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Música y Libros

Literatura sin fronteras

El galardón fue entregado por el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince.

El galardón fue entregado por el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince.

Foto:EFE

Con ‘Vida’, Patricia Engel ganó el más reciente Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana.

Parece un momento perfecto para publicar libros sobre migración. Es el tema de moda: el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, les ha declarado la guerra a los inmigrantes que viven en la llamada Tierra de la Libertad. Cualquier ficción sobre este asunto podría convertirse en un best seller.
Aunque el libro de relatos cortos Vida (2016), de Patricia Engel (Nueva Jersey, 1977) no buscó nunca ser un éxito sensacionalista, su trasfondo sí se enmarca en la temática de migración.
Con esta publicación, la escritora, hija de inmigrantes colombianos, ganó el Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana de la Universidad Eafit, en su edición más reciente.
Vida fue publicado originalmente en inglés en el 2010 y el año pasado en Colombia. Desde entonces, ha recibido nueve reconocimientos en EE. UU., tales como libro notable del año de The New York Times y la medalla de plata del Premio de Libros de Florida, ambos el mismo año de su aparición.
Las nueve historias que componen Vida suceden en Miami, Nueva York, Nueva Jersey y Bogotá; tiene un estilo conciso, mordaz, no es complicado. Incluso rompe con el estereotipo de alguien ‘fuera de lugar’ en una nación.
Curioso que ella, licenciada en francés e historia del arte en la Universidad de Nueva York, se acercó a la escritura por diversión, sin pretensiones: desde pequeña, mientras pintaba, añadía textos a sus imágenes. Eventualmente, migró a ese segundo arte. Hoy, además, es editora literaria de la revista cultural The Miami Rail.
El relato que le da nombre al libro muestra a una mujer colombiana que tras un engaño termina prostituyéndose en Estados Unidos. ¿Qué tanto de real tienen estas historias?
Estoy totalmente dedicada al arte de la ficción. Los cuentos vienen cifrados por mí desde noticieros, experiencias de otros, anécdotas que he escuchado. No me interesa usar mis libros como confesiones de mi vida o de los demás. Quiero crear historias con algún significado. Para eso hay que permitirse inventar.
Sabina –la protagonista– parece un testigo de sus relaciones con los hombres y con su familia. Es decir, no interviene demasiado en lo que pasa a su alrededor. ¿La considera alguien pasivo?
No la veo así. Me parece una persona honesta y abierta a la vida, y tal vez algunos perciben ese estar abierto como algo pasivo, porque ella se permite ser afectada. Es vulnerable.
Su voz es inusual en la literatura de inmigrantes en EE. UU., que suele enfocarse en la experiencia de dejar atrás un país…
Cuando estaba escribiendo el libro, hacia el 2007 o 2008, lo hice de manera muy íntima y personal. No hice nada teniendo en mente una agenda política ni un mensaje global… No tengo grandes ideas sobre lo que va a lograr Vida. Ahora bien, tantos años después de haberlo escrito, sí veo con más claridad por qué los lectores valoran este libro: por la voz de Sabina.
Aunque la protagonista es de EE. UU., ella se siente muy fuera de lugar en casi cualquier espacio que está...
Sentirse aislado, exiliado, viene de varias formas. Puede ser por ser hija de inmigrantes o por ser adolescente, simplemente. A veces, una persona no es consciente de todas las maneras en que la vida nos empuja a ciertos rincones.
Por ejemplo, en este momento estamos viendo de una manera muy obvia y sinvergüenza cómo se habla de los inmigrantes en EE. UU., pero eso siempre ha existido acá, tal vez de maneras más sutiles o ‘decentes’. Todos los inmigrantes, y sus hijos, de cierta manera hemos recibido el mensaje de que no somos de este país. Eso se manifiesta, a veces, cuando uno se siente solo: es estar exiliado en una misma tierra.
¿Se considera parte de una tradición de escritores colombianos?
Ni idea… Yo solamente me enfoco en escribir. Eso lo deciden otras personas.
Pero con el Premio de Narrativa Colombiana se vuelve oficial su parte en esa clasificación.
Siempre he mirado la literatura no por sus fronteras nacionales, sino como literatura y ya. Me parece absurdo que la gente quiera poner fronteras a los libros. Aunque claro que este premio es algo muy progresivo, porque la gente está pensando que la literatura y la experiencia colombianas no tienen que existir solamente dentro de las fronteras del país ni en español.
MARÍA EUGENIA LOMBARDO
Redactora de CARRUSEL
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