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El drama de tener un familiar preso en China

Tras caso de Juliana López, familiares de otros detenidos dicen que pueden llamar 5 minutos al mes.

En total 138 colombianos están detenidos en estos momentos en China, de los cuales hay 12 condenados a pena de muerte y 11 sentenciados a cadena perpetua, según cifras que maneja la Cancillería colombiana.
De estos doce condenados a muerte, hay nueve que, gracias a la gestión de las autoridades diplomáticas colombianas, se les suspendió la ejecución por dos años.
La realidad de estos connacionales en las prisiones chinas, al parecer, no es nada fácil. Al menos así lo aseguran sus familiares, quienes tienen que sobrepasar barreras como las restricciones en la comunicación para poder escuchar las voces de sus seres queridos, una vez al mes durante cinco minutos.
La mayoría de estos colombianos están siendo procesados por tráfico de droga, sus familias, en algunos casos, admiten que efectivamente cometieron un error, pero piden que se les respeten los derechos humanos y el derecho al debido proceso.
Hace tres meses, la senadora de Opción Ciudadana Teresita García y un grupo de congresistas impulsaron un debate en la Comisión Segunda del Senado en la que se conocieron algunos de relatos de parientes de colombianos presos en China.
También se supo que Colombia avanza en la negociación de un tratado con ese país para poder repatriar a estos compatriotas, pero hasta el momento no se ha podido concretar este convenio.
A raíz de la detención de la modelo Juliana López en China, al parecer tratando de ingresar droga a ese país, EL TIEMPO habló con Diana Pérez, hija de uno de los colombianos presos allí.
Según ella, la situación de estos compatriotas en las cárceles chinas es "terrible". Los problemas de salud y las restricciones en la comunicación con sus familias en Colombia son solo dos de los obstáculos que tienen que superar estos colombianos.
"La gran mayoría de estas personas son muy humildes, cabezas de hogar que ante una situación difícil, porque no tienen dinero ni trabajo, terminan involucrados en esto. Les lavan el cerebro de una forma impresionante y terminan haciendo el viaje", dijo Pérez.
¿Cómo es la situación de los colombianos presos en China?
Es muy complicada debido a que, en este momento, todos están bastante enfermos. He hablado con las familias y lo que dicen es que la gran mayoría de estos colombianos están muy mal de salud porque allá este tema se complica por el idioma. Allá una persona se enferma y tiene que esperar a hasta que haya un traductor porque el idioma es la primera barrera. Tiene que haber una traducción al inglés y luego al mandarín y nuestros connacionales no hablan el idioma de China ni tampoco el inglés.
¿Qué otros padecimientos sufren?
El choque cultural y las violaciones a los derechos humanos, el primero de ellos el derecho a la vida por las penas de muerte a las que algunos son condenados. Además se les viola el derecho al debido proceso. Tenemos casos de colombianos que llevan tres años apenas siendo investigados. Cuando se está en medio de este proceso ellos no se pueden comunicar con la familia, es decir, que muchos llevan tres años sin poder hablar con sus seres amados. Es muy duro no poder escuchar a sus seres queridos aunque sea una vez al mes, como lo hacen los que ya están sentenciados a pena de muerte, que pueden llamar a sus familias una vez al mes, por cinco minutos. Ese tiempo es muy corto, pero al menos se les puede escuchar.
¿Cómo hacen las familias para comunicarse con ellos desde acá?
Los colombianos presos en China pueden llamar solo si tienen dinero en su cuenta. El Gobierno chino estipuló que solamente pueden hacer una llamada ─así tengan más plata en su cuenta─ cada mes y por cinco minutos. Mi papá, por ejemplo, me hace la llamada cada mes, pero cinco minutos no son nada, se van solamente en preguntarle cómo está de salud. Él tiene problemas de hernias discales y de próstata.
Una de las cartas enviadas por un preso colombiano a las autoridades chinas.
¿De qué se enferman más los colombianos presos en China?
Se enferman mucho de la espalda y del estómago, esto último porque en la prisión todo el tiempo les dan agua que no es potable y además solo comen arroz y matas. Hay una señora que tiene dos parientes presos en China y que se fue a vivir allá y los puede visitar cada mes y, según le cuentan ellos, les dan comida con gusanos o cucarachas. Los que estamos acá no nos alcanzamos a imaginar el sufrimiento de los que están allá.
¿Cuál es la situación jurídica de los colombianos presos en China?
A los que están investigados les ponen un abogado de oficio inicialmente, que lo que hace simplemente es acompañarlos en el juicio, pero esos juristas, en estos casos, no sirven para nada, simplemente su trabajo es asistir, pero no se preocupan por defender a la persona que está en juicio. Es muy complicado que la familia le pueda pagar un abogado al detenido porque son muy costosos. Yo hice la cuenta con lo que me informó una persona hace algún tiempo y aproximadamente costaba 35.000 dólares, unos cien millones de pesos.
¿Por qué estos colombianos se van a China?
