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Barranquilla

El Mercado Público de Soledad, Atlántico, urge de intervención

Los vendedores de pescado reclaman iluminación de su área, así como la reconstrucción de las mesas en donde exponen sus productos.

Los vendedores de pescado reclaman iluminación de su área, así como la reconstrucción de las mesas en donde exponen sus productos.

Foto:Guillermo González/EL TIEMPO

Está entre los más viejos del Departamento y quizás de la Costa Caribe, pero su abandono es evidente

El recorrido inicia a las cuatro de la mañana, los pasillos del Mercado Público de Soledad, Atlántico, empiezan a cobrar vida, los vendedores de carne reciben y acomodan sus productos, el olor despierta a los perros que dormitan en la oscuridad de los rincones, minutos después llegan los primeros clientes, esos que por tradición y costumbre madrugan para adquirir las mejores piezas, bien sea para sus negocio o para su consumo.
El sonido de los cuchillos chocando contra el afilador, las voces de algunos vendedores se alzan por encima del bullicio, mientras cortan y relajan carne, un ritual que se repite día a día desde hace 110 años.
“El Mercado fue fundado en la primera década del siglo pasado, entre 1907 y 1908”, precisa el periodista e historiador soledeño Fernando Castañeda, quien además lo destaca como el lugar ideal para que las familias abastezcan su canasta básica y recuerda que fue remodelado en 1989 por el fallecido exalcalde Saúl Sandoval.
El Mercado es un ente público que depende de la Secretaría de Gobierno de Soledad, ubicado en la margen oriental del municipio, a orillas de un brazo del río Magdalena y que es usado para el transporte de personas y mercancías desde y hacia otros municipios de Atlántico y Magdalena. Su edificación está en malas condiciones estructurales y representa un peligro no solo para los 300 comerciantes que alberga y que expenden sus productos.

Lo más importante es la seguridad, puesto que en los alrededores se ve de todo, desde atracos y microtráfico de drogas, hasta explotación sexual y los comerciantes sufrimos extorsiones

La luz va llegando temerosa pero es suficiente para hacer, en nuestra siguiente parada, los primeros retratos a los vendedores de legumbres que se apostan en el costado izquierdo exterior del edificio de paredes altas y sin color.
Están en medio de casetas mal iluminadas y la mayoría se quejan de que las ventas han bajado considerablemente en comparación con otras épocas, pero agradecen las obras de dragado que realiza la Administración Municipal al caño de acceso, obras que esperan, mejore la rentabilidad de sus negocios.
En el recorrido encuentro a Carlos Jiménez Serrano, quien tiene 66 años y 30 de ellos trabajando en el mercado. Él es uno de los 635 miembros de la Cooperativa de Productores de Hortalizas de la Isla San José, Cabica y Bocaina, y cree que las condiciones en el sector pueden ser mejor.
“Yo vendo de todo lo que esté en temporada, zanahoria, habichuela, bijao, coco y hasta miel de abeja y pita para amarrar bollos y pasteles;
En una cooperativa se han asociado los vendedores de legumbres y hortalizas para tratar que les vaya mejor en la comercialización.

En una cooperativa se han asociado los vendedores de legumbres y hortalizas para tratar que les vaya mejor en la comercialización.

Foto:Guillermo González/EL TIEMPO

El administrador del lugar es José Macea, quien tiene un puesto de carnes desde hace 17 años y constantemente pide más acciones para esta importante plaza. “El Mercado necesita atención en cuatro frentes”, nos comenta desglosándolos.
“Lo más importante es la seguridad, puesto que en los alrededores se ve de todo, desde atracos y microtráfico de drogas, hasta explotación sexual y los comerciantes sufrimos extorsiones. Segundo, la infraestructura presenta desgaste y esto es peligroso para los que trabajamos aquí; tercero, la movilidad, mejorar las vías de acceso y ordenar el tráfico en el sector; y por último, el saneamiento básico, mejorar las condiciones de higiene de pisos y paredes, el alcantarillado y poner baños con sanitarios decentes ya que no contamos con eso”.
La administración del alcalde Joao Herrera ha iniciado acciones para mejorar el entorno y el acceso por vía fluvial al sector. Con una inversión de 7.000 millones de pesos se realiza el dragado del caño, que debe estar listos en este mes, garantizando la recuperación de su capacidad hidráulica, la navegabilidad y la evacuación del agua proveniente del arroyo El Platanal en invierno.
El caño que facilita la entrada de productos de otros pueblos del Atlántico y del Magdalena, viene siendo dragado por la Alcaldía.

El caño que facilita la entrada de productos de otros pueblos del Atlántico y del Magdalena, viene siendo dragado por la Alcaldía.

Foto:Guillermo González/EL TIEMPO

Desde la Alcaldía manifiestan estar trabajando en salubridad y seguridad con las secretarías de Salud, Gobierno y el Edumás, pero que en infraestructura los planes de mejoramiento son a largo plazo.
El recorrido termina en medio de las mesas de los vendedores de pescado, son cerca de 20 normalmente pero no todos asisten al tiempo, excepto los sábados y domingos, que son los días de mayor movimiento.
Bocachico, mojarra y lebranche son las especies que más se venden, aunque entre semana las ventas bajas, lo que le atribuyen a la inseguridad que rodea el sitio y las basuras mal manejadas que alejan a los clientes.
Hacía las siete de la mañana el sol ya calienta con fuerza y el desorden se apodera del sector, motocarros, motos, autos, bultos que van y vienen, algunos compradores que acuden con la fe de encontrar buenos productos.
Tanto vendedores como clientes tienen la esperanza de que el Mercado vuelva a ser ese sitio importante que fue para los soledeños, aquel donde aparte de comprar todo lo necesario para llenar las despensas, solía ser un lugar seguro y limpio, ideal para terminar épicas parrandas, degustando de un buen sancocho de pescado que espantara los efectos del licor.
Guillermo González Pedraza
EL TIEMPO
Barranquilla
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