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Bogotá

‘Sería un crimen social acabar con Ser Pilo Paga’

Pablo Navas Sanz de Santamaría es el rector de la Universidad de los Andes, ubicada en el centro de la capital.

Pablo Navas Sanz de Santamaría es el rector de la Universidad de los Andes, ubicada en el centro de la capital.

Foto:Cortesía Universidad de los Andes

Universidad de los Andes subió 5 puestos en escalafón internacional. De eso habló su rector.

En la edición 2017 del escalafón universitario de la firma británica Times Higher Education para América Latina, la Universidad de los Andes subió cinco puestos con relación al año anterior y ahora está en la posición número 5.
Para los que no saben, este ‘ranking’ analiza a 81 universidades de Latinoamérica en temas de enseñanza, investigación, citaciones, perspectiva internacional y transferencia de conocimiento. El rector de la Universidad de los Andes, Pablo Navas Sanz de Santamaría, habló con EL TIEMPO, no solo de los que significa este puesto en el escalafón, sino de otros retos de la educación superior.
¿Qué importancia tiene el ranquin Times Higher Education?
Hay varios escalafones, cada uno con sus análisis. En el de Shanghái, por ejemplo, no aparece ninguna institución latinoamericana porque uno de los criterios es cuántos premios nobeles están en la universidad, entonces solo figuran Oxford o Harvard.
Pero hay dos ‘rankings’ que han adquirido importancia y que, últimamente, le han puesto mucha atención a Latinoamérica. Uno es QS, que es el que tradicionalmente hemos venido trabajando, y otro es el Times Higher Education, que lleva mucho tiempo. Estos últimos sacan dos mediciones, una a nivel mundial y otro por regiones.
¿Cuál fue el logro?
Que este año pasamos del puesto 10, al puesto 5. Si usted mira con cuidado las cifras que presentan en el escalafón, por ejemplo, la Autónoma de México tiene 240.000 estudiantes; São Paulo, 100.000; el Tecnológico de Monterrey, más de 100.000, entonces, es un orgullo que una universidad colombiana privada, relativamente pequeña, esté compitiendo y siendo considerada al mismo nivel que grandes universidades Latinoamericanas en términos de producción en investigación.
¿Así son de importantes los escalafones?
No son la verdad revelada pero sí plantean retos. En Colombia, por ejemplo, hay instituciones maravillosas, que no necesariamente salen en esos listados porque no tienen investigaciones ni publicaciones robustas. Lo que sí es valioso es que cuando a uno lo miran en el exterior y lo comparan sin necesidad de contactos ni ‘lobbies’ esa mirada es importante.

En Colombia, por ejemplo, hay instituciones maravillosas, que no necesariamente salen en esos listados porque no tienen investigaciones ni publicaciones robustas

¿Pero eso en qué les mejora la calidad de la educación a los estudiantes?
Los ‘rankings’ se parecen a las acreditaciones. Cuando a una universidad la acreditan, le dicen qué está bien, qué hay que mejorar o dónde están las deficiencias. Habrá cambios sugeridos en donde las transformaciones tarden 10 años porque son estructurales y costosas, pero habrá otras que se podrán hacer en corto tiempo. Este logro no es de lo que hicimos el año pasado sino el resultado de un esfuerzo colectivo de administraciones anteriores.
¿Cómo están las universidades en materia de investigación?
Hay unas pocas universidades en el país que lo hacen muy bien como la de Antioquia y la Nacional. También hay privadas que están haciendo un esfuerzo. Hay que tener presente que solo el 2 por ciento de las universidades del mundo son de investigación. En Estados Unidos, de 5.000 instituciones de educación superior, solo catalogan 110 en investigación. La razón es que es muy costoso y no hay recursos para que todas tengan un modelo de investigación.
¿Y estas investigaciones sí están teniendo impacto en nuestra realidad social?
Creo que la universidad tiene una obligación cuando investiga y es la de mezclar lo pertinente con lo impertinente. Hay cosas que, si no se hacen en una universidad, ¿en dónde? Por otro lado, muchas universidades estamos interesadas en hacer investigaciones que tengan impactos directos en nuestras realidades. Le doy un ejemplo de los Andes; aquí creamos el Centro de Estudios de Seguridad y Drogas. Estamos haciendo investigación sobre el narcotráfico, cosa que nunca, nadie, hacía. Le hemos entregado al Gobierno informes, muchas veces no tan bienvenidos. Si nosotros como universidad no analizamos nuestros problemas, señores de otros países lo harán. Debemos hacer investigaciones que tengan impacto en las políticas públicas.
¿Están las universidades encaminadas a trabajar en temas de posconflicto?
Sí. Aquí, por ejemplo, hay una maestría que se llama Construcción de Paz. Es un pequeño aporte. Pero ser en el futuro el destino de personas afectadas por la violencia es un tema que hay que analizar.
¿Y qué ha pasado con el programa Ser Pilo Paga?
El análisis desde la Universidad de los Andes es que esto es lo más importante que nos ha pasado en los últimos años. Por primera vez en la historia pudimos tener a la gente exclusivamente por su capacidad personal y no por su chequera. Eso fue un éxito maravilloso. Eso sí, es un programa muy caro para las universidades porque atender a estos muchachos nos cuesta mucho más que los estudiantes que llegan de colegios tradicionales de Bogotá. En el semestre pasado, entre Ser Pilo paga y Quiero estudiar, otro programa de becas que tenemos, estos muchachos fueron el 43 por ciento de los que entraron a primer semestre. Eso es una revolución.
Pero, ¿falta ajustar cosas?
Sí. Por ejemplo, yo creo que el hecho de que sea un préstamo condonable solo si se gradúa el estudiante es una presión muy grande para él. Hay que buscar mecanismos distintos. También nos encantaría que los de Ser Pilo Paga, en vez de recibirlos en noviembre, llegaran un semestre antes para que mejoren cosas como el inglés. En conclusión, sería un crimen social no continuar con el programa.
¿Este programa le está quitando recursos a la universidad pública?
Que un estudiante decida ir a una universidad privada no quiere decir que les estemos quitando recursos a las universidades públicas. Eso sí, estamos de acuerdo en que el Estado debe invertir en estas.
CAROL MALAVER
Subeditora Bogotá
*Escríbanos a carmal@eltiempo.com
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