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Bogotá

De las calles de Verbenal al estudio de Bob Marley

Andrés Rodríguez es un baterista que lucha por alcanzar su sueño musical: una casa en el barrio Verbenal de Bogotá, donde creció con sus amigos y conformó su banda: The Makonnen Soul.

Andrés Rodríguez es un baterista que lucha por alcanzar su sueño musical: una casa en el barrio Verbenal de Bogotá, donde creció con sus amigos y conformó su banda: The Makonnen Soul.

Foto:Laura Carolina Pava / CEET

Esta es la historia deAndrés Rodríguez, un baterista que llena de música su vida y su barrio.

Laura Pava
Osadía. Esa es la palabra que describe la vida de Andrés Rodríguez, un músico nacido en el barrio Verbenal y con los sueños puestos en su banda de reggae, The Makonnen Soul.
Gracias a su espíritu emprendedor, ha logrado a sus 27 años, tal vez, lo que muchos artistas no han podido en su vida: tener dos discos, uno de ellos producido y grabado en el Tuff Gong Studios, en Jamaica, el más importante de la escena reggae en el mundo, el mismo que vio crecer a Bob Marley (leyenda del género).
Desde niño, sus padres y familia lo influenciaron con un gusto musical variado, desde merengue hasta rock en español. “Hasta alcancé a tocar la caja vallenata en el colegio”, dice entre risas, y explica que, sin embargo, el reggae siempre estuvo presente en su vida.
Verbenal, en la localidad de Usaquén, es su lugar de nacimiento, y ha vivido allí siempre, igual que los integrantes de la banda. Por esto son un referente en el barrio. “Desde muy jóvenes nos veían corriendo de un lado a otro con los instrumentos, molestando con esto de la música; y pasan los años, y seguimos con el mismo empuje”, afirma.
Y es que, a pesar de las problemáticas que enfrenta este sector de la ciudad, donde la delincuencia y el microtráfico ha influenciado a algunos jóvenes del barrio, Andrés y su banda han querido transformar la situación e impulsar la cultura, la música y el cuidado de los espacios públicos, entre otras acciones, entre la población juvenil.
Andrés es baterista y productor musical de la Academia de Artes Guerrero, en donde estudió, convencido de que su vida iba a dedicarla a la música y a su banda. Así ha sido hasta ahora.
El grupo lleva una década de conformado, y su primer disco fue grabado en el estudio One2 Records, de Bogotá, referente del reggae nacional. “Siendo unos niños, convencidos y osados, llegamos tocando a las puertas del estudio y pudimos”, cuenta.
Un logro para este artista fue llegar a Jamaica, gracias al concurso organizado por Converse Rubber Tracks, una comunidad internacional que les ofrece a bandas emergentes un tiempo en los mejores estudios del mundo, y en el que fueron escogidos entre 10.000 formaciones.
Fueron tres días gratis en el Tuff Gong, el tiempo que emplea la mayoría de los artistas en grabar una canción y en el que ellos produjeron un disco con cuatro sencillos. Según Andrés, esta oportunidad “pudo haber sido nuestra palanca o nuestra tumba”, por lo que llegaron preparados, con la producción casi lista y un mes de ensayos encima.
Para Andrés fue una bendición. De hecho, antes de saber que habían ganado el concurso, Makonnen realizó con un cantante jamaiquino una canción denominada Showers of Blessings (Lluvia de bendiciones en español).
“Todas esas noches, trabajando en la canción, escuchándola una y otra vez, eran una profecía de lo que iba a venir”, dice, convencido de que su banda siempre ha tenido una mística con Dios.
Sin embargo, cuenta que vivir de la música en Colombia es todo un reto. En ocasiones, los integrantes de la banda han tenido que poner plata de “sus propios bolsillos” para cubrir los gastos que demandan sus producciones.
Próximamente, la agrupación lanzará su nuevo videoclip, en el que trabajaron con los actores Arnold Cantillo y Airyn Gambin.
Una de las metas de Andrés Makonnen, como es conocido en el mundo artístico, es ser un embajador de la música reggae a nivel latinoamericano.
Tras el paso que han dado, Andrés y su banda siguen luchando. “No importa lo que venga, he trabajado hasta de mensajero, y todo lo hago por nuestro sueño: una casa en Verbenal donde podamos vivir todos, con nuestro estudio, y vivir de la música”, advierte Rodríguez.
Laura Carolina Pava
Redacción EL TIEMPO ZONA
Laura Pava
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