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‘A la música popular le faltaban letras fuertes’: Francy

Francia Elena Hernández Ríos, Francy, nació en Guacarí, Valle, y comenzó su carrera musical a los 7 años.

Francia Elena Hernández Ríos, Francy, nació en Guacarí, Valle, y comenzó su carrera musical a los 7 años.

Foto:Cortesía Francy

La cantante habla de cómo ha logrado triunfar en un género musical que ha sido netamente machista.

Pasaron y están ya muy lejanos los días en los que Francy, la cantante de música popular, tenía que rogarles a los promotores para que la contrataran para un concierto.
Hoy, esos mismos promotores pagan lo que ella y sus músicos cobran por sus conciertos, porque es casi obligatorio que Francy aparezca en los carteles de las presentaciones de música popular en el país.
Su nombre es tan importante como los de Pipe Bueno, Alzate, Jhonny Rivera, Giovanny Ayala, Jhon Álex Castaño, Darío Gómez y las Hermanitas Calle.
Igual pasa con sus canciones: ‘Si se fue, se fue’; ‘Que hablen de mí’, ‘La gran señora’ y ‘Que sufra, que chupe y que llore’ –este último con Paola Jara, otra reconocida cantante de música popular–, varias de ellas con más de 20 millones de vistas en YouTube. Ha grabado siete discos.
Su nombre real es Francia Elena Hernández Ríos y nació en Guacarí, Valle, el 12 de marzo de 1981. A los 7 años comenzó en la música. La vena artística, cuenta, le viene de su papá, José Antonio Hernández, compositor y cantante, que además es el creador de varias de sus canciones. ‘El mal marido’ es su nuevo tema, que la llevó a una gira por España, donde se encuentra hoy.
¿Por qué le va tan bien a la música popular?
Creo que hoy hay más despechados que enamorados. Llevo 25 años en esta carrera y me doy cuenta de que las canciones con letras fuertes son las que más gustan. Por ejemplo, ‘Si se fue, se fue’ no les disgusta a los hombres. Es más, como tiene una letra fuerte muchos me dicen que yo tan bonita y diciendo esas cosas. Creo que a la música popular le faltaba esa vuelta: tener letras más radicales y más dicientes que, de alguna manera, empoderaran a las mujeres, porque no son pocas las que me dicen que oyeron esa canción en la peor de sus tusas y salieron adelante.
¿Cómo empieza su carrera?
Mi mamá, Elena Ríos, oyó que en Radio Luna, una emisora de Palmira, había un concurso de canto para niños y me inscribió. Pero había que ensayar y yo prefería jugar con mis amigas. Entonces, mi papá me dijo que si quería cantar y hacer del canto mi carrera había que practicar mucho. Finalmente gané el concurso y recuerdo que el premio incluyó unas boletas para ir a un circo, así que fue plan familiar.
Luego ya hubo más exigencia en su carrera...
Claro. Mis papás vieron que a mí sí me gustaba cantar, me pusieron en talleres de vocalización y expresión corporal, y los fines de semana las jornadas de ensayo en la casa eran muy largas. Las hacía frente al espejo, aprendiendo a moverme.
¿Qué cambió en su familia por su carrera?
De Guacarí nos fuimos a Palmira y luego a Cali. Allí ingresé al conservatorio para perfeccionar mi voz. Cuando fui creciendo, mi papá me llevaba los fines de semana a cantar a centros artísticos para que perdiera la pena.
Hábleme del primer disco.
Fue uno de 45 revoluciones. Mis papás me lo grabaron con mucho esfuerzo. Ahí están ‘Se equivocó señor’ y ‘Me prohíben las leyes’. Los vendíamos en los pueblos a los que iba a cantar y sacábamos lo de los viáticos…
Muy distinta a su vida hoy...
Sí, pero detrás de esto hay mucho trabajo y sacrificio. Luego de tanta andadera, un día coincidí con Darío Gómez en Yotoco, Valle, y cuando me oyó cantar me dijo que tenía una voz muy bonita, que me iba a llevar a su disquera en Medellín. En 1992 llegué con mi familia a Pereira y empecé a trabajar con mariachis. No sé cómo, Darío Gómez se dio cuenta de dónde estaba y me mandó a llamar para cumplirme la promesa de hacer un disco. Me volví su telonera y él, que es una gran persona, me dijo: “El día que yo no esté tú me vas a remplazar”. Tengo mucho que agradecerles a él y a su familia.
Fue un proceso difícil...
Claro, porque este es un medio muy machista. En general, la música es machista, pero la popular mucho más. Nadie me ha regalado nada. Ningún promotor me creía. Yo les suplicaba.
Ahora su carrera está consolidada.
Sí, pero insisto, es un medio muy pesado. De milagro tengo esposo, familia y amigos.
Entiendo que su mánager de ese momento se disgustó por su embarazo...
Una artista se debe a su público y tiene que estar bien siempre, pero a las personas se les olvida que detrás hay un ser humano. Cuando quedé embarazada comentaban que mi carrera se había acabado y al contárselo a mi mánager se puso furioso, me dijo que una embarazada no vendía conciertos, que nadie quería a una artista gorda. Mi esposo y yo le dijimos que un embarazo no era una anormalidad, terminamos ese contrato y ahora mi esposo se encarga de mis negocios. Cuando nació mi niño, mi vida tuvo más bendiciones. Los que me criticaron no tenían razón.
¿Cómo compagina su vida familiar con tantas giras?
Durante un tiempo quise sacar al niño del colegio y llevármelo a las giras con un tutor. Pero luego pensé que era triste alejarlo de sus compañeros, que no compartiera con ellos su lonchera. Entonces, las abuelas lo cuidan mientras los papás trabajan. Desde donde estoy me conecto y le ayudo a hacer las tareas. Además, hemos cuadrado unos tiempos de vacaciones, a mitad de año, para salir en familia.
¿Qué le gusta hacer cuando no trabaja?
Nos gusta ir a cine.
¿Su papá le sigue componiendo canciones?
Él hace parte del grupo de composición, junto con Hernán Darío Hernández. Hay varios compositores que nos dan canciones. Nunca se sabe dónde está el éxito, por eso es necesario buscar temáticas y talentos nuevos.
La historia de Francy cuenta hoy que es un ídolo, que cuando llega a las emisoras hay seguidores esperándola con flores.
Sí, y a ellos me debo. Los quiero y les agradezco sus palabras y que siempre canten mis temas.
OLGA LUCÍA MARTÍNEZ ANTE
Cultura
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