expresa Murgas.
Con el departamento nació la necesidad de unidad cultural. Con la obra de Gabo se empezó a hablar de vallenato y de Francisco el Hombre, y de la cultura vallenata en el mundo. Con el festival nació una vitrina para esos juglares que andaban por ahí, sin más reconocimiento que los aplausos, y nació la conciencia de prepararse para competir.
“Dicen que había acordeoneros que solo tocaban puya –cuenta el rey vallenato 2016, Jaime Dangond Daza–. La puya es el aire más antiguo, dicen que fue el primero que existió, que luego aparecieron el merengue, el son y el paseo. Se dice que el maestro Alejandro Durán tuvo que aprender a tocar la puya ya después de mucho mayor para presentarse al festival”.
Pese a esto, ganó en el histórico primer encuentro. Alejo Durán fue el primer rey vallenato. Se impuso entre ocho acordeoneros, entre ellos una mujer, Fabri Meriño. Les ganó a leyendas como Luis Enrique Martínez, Abel Antonio Villa, Emiliano Zuleta Baquero, Alberto Pacheco, Toño Salas, Alcides Moreno y Ovidio Granados, el padre del actual rey de reyes. Algunos de estos pioneros de la competencia obtuvieron con el tiempo el reinado.
Competían en los cuatro aires. Se les exigía el respeto por el folclor. Los participantes fueron aumentando, así como las barras que los seguían. El segundo fue Colacho Mendoza, quien en la celebración de los primeros 20 años del festival (1987) inauguró la corona de rey de reyes. Le siguieron Calixto Ochoa (1970), Alberto Pacheco (1971) y Miguel López (1972).
Todos eran juglares, cantaban, componían, tocaban, sabían de su tradición, hacían escuela (los acordeoneros que vinieron después, si pretendían ser respetados, tuvieron que estudiar sus pases).
Con la participación de Miguel López se dieron varios cambios importantes, que influyeron en los concursos siguientes e, incluso, en el mismo folclor vallenato. Hasta ahí se identificó el folclor con el acordeonero que todo lo hacía. López llevó un cantante, Jorge Oñate. Ahí apareció la separación de funciones, o mejor, del binomio cantante-acordeonero como fórmula vallenata. Esta dupla influyó no solo en el festival, también en los discos. Hasta entonces la estrella era el acordeonero; desde ahí, el cantante empezó a forjarse un protagonismo que hoy casi ha relegado al instrumentista al segundo plano.
El rey vallenato 1972 también dejó otros legados: con la intención de hacer brillar a su hermano Pablo, un virtuoso de la percusión vallenata, incluyó los solos de la puya.
Hoy día, todas las puyas de la competencia dejan el espacio para los solos de caja, guacharaca y acordeón (por eso siempre tienen permitido un minuto más en la interpretación).
Gabriel García Márquez plasmó mucho de la cultura vallenata en su obra.

Gabriel García Márquez plasmó mucho de la cultura vallenata en su obra.

Foto:Archivo / EL TIEMPO

Para completar, Miguel López fue el primero de los acordeoneros de su familia, la dinastía López, de La Paz, que llegaron al podio del festival, como su hermano Elberto el ‘Debe’ López (1980), su hijo Álvaro (1992), último acordeonero de Diomedes Díaz, y su sobrino Navín López (2002).
Los López cuentan entre sus parientes también a su primo Alfredo Gutiérrez. El único acordeonero que se ha coronado tres veces y al que hace rato el festival, que ha otorgado también coronas vitalicias, parece deberle un homenaje. Otro que alcanzó el reinado más de una vez fue Julio Rojas, fallecido el año pasado; la consiguió dos veces (1983 y 1994).

