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Bogotá

Bogotá trabaja en el ‘Tour del grafiti’

Mural ‘El río de la vida’, ubicado en el barrio Puentes de la localidad de Rafael Uribe Uribe. Se estima que este podría ser uno de los más grandes en su tipo en el mundo.

Mural ‘El río de la vida’, ubicado en el barrio Puentes de la localidad de Rafael Uribe Uribe. Se estima que este podría ser uno de los más grandes en su tipo en el mundo.

Foto:Secretaría Distrital del Hábitat - www.habitatbogota.gov.co

El proyecto espera cambiarle la cara a 10.000 casas de la capital en, al menos, cuatro localidades.

Pensar en barrios como Aguas Claras, El Paraíso, El Mirador, Santa Viviana y Los Puentes, todos ubicados en sectores vulnerables y apartados de la ciudad, nunca habría sido sinónimo de pensar en turismo o en espacios para conocer con sus amigos y familiares.
Sin embargo, habría que replantearse esta afirmación si hoy por hoy usted visita, por ejemplo, la localidad Rafael Uribe Uribe y se encuentra con el mural El río de la vida, que se está pintando actualmente en el barrio Puentes y tiene como lienzo a más de cien viviendas. Este, se estima, será uno de los más grandes murales de su tipo en el mundo.
Esta intervención artística y otras tres que se esperan para este primer semestre en la capital se suman a las realizadas desde el 2016 en los lugares mencionados anteriormente como parte de la estrategia HabitArte, liderada por la Secretaría Distrital del Hábitad y la Fundación Orbis.
Además, según Mavic Hernández, subdirectora de barrios de la secretaría, durante los próximos cuatro meses la iniciativa se extenderá a cuatro localidades más con el fin de lograr su meta de cobertura de 10.000 fachadas intervenidas en la capital.
Un hombre de pie, acompañado de un topógrafo, mira a lo lejos las viviendas y con un radio se comunica con quienes están sobre los techos pintando; debe coordinar que las figuras se complementen y que la puerta de un vecino se convierta en la nariz perfecta para el rostro plasmado en la mitad de la casa de otro.
Para Hernández, el proceso es complejo, por lo que está dividido en cuatro fases. La primera, de diagnóstico a través del acercamiento con los líderes de las juntas de acción comunal de los barrios; la segunda, de socialización y apropiación, y la tercera, de integración y convivencia.
Posteriormente, en la fase cuatro, el equipo técnico de la fundación envía a sus artistas, quienes con propuestas de diseño intentan llegar a consensos con respecto a la estética urbana que tendrá el lugar. Lo que buscan es que sea la comunidad la que escoja los colores e ilustraciones que los identifican para dar paso a la pintura.
Miguel Eduardo Ayala, coordinador de proyectos de la Fundación Orbis y quien ha estado a la cabeza de las intervenciones no solo en Bogotá sino en varias ciudades del país, afirma que “no hay una receta secreta para asegurar que el proyecto sea exitoso, debido a que las necesidades de cada comunidad son distintas”.

Gracias a estas experiencias, se ha entendido que el color puede generar elementos de transformación social y cambiar realidades

Ayala hace énfasis en que este no es un proyecto asistencialista, “no se trata darles los recursos y mejorarles el espacio para después irnos. Lo que buscamos es que la comunidad se involucre, que sea cada familia la que salga a pintar su casa, pensándose como parte de un gran proyecto y no de un mejoramiento individual de su propia vivienda”.
Como parte del proceso, se desarrollan de manera paralela capacitaciones que permitan futuras oportunidades de empleo en áreas como estuco, pintura y trabajo en alturas, además de estrategias de relacionamiento con los clientes y aspectos importantes como cotizaciones y cobros. El resultado final es evidente, pero el proceso social que este conlleva genera cambios radicales en aspectos como salubridad, seguridad, apropiación de su barrio y desarrollo económico. Para Miguel Ayala, pintar se convierte en una excusa para que dentro de estas comunidades se genere convivencia; “gracias a estas experiencias, se ha entendido que el color puede generar elementos de transformación social y cambiar realidades”, finaliza.
Hasta el momento, HabitArte ha capacitado a 130 nuevos trabajadores, ha beneficiado a 5.880 personas de cinco localidades y a 1.294 predios que han sido mejorados. Se espera que los barrios que estrenan sus fachadas se conviertan en focos de turismo y de identidad de las ciudades.
El objetivo final es que, una vez terminadas las intervenciones, se hable del ‘Tour del grafiti’ ¿Se imagina usted un recorrido por los murales más importantes de Bogotá?
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