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Avistamiento de aves toma vuelo en el Magdalena

En la Sierra Nevada de Santa Marta hay 28 especies de aves endémicas, entre ellas, el periquito de Santa Marta.

En la Sierra Nevada de Santa Marta hay 28 especies de aves endémicas, entre ellas, el periquito de Santa Marta.

Foto:Birding Santa Marta

Esta oferta turística atrae a extranjeros interesados en observar aves endémicas y migratorias.

Paola Benjumea
El sol apenas empieza a asomarse en el horizonte y la camioneta 4x4 ya ha dejado atrás la carretera pavimentada que conduce hasta el corregimiento de Minca, a unos 25 minutos de Santa Marta, para abrirse paso por un camino destapado, rodeado de cultivos de café que crecen bajo la sombra de árboles centenarios.
En la entrada de la hacienda cafetera La Victoria, a unos 900 metros sobre el nivel del mar, un grupo de viajeros desciende del vehículo y el guía les explica el uso de los binoculares y de la guía de campo de las aves de Colombia, en la que están ilustradas distintas especies de aves del país, con su nombre científico y ubicación geográfica.
En la copa de los árboles se escucha el canto de las aves y al usar los binoculares pueden observar en las ramas una tangara pico de plata, que tiene el plumaje rojo y el pico plateado, y dos siriríes, que tienen el pecho amarillo.
Los viajeros están preparados para vivir una experiencia única en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, que solo exige tener los sentidos abiertos y una actitud contemplativa para observar e identificar a las aves en su hábitat natural.
Colombia tiene 1.921 especies de aves –que representan el 20 por ciento de las existentes en el planeta–, de las cuales 79 son endémicas, es decir, que son exclusivas de determinadas regiones del país; y 68 están amenazadas o en riesgo de extinción, según el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia.
En la Sierra Nevada de Santa Marta, la montaña costera más alta del mundo con 5.775 metros sobre el nivel del mar, hay 28 aves endémicas, entre ellas, el periquito de Santa Marta, una especie amenazada que vive entre los 2.000 y 3.000 metros de altura; el quetzal dorado, el atrapamoscas de Santa Marta y el ala de sable de Santa Marta.
En la Cuchilla de San Lorenzo, en la Sierra Nevada de Santa Marta, se pueden observar aves endémicas y hermosos paisajes de la montaña costera más alta del mundo.

En la Cuchilla de San Lorenzo, en la Sierra Nevada de Santa Marta, se pueden observar aves endémicas y hermosos paisajes de la montaña costera más alta del mundo.

Foto:Birding Santa Marta

“En el Amazonas hay mucha biodiversidad, pero si caminas 15 días solo puedes registrar ocho o 10 especies de aves endémicas, mientras que en una mañana en la Cuchilla de San Lorenzo – en la Sierra Nevada de Santa Marta - se pueden registrar hasta 15 aves endémicas”, dice el biólogo Gabriel Utria Ortega, fundador de Birding Santa Marta.
Utria creó hace dos años y medio esta operadora turística, con sus dos hermanas y socias (una contadora pública y otra administradora hotelera y turística), para promover el avistamiento de aves en el Magdalena. Las rutas que ofrecen son la Cuchilla de San Lorenzo, en el sector occidental de la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta; la Reserva Natural Tayronaka en el río Don Diego, el Vía Parque Isla de Salamanca y la Ciénaga Grande de Santa Marta, a donde están llegando turistas extranjeros a observar aves endémicas y migratorias.
“Nosotros estamos ofreciendo un turismo científico y experiencial. Estamos convirtiendo a turistas en exploradores”, expresa Utria, quien participa entre el 29 de septiembre y el primero de octubre en la American Birding Expo, en la ciudad de Filadelfia, Estados Unidos.
En la vereda Bellavista, en medio de un bosque de niebla, no solo se pueden observar aves, sino también monos cotudos que cuelgan de los árboles al recorrer los senderos ecológicos. En ocasiones, las aves se esconden en el follaje y los guías deben utilizar un pequeño parlante con el que reproducen sus cantos para que salgan y puedan ser observadas y fotografiadas. Además, con un láser o puntero señalan en qué parte están ubicadas.
El aviturismo, una alternativa turística que apenas está despegando en el país, también involucra a las comunidades locales, que se convierten en proveedores de servicios de hospedaje y alimentación para los observadores de aves.
En la Sierra Nevada hay fincas cafeteras que han destinado una parte de sus viviendas para recibir a los visitantes y obtener ingresos adicionales, al igual que las pequeñas tiendas que se encuentran en el camino, donde se puede tomar una taza de café orgánico y hasta ver a los colibríes alimentarse en las terrazas.
Para el avistamiento de aves se necesitan unos binoculares, una guía de campo de las aves de Colombia y tener una actitud contemplativa.

Para el avistamiento de aves se necesitan unos binoculares, una guía de campo de las aves de Colombia y tener una actitud contemplativa.

Foto:Birding Santa Marta

Utria asegura que la mejor época del año para el avistamiento de aves en el Caribe colombiano son los meses entre diciembre y marzo porque es la temporada seca y las aves tienen mayor oferta de alimento y están más activas. Además, es invierno en los Estados Unidos y Europa, que son el principal mercado internacional para el aviturismo en Colombia.
El Ministerio Comercio, Industria y Turismo estima que el avistamiento de aves representaría contar con 14.978 observadores cada año y alcanzar ganancias de 9 millones de dólares.
Las salidas para el avistamiento de aves se hacen muy temprano para aprovechar las horas de la mañana que son las mejores para observar aves y, por lo general, con grupos de mínimo cuatro personas.
Las recomendaciones son usar ropa cómoda y de colores claros – los colores muy vivos ahuyentan a las aves-, sombrero, protector solar, repelente y llevar agua y sombrilla o impermeable en caso de que llueva. Pero la más importante es tener los sentidos abiertos para disfrutar de la naturaleza.
PAOLA BENJUMEA BRITO
Redactora de EL TIEMPO
SANTA MARTA 
Paola Benjumea
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