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Bogotá

‘Tuve que templar carácter e incomodar a mucha gente’: María V. Angulo

María Victoria Ángulo, actual secretaria de Educación de Bogotá, será la ministra de Educación del gobierno de Iván Duque.

María Victoria Ángulo, actual secretaria de Educación de Bogotá, será la ministra de Educación del gobierno de Iván Duque.

Foto:Juan Manuel Vargas / EL TIEMPO

La secretaria de Educación, ahora designada como ministra de la cartera, habló con EL TIEMPO.

Carol Malaver
Fueron dos años y siete meses al frente de la Secretaría de Educación (SED), rompiendo esquemas y luchando para cambiar un sistema de contratación que ya mostraba deficiencias en la alimentación escolar. Logró avances en materia de infraestructura y en problemáticas tan graves como la deserción escolar, al tiempo que soportaba toda clase de críticas y hasta improperios a través de las redes sociales. Hoy, María Victoria Angulo, la misma ibaguereña que llegó por sus propios méritos a la entidad, asumirá también como la nueva ministra de la cartera con el presidente electo, Iván Duque. En entrevista con EL TIEMPO reveló sus logros más significativos.
¿Qué fue lo más difícil de su paso por la SED?
Yo inicié este proceso hablando de los temas que uno normalmente pone en la agenda educativa, como saberes, aprendizajes, jornada única, formación docente, pero no tenía en el radar lo retador que resulta implementar una educación de calidad, todo el andamiaje que hay detrás. La gente piensa que se trata solo de una lista de grandes contrataciones, y no, a todo hay que darle significado desde lo educativo con transparencia y pluralidad.
¿Cumplir las metas de infraestructura fue difícil?
Sí, fue un reto grande. Por ejemplo, enfrentarse a la realidad a la hora de buscar suelo público para la educación. Yo creo que esta es una realidad en todo el país, pero hay que trabajar en esto si queremos que la jornada única sea una realidad.
¿Qué logros hubo en infraestructura?
El alcalde lo llamó ‘la revolución de los colegios’. El tema fue prioridad. Se abordó con 1,1 billones de pesos, una cifra bien representativa. La meta fue de 32 reconstrucciones y 30 colegios nuevos en lote nuevo. Hasta este momento ya entregamos nueve reconstrucciones en 2017, 11 se van a entregar este año y las restantes, en 2019. En cuanto a colegios nuevos, hay 22 en proceso de diseño y obra; el año pasado entregamos seis, dos más los vamos a entregar este año y el año entrante, los restantes. Y los ocho terrenos que faltan para llegar a los 30 se lograrán en septiembre.
¿Y cuál fue el éxito de su gestión en esa área?
Trabajé en equipo con entidades como Planeación, Catastro, El Dadep, el Jardín Botánico, la Secretaría de Hábitat, la de Cultura, entre otras. Por ejemplo, para el tema de legalización de todos los terrenos, estos tenían que estar dotados de servicios públicos. Para poder iniciar obras, necesitábamos apoyo de las empresas. Muchas entidades hicieron conciencia de la importancia de los espacios para los niños.
Usted tuvo claro desde el comienzo que había que cambiar el sistema de contratación. ¿Cómo logró hacer ese cambio?
Trabajamos en varios frentes. Primero, evaluamos las modalidades de contratación anteriores y los comentarios que tenían los órganos de control sobre ellas: subasta inversa, licitación tradicional y bolsa mercantil. Así nos dimos cuenta de cómo algunas les daban mucho poder a los proveedores. Ahí aparece un actor clave que es Colombia Compra Eficiente. Luego nos arriesgamos a hacer un piloto en 2016 con el tema de alimentación. Nos quedamos con ellos, pero significó cambiarle la dinámica a un sector y, por supuesto, incomodar a mucha gente. Un mercado de 500.000 millones de pesos era muy atractivo.
Hubo comentarios de toda índole; nos interpusieron recursos jurídicos que ganamos. Aquí, el mensaje fue claro: con la comida de los niños no se juega.
El segundo tema que se logró fue una interventoría desde la planta hasta cuando el alimento llega a los niños. Allí volvimos a incomodar. Encontramos muchas sorpresas que han generado los llamados de atención que la ley prevé. Se trabajó con el Ministerio de Salud, con el Invima; eso fue poner una vara muy alta sobre la calidad que debe tener la producción. Tercero: queríamos que a los niños les gustara la comida. Por eso hablamos con nutricionistas y chefs. Así renovamos recetas.

Le cambiamos la dinámica al sector en el tema de la alimentación escolar, y eso incomodó a mucha gente

El último paso fue atar lo contractual a las sanciones reales. Y ahí entró la Superintendencia de Industria y Comercio. Si las investigaciones prosperan habrá medidas importantes y una señal muy importante para el mercado. El país tiene el reto de avanzar en la reglamentación. Estas empresas no se pueden seguir mutando de razón social. Los periodistas me preguntan por qué siguen participando las mismas empresas. Yo les respondo: porque jurídicamente es viable. Eso debe cambiar.
¿Ustedes sí fueron parte importante de la investigación de la Superintendencia?
Sí. Nuestra información fue clave.
¿Cómo lidió con debates y ofensas en las redes sociales sin perder el equilibrio?
Si uno trabaja en educación, hay que cuidarse mucho en el lenguaje y entender el valor de las palabras. Críticas siempre habrá, pero si uno sabe que ha hecho un trabajo honesto y se tiene la suficiencia técnica para soportarlo, no hay problema. Este país necesita ecuanimidad y argumentos. Tuve que tener calma y prudencia. La vida nos fue dando la razón, primero con el reconocimiento que recibimos desde Holanda y luego del Ministerio de Educación. Fue bueno contestarles así a nuestros críticos, incluso a aquellos que se metieron en mi vida personal. El afecto lo blinda a uno de la negatividad.
¿Cuál es su filosofía de trabajo con los sindicatos?
Estos representan la voz de las personas más importantes del sector. Los respeto y con ellos siempre habrá espacios de diálogo, así haya diferentes posturas.
¿En qué hay que seguir trabajado?
Hay que robustecer las estrategias en el tema de alertas tempranas, intervención de entornos escolares y seguir mejorando los indicadores de ciudadanía y paz.
¿Qué hay por mejorar en esa relación ministerio- secretarías?
Una cosas son las políticas diseñadas y otra, las complicaciones para implementarlas. Debe haber un diálogo más estrecho con las regiones. Las secretarías tienen que sentirse acompañadas.
¿Se esperaba el nombramiento como ministra de Educación?
No. Yo estaba concentrada en mi trabajo en Bogotá. No tenía contactos con vocerías de campañas. Gracias al mérito se van dando las oportunidades.
¿Tuvo días de angustia?
De angustia y de alegría, sobre todo cuando hubo ataques personales, amenazas y observaciones mentirosas. Tuve que templar mi carácter. Lo bueno fue que los niños y los jóvenes me ‘resetearon el alma’. Su espontaneidad es maravillosa. Yo me enamoré de Bogotá.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA BOGOTÁ
Twitter: @CarolMalaver
Carol Malaver
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