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Entretenimiento

Escape Room, el juego lleno de adrenalina que es tendencia en el mundo

El juego, que es popular en Europa, Australia y Estados Unidos, también puede realizarse en el norte de Bogotá.

El juego, que es popular en Europa, Australia y Estados Unidos, también puede realizarse en el norte de Bogotá.

Foto:Mauricio León / EL TIEMPO

Los participantes son encerrados en habitaciones de las que solo pueden salir resolviendo acertijos.

Juan Carlos Rojas
En este juego, los participantes son encerrados en habitaciones de las que solo pueden escapar si resuelven una serie de acertijos, enfrentan personajes malvados, descifran misterios y cumplen misiones secretas.
Mauricio y Camila fueron capturados cuando, en una misión secreta, intentaban asegurar una central nuclear. Sus enemigos los encerraron en un búnker, se apoderaron de la central y están a punto de hacer estallar la ciudad.
Mauricio sufre de claustrofobia. No tolera estar encerrado en ese lugar. Camila teme sufrir un ataque de ansiedad. Sin embargo, no tienen opción diferente a sobreponerse a sus fobias y temores. Tienen solo una hora para escapar y detener la explosión. De su ingenio para buscar la salida depende la vida de cientos de personas. El búnker está repleto de acertijos, pistas y códigos que deben descifrar.
De nada les sirve hacer uso de la fuerza: escapar es un desafío mental. Abundan los candados, las cajas fuertes, los rompecabezas, los enigmas, los pasadizos secretos y los elementos de distracción. Cada prueba los obliga a agudizar sus sentidos y a trabajar juntos.
Para resolver los acertijos se necesitan dos o más cerebros. Un cronómetro les recuerda que el tiempo se agota. Las luces de emergencia se encienden. Suenan las sirenas. Su propia adrenalina los conduce a un estado de absoluta concentración.
Todo eso ocurre en una casa al norte de Bogotá, a donde cientos de personas acuden para jugar Escape Room, una actividad que es tendencia en el mundo. Cada habitación de la casa es ambientada con una trama argumental diferente.
El juego consiste en escapar de ella en un tiempo determinado. Para hacerlo, un grupo de personas debe solucionar un misterio, encontrar un objeto, desactivar un artefacto explosivo, esquivar rayos láser, entre otras misiones que ponen a prueba la lógica, la inteligencia colectiva y la capacidad de trabajo en equipo de los participantes.

El propósito es que los participantes experimenten en la vida real las aventuras de los mejores videojuegos

Además del búnker de los prisioneros de guerra, la sede de Escape Room Colombia tiene otras tres instalaciones temáticas: el laboratorio del científico loco, del que los participantes deben escapar antes de que el tenebroso personaje experimente con ellos; la casa zombi, de la que los jugadores deben salir antes de ser infectados y asesinados, y Área 51, un destacamento militar donde el equipo es capturado tras presenciar un acontecimiento alienígena que los militares quieren ocultar.
“El propósito es que los participantes experimenten en la vida real las aventuras de los mejores videojuegos, que se conviertan por una hora en uno de sus personajes favoritos”, dice Baruc Plata, gerente de Escape Room Colombia.
El Real Escape Game fue creado en 2008 por Takao Kato, de 35 años, en Japón. Kato, fundador de la editorial japonesa Scrap Co., tuvo una revelación cuando un día, en un salón de su universidad, observó que una compañera jugaba un curioso videojuego en su portátil que consistía en descifrar una serie para desbloquear la puerta de una habitación virtual.
“¿Por qué no llevar esto a una escena real?”, pensó Kato. Un año más tarde, lanzó el Real Escape Game. El juego no tardó en expandirse por Europa, Australia, Estados Unidos y América Latina, donde se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos. De hecho, cuenta Plata, las instalaciones de Escape Room Colombia ocupan el primer puesto entre las actividades de ocio y entretenimiento de TripAdvisor.
Tal como lo reportó la agencia de noticias ‘Efe’, hay alrededor de 2.800 Escape Room en el mundo. Las cifras hablan de su rentabilidad: la sala estadounidense Puzzle Break, en Seattle, obtuvo 600.000 dólares de beneficios en 2015. Y Escape Experts, en Dallas, obtiene ganancias de 70.000 dólares mensuales.Y si el Escape Room es tan exitoso es porque ha desafiado el concepto de interactividad.
Matthew Duplessie, fundador del centro estadounidense de entretenimiento y aventuras interactivas 5 Wits, dijo en una charla de TEDx que “la evolución de los videojuegos ha sido fascinante. Cada vez son más realistas. Hace unos años, el mundo Atari y el ‘joystick’ de un solo botón nos daban horas de diversión. Luego vinieron Playstation, Nintendo y Xbox. Con cada producto trataron de hacer más física la experiencia del juego. Ahora, los entornos virtuales se hacen reales, podemos palparlos, olerlos, saborearlos, experimentarlos en 3D. La experiencia simulada es mucho más envolvente y placentera. La gente ama lo espectacular, las imágenes a gran escala, más profundas que las pantallas. Además, es fabuloso sentirse como un héroe, sobre todo en situaciones atípicas”.