La gran mayoría de estas personas son muy humildes, cabezas de hogar que ante una situación difícil, porque no tienen dinero ni trabajo, terminan involucrados en esto. Les lavan el cerebro de una forma impresionante y terminaron haciendo el viaje. Hay otras personas que viajan engañadas. Hay un viejito, por ejemplo, de 75 años que la familia dice que fue engañado. En muchos casos ─como el mío─ las familias ni siquiera saben que su pariente iba para China, pero son personas que nunca han trabajado con droga ni tienen antecedentes jurídicos en Colombia, sino que su único error fue irse de mulas a China.
¿Y quiénes son los que engañan a estos colombianos?
Ahí sí no sé, eso difícilmente se conoce. Tiene que ser una red que se encarga de esto. Las familias no hablan de esto porque les da miedo y esto es complicado. Los familiares que han hablado de esto son pocos y han decidido nunca más volver a hablarlo porque, al parecer, hay muchas amenazas.
¿Y cómo fue el caso de su papá?
Pues mi papá es una persona de bien, una gran persona y toda su vida trabajó en el campo. Él tenía cultivos de mora y granadilla hasta que se le comenzaron a morir. Él había hecho créditos con el Banco Agrario y esa entidad ya no se los dio más. En una carta que él escribió contó que comenzó a desesperarse mucho y arrendó la mitad de la finca que tenía y se vino para Pereira a buscar qué hacer. En esos momentos lo buscaron y como sabían la difícil situación en la que él estaba, le propusieron que hiciera el viaje.
¿Y qué respondió su padre?
Al principio les dijo que no, que cómo se les ocurría, que él no era de esas personas y siguió buscando quién le comprara la mitad de la finca. Ya después le dijeron que tenía que hacer el viaje y que no les podía decir que no. Él contó que ya desesperado por la presión, simplemente aceptó por protección y porque no encontró otra salida. Se fue cargado hace dos años y medio, en febrero del 2013, y lo detuvieron en el aeropuerto de Shangái. Fue condenado a pena de muerte con suspensión a dos años, los cuales se cumplieron este mes y estamos esperando.
¿Y qué esperan?
Pues mi papá mismo tiene que pasar unos documentos para que los directores de la cárcel, que son los que toman la decisión, determinen si los revisan y le conmutan la pena. Revisan que no haya hecho nada ilícito en estos dos años, obviamente él no lo ha hecho, y le cambian la pena a cadena perpetua y eso es lo que estamos esperando, esa es nuestra esperanza, pero no ha pasado.
¿Ustedes sabían que su padre se iba para China?
No, nadie sabía. Como él estaba tratando de vender su mitad de la finca, nos dijo que se iba para Leticia (Amazonas) porque allí había una persona muy interesada en comprarla. Lo acompañé a la terminal de buses y no volvimos a saber de él por quince días. Yo soy única hija y tengo buena relación con él, pero jamás me imaginé que fuera a hacer esto porque a él, incluso, ni siquiera le gustaba viajar en avión.
¿Y cómo se enteraron de que él había sido detenido?
El cónsul de Colombia en Shangái se comunicó conmigo y me contó. Cuando me enteré me puse a gritar y a llorar, el cónsul era impresionado y me decía que lamentaba muchos ser portador de malas noticias. A mí se me cayó el mundo.
¿Cuándo fue la última vez que habló con su padre?
La primera semana de julio.
¿Y él qué le dijo?
Me dijo que seguía muy mal de la espalda, me contó que la próstata lo estaba molestando mucho, que había orinado sangre y yo me estresé mucho. Después de mucho tiempo de sentirse muy mal le hicieron unos exámenes, pero los resultados no se los han entregado.
¿Cómo es el caso de esta señora que se fue a vivir a China para poder visitar a sus familiares presos?
Ella se llama Miriam y es de Pereira. Sus dos familiares, su hijo y su esposo, fueron detenidos en Guangzhou hace aproximadamente dos años. Ellos iban juntos y cargados, iban de mulas, y los detuvieron. Luego de unos siete meses ella, preocupada y angustiada, sabiendo que sus familiares estaban en China, decide irse para allá. Se fue solo con el pasaje desde Pereira a vivir a Guangzhou. Ella trabaja mucho: hace comidas para vender, arregla uñas y hace peinados, entre otras cosas. A pesar de las trece horas de diferencia con China, a la hora que se le escribe, ella está trabajando. Ella visita a sus familiares cada mes.
¿Cuánto tiempo los puede ver?
Veinticinco minutos, por eso es un tema muy difícil para los que estamos acá en Colombia y queremos ir a verlos.
¿Cuáles son los principales obstáculos para ir a verlos?
Los pasajes son carísimos y tenemos que estar preparados para estar durante un mes porque no sabemos cuándo le programan la visita. Fuera de eso, solamente se le puede ver a través de un vidrio, es decir que uno no tiene ningún contacto con su familiar y eso es muy duro. Yo no tengo coraje para irme hasta China y tener que ver al hombre que más amo, que es mi papá, a través de un vidrio, de solo imaginármelo se me parte el corazón.
¿Más o menos cuánto puede costar ese viaje?
Depende de la temporada, pero el pasaje puede costar seis millones ida y vuelta y la estadía en un hostal puede costar unos 25 dólares diarios, más comida, alrededor de 40 dólares. Todos los gastos van por cuenta propia.
JUAN FRANCISCO VALBUENA G.
POLÍTICA
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