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Crece polémica en Santa Marta por seguridad en estaciones de gasolina

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Foto:Roger Urieles

Tras incendio del domingo pasado, bomberos dicen que faltan medidas seguridad en varias estaciones. 

El incendio de la estación de servicio de gasolina Terpel en el sector de Don Jaca en Santa Marta el pasado domingo 6 de mayo, pudo terminar en una tragedia más grande.
Aunque las pérdidas fueron millonarias, todas las personas que resultaron con heridas y lesiones en el accidente, se recuperan satisfactoriamente en diferentes centros asistenciales de la ciudad.
Para los testigos, este hecho se trató de un milagro, pues por la magnitud de la emergencia que desató el fuerte impacto de una buseta de servicio público con una de las islas de la estación, el riesgo de muertes era muy alto, sin embargo, el reporte oficial fue de 26 heridos.
Dicho suceso, donde más de una decena de personas estuvieron a punto de morir, es considerado por la ciudadanía un aviso o señal de alerta que debe ser tomado muy en cuenta por las autoridades en Santa Marta.

Bombas en zonas residenciales

En la actualidad en esta ciudad funcionan más de 80 bombas de gasolina en el perímetro urbano, y más de la mitad, están situadas en zonas residenciales, muy cerca de colegios, universidades, casas y hasta hospitales. “Si ese incendio hubiese ocurrido en uno de estos puntos de comercialización de combustible, la historia fuera muy diferente, estaríamos hablando de muchos muertos”, aseguró Jhonny Grey, quien vive diagonal a una bomba en la Avenida del Ferrocarril.
La desactualización del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) han hecho posible el funcionamiento de dichas estaciones. La mayoría funcionan desde hace mucho tiempo, incluso antes que se estableciera urbanismo a su alrededor, pero otro número que va en aumento comienza a establecerse en barrios y sectores, cuyo entorno está altamente poblado, por lo tanto representan un peligro para sus vecinos.
“Si normalmente vivíamos con miedo, ahora después de esta emergencia ocurrida en una zona distante de la urbe, la angustia es grande y no podemos ni dormir”, expresó Álvaro López, un morador del barrio Los Naranjos, cuyos habitantes recientemente alzaron su voz de protesta por la puesta en funcionamiento de una estación de gasolina que ubicaron en su zona de residencia, justo al lado de una clínica.
La respuesta a la posición de este grupo de ciudadanos, al igual que el de otros del barrio Los Almendros, que se niegan a convivir con un punto de comercialización de combustible, ha sido el mismo. “Nos dicen que no hay nada que hacer que la bomba va porque va, pues tiene los permisos necesarios y ante la falta de claridad en muchos puntos del POT, la curaduría entrega la licencia de construcción con el visto bueno de la secretaría de planeación”, agregó López.

Hay garantías

Los propietarios y administradores de estación de gasolina de la ciudad, por su parte consideran que no hay razón para sentirse amenazados por un punto de comercialización de hidrocarburo. “A pesar de lo peligroso que pueda parecer la actividad propia de este tipo de negocios, en la actualidad los sistemas de seguridad son muchos más modernos y eficientes que antes, y existe el interés de hacer las cosas bien para actuar frente a cualquier situación de emergencia”, manifestó Yamil Martínez, administrador de la estación de razón social Palmitas Limitada.
Si bien es cierto lo expresado por Martínez, en cuanto a los avances en herramientas, estrategias y mecanismos de prevención y atención de eventualidades fortuitas, para el comandante de bomberos, José Manuel Chaín Muñoz, no deja de ser riesgoso el funcionamiento de un punto de suministro de gasolina cerca de viviendas.

