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Medellín

El debate de seis municipios antioqueños que viven de la minería

Terrenos afectados por prácticas mineras en el río Nechí, uno de los más explotados en la región, junto con el río Cauca

Terrenos afectados por prácticas mineras en el río Nechí, uno de los más explotados en la región, junto con el río Cauca

Foto:Néstor López /EL TIEMPO

En el Bajo Cauca, el medioambiente tiene consecuencias por la explotación minera irresponsable.

“La minería en el Bajo Cauca no hay que atacarla, el oro mismo se acaba”.
Así se refirió José Berrío, alcalde de Cáceres, a los problemas de cierre de minas, decomiso de maquinaria y dificultades para la comercialización que hoy aquejan a la mayoría de la población de su municipio.
En los seis municipios que componen el Bajo Cauca, la minería es la principal actividad económica con entre el 60 y 80 por ciento dependiendo de la explotación aurífera.
Allí, de acuerdo con la Asociación de Mineros del Bajo Cauca, habría más de 20.000 mineros, de los cuales unos 18.00 serían barequeros y el resto se divide entre mineros con motobombas y otros pocos con maquinaria amarilla.
Hoy en día aunque tienen oro, pasan hambre. En Tarazá el 80 por ciento de la población depende de este metal, dijo su alcaldesa Gladis Miguel, y desde hace aproximadamente cinco meses tienen toda la extracción detenida. Por un lado porque tienen miedo, hace varios meses unas 15 camabajas habrían llegado al municipio para llevarse las maquinarias que usaban los mineros, dijo la mandataria.

La minería en el Bajo Cauca no hay que atacarla, el oro mismo se acaba

Esto los llenó de temor de seguir su extracción. Por otro lado, porque no tienen a quién vender el oro. En julio comenzó a regir el Decreto 1102 que exige a los mineros acreditar la procedencia lícita del metal a través de licencias, matrículas y constancias que no tienen.
“Todo está parado. Los barequeros de pronto sí iban por ahí con su bateita a orillas de los ríos y quebradas y sacaban su orito pero ya no tienen dónde venderlo porque las compras de oro las cerraron, ¿entonces para qué va a sacar oro si no tienen en donde venderlo?”, dijo la funcionaria.
Hace 20 días habría cerrado la última de las entre seis y ocho compraventas de oro que se ubicaban en ese municipio. ¿A qué se ha dedicado la gente hasta ahora? La mandataria responde que a sumar en los índices de desempleo y pasar hambre, “aquí no hay nada más que hacer; a parte de eso había coca pero eso ya también lo tienen frenado, entonces la gente está pasando hambre, pidiendo a gritos que vengan los proyectos productivos de sustitución del Gobierno”, comentó.
Algunos otros estarían gastando los dineros que pudieran tener ahorrados para poder mercar, agregó Miguel.

Ya no tienen dónde venderlo porque las compras de oro las cerraron, ¿entonces para qué va a sacar oro si no tienen en donde venderlo?

Prácticas ancestrales

En estos municipios la minería es una práctica ancestral que involucra a varias generaciones en las familias. A los 6 años de edad, Andrés Palencia, minero de Caucasia, conoció el barequeo. “Lo conocí con unas personas que vinieron del Chocó, los vi menear la batea por mucho tiempo y a la distancia uno le va cogiendo afecto a la cosa. Ya por ahí cuando tenía unos 14 años arranqué en firme a barequear y en esto me quedé”, dijo.
Ahora Andrés tiene 65 años y cree que se dedicará a esto hasta el final de sus días, aunque expresa que desea un futuro diferente para sus nietos, aunque sus hijos terminaron también en la minería. En el momento Palencia está en los mismo líos que los demás mineros, medianos y pequeños, porque no puede vender su oro y debe guardarlo en su casa.
Ramiro Restrepo, presidente de la Asociación de mineros del Bajo Cauca, dijo que la gran mayoría de mineros optó por detener la extracción.
Hay otros que para sostener a sus familias venden el metal a ‘acaparadores’ que compran el oro a precios muy por debajo de los reales. “Eso lo que hace es empobrecer más a la gente, un gramo de oro está entre 95.000 y 120.000, por el de 95.000 ofrecen por ahí 50.000 pesos y la gente tiene que venderlo porque no tienen con qué comer”, manifestó el alcalde de Cáceres.
Por esta difícil situación, dijo Restrepo, es que los mineros de estos municipios están ad portas de unirse al paro minero de Segovia y Remedios, nordeste de Antioquia, que ya supera 20 días. Según la alcaldesa de Tarazá, esto sería peor pues no cuentan con suficientes recursos económicos para sostener a la población durante un paro.

