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'La alta costura ha perdido la magia'

Kenzo Takada, de 77 años, está dedicado "a la buena vida", como él mismo dice. Aunque vive en París, viaja con frecuencia a Japón "porque quiero descubrir mi país".

Kenzo Takada, de 77 años, está dedicado "a la buena vida", como él mismo dice. Aunque vive en París, viaja con frecuencia a Japón "porque quiero descubrir mi país".

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El diseñador japonés Kenzo Takada estuvo en Bogotá para presentar el perfume Avon Life.

Veinticinco dólares fue la primera paga que recibió Kenzo Takada por sus diseños. Eran cinco dibujos que la esposa del diseñador francés Louis Féraud, con quien trabajaba, le compró por cinco dólares cada uno. Eso le dio ánimo cuando ya estaba a punto de dejar París y regresar a Japón abandonando su sueño de ser un gran diseñador en la meca de la moda.
Con ese impulso, fue a la revista Elle, que publicaba diseños con los patrones correspondientes para que las mujeres se hicieran sus vestidos. Así empezó este hombre, uno de los primeros en estudiar en la academia de moda Tokio’s Bunka Fashion College, en su natal Japón, la cual recientemente había abierto sus puertas a estudiantes masculinos. Comenzaban los años 60.
Desde niño tenía claro que quería ser diseñador de modas. “Vivía rodeado de mujeres con sus quimonos y eso me gustaba mucho”, cuenta. Una vez terminó de estudiar emprendió su viaje a París en barco. “Visité muchos países a lo largo del camino incluyendo China, Vietman, India, Egipto y España. Me sorprendió e inspiró la variedad en la cultura y la vitalidad de los colores y los olores”, cuenta.
Esas imágenes se le quedaron grabadas y a ellas acudió cuando decidió hacer su primera colección y encontrar su propio estilo, pues al principio imitaba lo que pasaba en el mundo de la moda parisino y trabajaba para otros siguiendo las tendencias. “Todo eso que vi y viví me sirvió para inspirarme, conjugar, asociar”, dice.
De alguna manera también salieron a relucir los quimonos. “Empecé a hacer unos cortes más rectos a diferencia de lo que se usando en la alta costura. Pensé que no iba a ser muy acertado, pero prácticamente de inmediato aceptaron mis diseños, mi estilo. Además, tuve la fortuna de vivir un momento muy especial: acababan de pasar las revueltas del 68 y la gente quería algo diferente, era una época de cambios”.
Esos fueron los comienzos de este japonés que consolidó a tal punto su marca, a la que incluyó luego perfumes y productos para el cuidado de la piel, que en 1993 se la compró el grupo LVMH; él se retiró unos años después.
Usted es considerado el más francés de los diseñadores japoneses, ¿a qué se debe esto?
Porque en los años 70, el primer japonés que presentó una colección en París fui yo. En esos años, nadie en esa ciudad pensaba que un diseñador japonés pudiera tener éxito.
¿Qué tanto tienen de japonés y de francés sus creaciones en moda y perfumes?
Se trata de no ser demasiado japonés, pero de todas formas sale. La parte gráfica, los motivos, las mezclas de materiales. Pero ahora con esta globalización ya todo es de todas partes.
Parte de esa globalización ha hecho que los conglomerados económicos adquieran las marcas de diseñadores icónicos como usted.
Fue difícil tomar la decisión de dejar la marca, pero al mismo tiempo sentí alivio. Era una época de crisis económica, fue en un momento oportuno. También se debió a que veníamos teniendo desacuerdos en el manejo de la casa.
¿Guarda la marca actual su sello original?
Sí, hay diferencias, pero mantienen la misma línea.
Se dice mucho que la alta costura va a desaparecer, ¿lo cree así?
Cada vez hay menos alta costura, y espero que no se vaya a acabar. Es innegable que cambió muchísimo, como todo.
¿Cómo debería reinventarse la alta costura para poder continuar?
Hay jóvenes que están trabajando de otra forma, y, ahora, con la tecnología se pueden hacer cambios radicales en la forma de producir, de diseñar, de vender, pero se ha perdido la magia. Cada día todo es más rápido. Ahora puedes ver los desfiles por internet; antes era más místico. La globalización está bien, pero hace perder la magia.
El diseño japonés todavía guarda ese encanto de la parte espiritual, de trabajo más interior.
La cultura japonesa es muy profunda; tal vez cause menos impacto, pero esté en la esencia de lo que producimos. Es un poco diferente, hay muchos matices; aunque los colores sean los mismos, hay una forma de combinarlos diferente.
Cómo ve el fenómeno de la marcas de bajo costo.
Por una parte no es bueno para nosotros, pero para la gente del común sí. No sé qué es mejor.
¿Cree en la democratización de la moda?
Desde que empecé a diseñar siempre tuve la idea de que no fueran muy costosas. Las mujeres ahora están usando más moda porque es más asequible.

Una alianza refrescante

En Japón, cada familia tiene un símbolo de identidad, generalmente inspirado en la naturaleza. El de la familia de Kenzo es la campánula, que es similar a la violeta. Esta fue la base de inspiración del diseñador para crear Avon Life, el nuevo perfume que la casa de belleza agrega a su portafolio de 56 fragancias femeninas y masculinas. “Quería crear un fragancia que reflejara mi identidad multicultural, sin fronteras culturales o geográficas; un perfume que recorre todas las naciones donde las mujeres y los hombres de todas las culturas se identifiquen con el olor”.
Violetas, flor de iris y té blanco son los principales ingredientes de Avon Life en su versión femenina.

Violetas, flor de iris y té blanco son los principales ingredientes de Avon Life en su versión femenina.

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Seducido por los aromas

King Kong se llamó el primer perfume de la marca Kenzo. Un intento que el japonés hizo a finales de los 70, aprovechando tantas casas perfumistas que había en Francia. “Pero no salió bien”, reconoce y hasta se sonríe al mencionar el nombre. Fue en 1986 cuando arrancó “en serio” en este campo. “Fue difícil al principio porque no sabía nada, pero es un mundo apasionante, interesante. Es como la pintura, vas mezclando diferentes ingredientes, se añade algo, se quita algo”.
Fragancias como Kenzo, Flower y L’eau son reconocidas en todo el mundo. Ahora vuelve a la creación de la mano de Avon, con quien creó Avon Life, para hombre y mujer. “Cuando usted usa una fragancia no debe ser demasiado pesada; siempre debe ser fresca y ligera. Debe traer alegría y felicidad”. Esa es su fórmula creativa.
NATALIA DÍAZ BROCHET
Editora de EL TIEMPO
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