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Medellín

Colectivo de Plazarte resiste e insiste en la titularidad de la casa

Por tratarse de un bien privado, la Alcaldía de Medellín no se ha pronunciado. Comunidad de Prado rechazó el desalojo forzoso.

Por tratarse de un bien privado, la Alcaldía de Medellín no se ha pronunciado. Comunidad de Prado rechazó el desalojo forzoso.

Foto:Esneyder Gutiérrez

Una posible violación al debido proceso habría sido el principio jurídico vulnerado en el caso.

“Mientras la justicia está de vacaciones, ustedes vienen a vulnerar nuestros derechos”. Esa fue una de las muchas arengas que, entre sollozos y gritos, promulgaron los jóvenes del Centro Plazarte. Eran las 7 de la mañana del 26 de diciembre pasado y más de 80 personas estaban dentro de la casa cultural. Los gases lacrimógenos, las bombas de aturdimiento y los balines de pintura se entremezclaban con las obras de arte, los instrumentos musicales y la comunidad del barrio Prado, en el centro de Medellín. La pesadilla se hizo realidad y la amenaza se cumplió, el día menos esperado y ‘mientras la justicia estaba de vacaciones’.
El violento desalojo realizado con ayuda del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) prendió las alarmas de medios de comunicación, artistas y residentes del sector, quienes llegaron a defender a los jóvenes y ayudarles con el mobiliario que sumaba alrededor de 466 millones de pesos.
“Tengo moretones en piernas, brazos y labios. Yo voy a Plazarte como ciudadano y estudiante de artes que hace uso de un espacio en el que he aprendido, crecido y conocido buenas personas”, comentó Víctor Hugo Romero, quien se encontraba en la casa durante el ingreso del Esmad. Los videos y las críticas a favor y en contra de la expulsión inundaron las redes sociales.

Tengo moretones en piernas, brazos y labios. Yo voy a Plazarte como ciudadano y estudiante de artes que hace uso de un espacio en el que he aprendido, crecido y conocido buenas personas

El motivo para tomar una posición u otra fue la llegada de una fundación de caridad para habitantes de calle a la casa donde funcionaba el centro cultural.
Desde el día en el que fueron expulsados a la fuerza del lugar (donde no han podido regresar ni por la gata), colectivos de artistas y la comunidad en general se han solidarizado con el infortunio del grupo que desde hace nueve años trabajaba de manera ininterrumpida. Plantones en las instalaciones de la alcaldía de Medellín y acciones artísticas en las afueras de la casa se han llevado a cabo con el fin de no ser olvidados y ser escuchados.
“Más de 50 colectivos artísticos funcionaban en Plazarte. Algunos eran de cine, teatro, filosofía y política, artes plásticas, música y educación. Realizaban eventos semanales, algunos eran gratuitos y otros con entradas para sostenimiento que no superaban los 20.000 pesos”, detalló María Clara Fonnegra, representante legal de Plazarte.
Y es que según ella, la decisión del desalojo forzado sucedió por vías de hecho. “Esto que pasó violó el debido proceso porque no se nos permitió el derecho a la defensa, ya que no estábamos demandados y teníamos derecho a algo que se llama el recurso de oposición que no se nos fue concedido y que dice que debíamos tener audiencia pública donde se nos practicaran pruebas y nunca tuvimos esto”, aseveró Fonnegra.

Más de 50 colectivos artísticos funcionaban en Plazarte. Algunos eran de cine, teatro, filosofía y política, artes plásticas, música y educación

La propiedad, que en un principio fue donada por Martha Plaza (artista y socia fundadora del proyecto) en 2008, contaba desde junio de 2011 con un registro en la Cámara de Comercio, estatutos y un acta de creación que sustentaban la justa tenencia de la casa por parte de la corporación.
Sin embargo, a pesar de haber sido cedida la propiedad a la corporación artística, la venta del inmueble se realizó en septiembre de 2011 a la fundación Obra de Jesús Pobre, sin consentimiento de Plazarte, motivo por el que se inició un proceso de pertenencia que, al sol de hoy, no ha tenido fallo y en el que la titularidad continúa en disputa.
“Les propusimos funcionar las dos razones en conjunto mientras se resolvía la titularidad, es decir, estar la fundación Obra de Jesús Pobre y Plazarte unidos. Les propusimos brindar un programa que nosotros tenemos a poblaciones vulnerables, que es de artes, para intentar conciliar”, detalló Fonnegra sobre las buenas intenciones que ha tenido la corporación con la entidad privada.
Para Mirtha Lucía Burbano, fundadora del colectivo Taller Sitio y de la Corporación Plazarte, la impotencia de perder la sede y los 10 años de trabajo no remunerados, se perciben en su voz quebrantada. “Puse mobiliario y equipos. Todo lo puse yo y ahora está confiscado en una bodega de la fundación Obra de Jesús Pobre”, comentó la artista plástica egresada de la Universidad Nacional.
El 29 de diciembre pasado, empleados de la fundación comenzaron a retirar las pocas pertenencias que no lograron llevarse los jóvenes durante el desalojo, ubicando algunas de ellas a las afueras de la casa y a disposición de los recolectores de basura. Hoy, como lo mencionó Burbano, algunos de los objetos se encuentran en una bodega de la entidad privada.

Les propusimos funcionar las dos razones en conjunto mientras se resolvía la titularidad (...) Les propusimos brindar un programa que nosotros tenemos para intentar conciliar

Ni Martha Plaza ni el padre Francisco Ramírez (director de Obra de Jesús Pobre), lograron ser contactados.
A los jueces les tomará hasta dos años pronunciar una decisión respecto al proceso de pertenencia. Mientras tanto, niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad dejarán de ver cine, dialogar sobre política y recibir talleres de arte en ese lugar

Barrio Prado, patrimonio olvidado

La problemática no es solamente con la adquisición que realizó la institución privada (la fundación Obra de Jesús Pobre), sino con el uso de suelos que dicha entidad pretende ejecutar en el barrio Prado.
Mónica Pabón, directora de la Fundación Patrimonio para el Desarrollo, detalló que cuando alguna entidad utiliza las casonas de Prado para servir de inquilinatos o reformatorios, al dividirlas para ganar espacio, estropean su infraestructura original. Además de ello, el uso que hacen los habitantes de calle del barrio, generalmente no es el adecuado. “Cuando la fundación da alimento, ropa y asistencia, ellos la reciben y tiran las basuras en los andenes”, comentó Pabón, quien considera que falta control social y ambiental en el sector.
MARÍA CAMILA SALAZAR RUIZ
Para EL TIEMPO
camsal@eltiempo.com
@Camsal20
MEDELLÍN
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