Legalización

“La legalización aquí ha sido un fracaso. En el 2012 unas 155 unidades de producción empezaron el proceso y 33 fueron viabilizadas, siete llegaron a tener la minuta del contrato de concesión pero se cayó la formalización porque se cayó el decreto. Desde mayo del 2008 hasta la fecha no han legalizado un solo título”, aseveró Restrepo.
Una postura que reafirma Richard Tirado, minero mecanizado de Caucasia. “Hicimos un paro en el 2011, en el 2012, en el 2013 y en el 2015, ¿qué pasa? Cada que hacemos un paro el Estado manda unos negociantes que firman un acuerdo que luego es incumplido en su totalidad”, afirmó, recordando que el acuerdo del 2013 fue firmado por tres ministros, el de Ambiente, el de Minas y el de Defensa, y garantes como la curia y comisiones del Congreso, y aún así, se incumplió.
Carlos Cante, viceministro de Minas, explicó que este viernes alcanzaron un acuerdo, luego de una reunión con la Gobernación de Antioquia, los alcaldes de estos municipios y los mineros. “Tomamos la decisión de empezar a declarar áreas de reserva especial de pequeña minería en estas unidades de producción minera que habían avanzado y estaban en área libre, para luego otorgarles la titulación”, dijo, agregando que esperan que esto les de un respiro a los mineros del Bajo Cauca.

Cada que hacemos un paro el Estado manda unos negociantes que firman un acuerdo que luego es incumplido en su totalidad

Daños díficiles de reparar en el medioambiente

Imagen satelital que muestra algunos municipios de Bajo Cauca. A la derecha, el río Nechí, a la izquierda el río Cauca.

Imagen satelital que muestra algunos municipios de Bajo Cauca. A la derecha, el río Nechí, a la izquierda el río Cauca.

Foto:Captura tomada de Google Earth

“Es imposible recuperar una ciénaga, laguna o humedal que ya se extinguió porque la biodiversidad allí se termina”.
De este modo se refiere Richard Tirado, minero mecanizado de Caucasia a la situación mediombiental en el Bajo Cauca.
“No podemos desconocer que la gran mayoría de gente trabajó sin ningún control, se le echaba todo al río”, dijo. Sin embargo, resaltó que aunque cargan con una parte de la culpa, el Gobierno tiene la otra “no se puede culpar al hijo por el desorden de la casa, si no existe la Ley cada quién hace lo que le da la gana”, refiriéndose a que hasta hace muy poco se comenzaron a expedir guías minero ambientales. Por otro lado, comentó que para lograr una verdadera minería responsable es necesario que progresen los procesos de formalización, “que se reconozca que somos mineros y que nuestro trabajo es legal. Si nos dan ese derecho, eso automáticamente nos pone unas obligaciones con el medioambiente”, expresó.

Es imposible recuperar una ciénaga, laguna o humedal que ya se extinguió porque la biodiversidad allí se termina

Los barequeros, por su parte, han venido desde hace aproximadamente dos años cambiando el mercurio que se usaba en los procesos por plantas y cortezas que ancestralmente usaron para lavar la tierra. Además, luego de terminar la extracción en un punto, rellenan el hueco que hicieron. “Nos hemos puesto una meta que donde trabajamos dejemos planito y crezca hierba, no tumbar los árboles. Trabajar de una forma digna y responsable”, dijo Andrés Palencia, barequero desde hace más de 50 años.
Las alcaldías del Bajo Cauca reconocen el problema, aunque atenúan la gravedad afirmando que los mineros son más responsables ahora. “La tierra sí la degradaban, hace 20 años dejaban todos esos huecos, pero muchos ya vuelven a reforestarla”, dijo Gladis Miguel, alcaldesa de Tarazá.
“¿Cómo nos van a cercenar de algo ancestral de nosotros por unos ambientalistas? Creo que la riqueza del suelo hay que sacarla, responsablemente, pero hay que explotarla, ¿a quién se la vamos a dejar?”, concluyó José Berrío, alcalde de Cáceres.
MARÍA ISABEL ORTIZ FONNEGRA
Redactora de EL TIEMPO
En Twitter: @M_I_O_F
MEDELLÍN
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