Un reto psicológico

Muchos se preguntarán qué tiene de divertido pasar una hora o más tiempo encerrados en una habitación tratando de resolver acertijos. Los psicólogos tienen la respuesta.
Maribí Pereira, máster en Psicoterapia del Bienestar Emocional, le dijo a la agencia de noticias ‘Efe’ que quienes realizan este tipo de actividades segregan adrenalina, serotonina, endorfinas y neurotransmisores que promueven las sensaciones de felicidad y bienestar, mejoran el humor, rebajan el dolor, reducen la presión sanguínea y contrarrestan los síntomas asociados a la ansiedad.
Además –señala Pereira–, estas experiencias estimulan todas las regiones del cerebro y “potencian la creatividad y la capacidad para resolver problemas, así como la disposición para asumir riesgos, interactuar con otros y salir de la zona de confort”.
La ciencia ha comprobado que al asumir desafíos intelectuales como los del Escape Room, la mente entra en un estado que la psicología positiva denomina ‘elfluir’, es decir, en un estado de concentración absoluta.
Según la teoría del flujo del psicólogo croata Mihály Csíkszentmihályi, las personas pueden alcanzar un estado mental parecido al éxtasis cuando entran en una realidad alternativa a la rutinaria y se concentran en actividades distintas a las que realizan siempre en su vida cotidiana.

El Escape Room les permite evaluar las habilidades de sus candidatos porque no es competitivo

En otras palabras, cuando se está realmente involucrado en una realidad absorbente, la existencia y las sensaciones temporales (los problemas, los dolores, las preocupaciones, el cansancio, el estrés, el hambre, etc.) quedan temporalmente suspendidas y todos los sentidos se concentran en la actividad. Cuando eso sucede –dice Mihály– el organismo se moviliza en un fluir espontáneo, psicológicamente saludable, emocionalmente positivo.
Esa sensación –que suelen experimentarla los músicos cuando componen una pieza musical-, los deportistas cuando entrenan y los pintores cuando trabajan en una obra– también la viven los jugadores de Escape Room. Durante el juego, los participantes son absorbidos por las actividades, se sienten por fuera de toda realidad, el sentido del tiempo se desvanece y, frente a la dificultad de las pruebas, aparece una inusitada sensación de fluidez, éxtasis, habilidad y confianza.
Así, entran en una “experiencia óptima” que les permite escapar de la ansiedad y el aburrimiento. Y, además del goce, obtienen el estímulo para buscar nuevos desafíos.
Es tal la complejidad psicológica del Escape Room que, más allá de ser una actividad de ocio para compartir en familia o con los amigos, se ha convertido en una herramienta de aprendizaje, estimulación cognitiva, ‘coaching’ y análisis de competencias blandas (trabajo en equipo, proactividad, motivación, empatía, gestión del tiempo, coherencia, autoliderazgo, capacidad de atención y reflexión, curiosidad, autorregulación, proactividad, etc.).
“Muchas empresas nos contratan cuando están en procesos de selección. El Escape Room les permite evaluar las habilidades de sus candidatos porque no es competitivo. Requiere del trabajo mancomunado, de la articulación de capacidades, de la identidad grupal y del mutuo apoyo”, cuenta Plata. “Eso, sumado a la descarga de adrenalina y neurotransmisores, hace de esta actividad un escenario perfecto para aprender y entretenerse simultáneamente”, concluye.
REDACCIÓN DOMINGO - EL TIEMPO
redacciondomingo@eltiempo.com
Juan Carlos Rojas
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