No cumplen la norma

Por ejemplo en el caso de la estación de gasolina Terpel que se incendió la semana pasada, según la investigación de los bomberos, esta no contaba con el certificado de inspección técnica que de acuerdo a la Ley 1575 de 2012, es fundamental en todo establecimiento especialmente donde se desarrollan actividades de alta peligrosidad, como es el caso de las bombas.
“Esta certificación nos entregaría un diagnostico concreto de las condiciones de seguridad de la estación, con el fin de corregir fallas y garantizar un funcionamiento con los elementos de prevención adecuados contra emergencias, en esta oportunidad descubrimos que no lo poseía y por ende hubo algunos errores en el procedimiento que pudieron corregirse con anterioridad”, indicó el capitán Chaín Muñoz.
Llamado a la prevención
Más allá de buscar responsabilidades y hacer señalamientos, el comandante de Bomberos de Santa Marta, pretende que en la ciudad, se asuma el tema de prevención con mucha más seriedad y responsabilidad tanto por parte de los establecimientos cumpliendo sus compromisos, como por la autoridad administrativa ejerciendo control y vigilancia para verificar que se cumpla con los parámetros de seguridad técnica y humana.
La utilización de un número determinado de extintores, dependiendo el tamaño de la estación de gasolina, la ubicación en un sitio visible de un botón de parada de emergencia que suspenda la actividad, al igual que la capacitación permanente del personal, son algunas de las medidas que según el alto oficial no deben faltar en una bomba, sin embargo, “en la capital del Magdalena son muy pocas las que se certifican en manejo de situaciones de riesgo y pese a ello funcionan sin ningún inconveniente”, admite.
Lo expresado por el comandante de bomberos, es complementado por Carlos Campo, especialista en seguridad industrial de la ciudad, quien se tomó la tarea de recorrer cada estación, encontrando que “la mayoría a simple vista incumple con los reglamentos mínimos, están ubicadas en sitios altamente peligrosos por la actividad urbana y es permanente la exposición de la vida de las personas”.

En la capital del Magdalena son muy pocas las que se certifican en manejo de situaciones de riesgo y pese a ello funcionan sin ningún inconveniente

Lo anterior lo sustenta ante la falta de barreras perimetrales, señalizaciones, poca cantidad de extintores y otra cantidad más de irregularidades, que las vuelve vulnerable a que se repita una situación similar a la ocurrida en la estación de Don Jaca, pues varias son usadas incluso como intercepción vial, y a toda hora cientos de automotores pasan por su espacio de funcionamiento a velocidades considerables, “las posibilidades de otro accidente son inminente”, advierte.
Esas afirmaciones fueron rechazadas por el representante de la estación de gasolina de razón social Palmitas Limitada, quien asegura que su bomba aunque es una de las señaladas como peligrosas por su ubicación, “contamos con todos los registros de vertimientos, planes de contingencia certificado por el Dadsa, permisos de uso de suelo, normas Icontec en requisitos de seguridad y medio ambiente, así mismo tenemos capacitado a nuestro personal y contamos con todos los recursos necesarios para prevenir y atender emergencias”.

Aumentarán controles

Todas las denuncias y preocupaciones de la comunidad han sido recogidas por la secretaría de gobierno, la cual a través de su director Raúl Pacheco Granados se comprometió a ser mucho más riguroso en los operativos de control sobre la operación de estos establecimientos de suministro de hidrocarburo.
“No queremos que se repitan nuevos eventos que pongan en riesgo la integridad de las personas, por eso hemos elaborado un riguroso cronograma de inspección que está en ejecución. Verificaremos estos temas en compañía del Dadsa y ejerceremos vigilancia permanente sobre las bombas de la ciudad”, anunció.
Por su parte el secretario de planeación, al ser consultado sobre la ubicación general de las estaciones de servicio, aunque reconoció que varias efectivamente están en un sitio irregular, esto obedece al crecimiento urbanístico de la ciudad, agregó que “estas funcionaban antes de entrar a regir varias de las normas que reglamentan esta actividad”. En el caso de las nuevas explica que “se encuentran reguladas por la normativa del POT vigente y ninguna puede instalarse sin cumplirla”.
De todos modos, uno de los compromisos de su despacho, encargado de regular el tipo de edificaciones que pueden construirse en cada sector de la ciudad, es el de revisar en el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial donde se debería permitir las gasolineras.
“Vamos a tener muy en cuenta estos puntos para revisar los lugares donde funcionan las bombas, con el fin de poner la vida de las personas por encima de esta actividad comercial, que si bien es un polo de desarrollo para la ciudad, es inherente que no represente ninguna clase de amenaza para la población”, concluyó.
Roger Urieles Velásquez
Especial para EL TIEMPO
Santa Marta
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