Competencias y cambios

A lo largo de los años, el festival ha puesto y ha quitado competencias. Están las de canción inédita y piqueria (duelo de versificadores repentistas); también, las categorías aficionado, infantil y juvenil.
Alguna vez incluso trató de institucionalizar la competencia de voz femenina. En 1994 institucionalizó el desfile de piloneras como parte del festival. Consuelo Araujonoguera, quien tuvo las riendas del festival, hasta su muerte se vestía de pilonera cada año e invitaba a las primeras damas de la nación a desfilar con ella. Era parte del protocolo.
Pero, los conjuntos de baile también compitieron. El concurso más reciente en entrar ha sido el de parrandas vallenatas, con el fin de rescatar la esencia de esa tertulia musical en la que no solo se recordaban canciones, también se veían nacer versos.
Tampoco faltan los actos religiosos. Históricamente, estos fueron primero, y desde siglos atrás. Cuando se estableció su creación, el Festival Vallenato escogió para su realización las fechas que rodeaban la fiesta de la Virgen del Rosario. Cada 29 de abril, con una misa y procesión en la mañana, los feligreses recordaban el milagro de la Virgen del Rosario ocurrido en medio de una contienda entre españoles e indios, que se escenifica cada año en la tarde del 30 de abril, en la llamada ceremonia de las cargas.
La fiesta musical cada vez fue tomando más vuelo, aunque la cita con la Virgen sigue siendo parte del alma vallenata.
Cuando se cumplieron los primeros veinte festivales se creó el rey de reyes. Así, muchos reyes vallenatos tenían la oportunidad de aspirar a un nuevo título, uno que florece cada diez años. El primero, como se dijo, fue ‘Colacho’, el rey vallenato que acompañaba a Escalona en sus parrandas, del que se dice que sabía traducir las melodías que el compositor –que jamás tocó acordeón– le tareaba.
Colacho ganó en una de las finales que pasó a la historia también porque el favorito, Alejo Durán, detuvo de pronto la canción Mi pedazo de acordeón y dijo: “Pueblo, me descalifiqué a mí mismo”, ante una equivocación que para unos fue leve y para otros, inexistente.
Diez años más tarde, la corona fue para Gonzalo el ‘Cocha’ Molina, quien se había hecho famoso al lado de Diomedes Díaz y ahora acompaña al cantante Poncho Zuleta. El tercer rey de reyes fue Hugo Carlos Granados, y, este domingo, el mundo vallenato espera aclamar al cuarto.
Se han presentado a competencia una veintena de reyes. El de la corona más antigua es Orangel el ‘Pangue’ Maestre, villanuevero que se coronó en 1984 (hoy en día está al frente del Festival Cuna de Acordeones de Villanueva); el más reciente es Jaime Dangond Daza, rey del año pasado.
En el camino están Julián Rojas, sanandresano que no se cansa de intentarlo de nuevo. Álvaro y Navín López, el rey que se coronó más joven: Saúl Lallemand; los reyes de la dinatía Meza: Álvaro y Ciro. Además, el único cachacho que ha conseguido la corona de rey profesional: Alberto Jamaica y Wílber Mendoza, hijo de Colacho, quien busca repetir la hazaña de su padre, entre otros.
En estos años, el festival pasó también de la legendaria tarima Francisco el Hombre, de la plaza Alfonso López, en el corazón de Valledupar, al parque de La Leyenda, vecino del balneario Hurgado en el entorno del río Guatapurí. El escenario, que fue uno de los sueños obsesivos de Consuelo Araujonoguera, fallecida en el 2001, se estrenó en el 2004, pero cada año sigue su renovación en pos de ser un complejo que agrupe las diferentes expresiones de la cultura vallenata.
El festival siempre ha estado rodeado de polémicas que van desde la posibilidad de admitir otros aires hasta las quejas porque en las noches de espectáculos musicales se invita a artistas foráneos y de otros géneros, aspecto que el festival, en cabeza de Rodolfo Molina, defiende diciendo que esos mismos artistas internacionales se convierten en embajadores del festival en el mundo. Siempre hay diferencias de opiniones que han venido enriqueciéndolo.

Al son del festival

La tradición gallera:
Durante las jornadas del festival se llevan en paralelo las competencias internacionales de gallos, desde las 2 p. m. en el Coliseo Miguel Yaneth. Esta tradición está muy ligada al folclor vallenato.
Invitados internacionales:
Los shows musicales del parque de la Leyenda cuentan con invitados internacionales que alternarán con reconocidos cantantes vallenatos y sus acordeoneros. Esta noche, después del homenaje a Martín Elías, se presentarán Daddy Yankee y Ricardo Montaner (foto). Mañana, Marc Anthony, y el domingo, Nicky Jam.
La canción oficial:
Los cuatro aires es la canción del festival, compuesta por Nicolás Tovar. Fue grabada por varios artistas: Peter Manjarrés, Jorge Celedón, Martín Elías, Iván Villazón, Ivo Díaz, Gonzalo el ‘Cocha’ Molina y Hugo Carlos.
La fiesta religiosa:
Mañana sábado desde las 9 a. m. se realizarán la misa y procesión a Nuestra Señora del Rosario y la consagración de los indígenas a la Virgen. Es la fiesta religiosa que conmemora la leyenda vallenata.
LILIANA MARTÍNEZ POLO
Cultura y Entretenimiento
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