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Bogotá

¿Qué pasa si se cae la licitación de semáforos en Bogotá?

Estos son controladores de semáforos que se cambiarán si se adjudica la licitación.

Estos son controladores de semáforos que se cambiarán si se adjudica la licitación.

Foto:Carlos Ortega / EL TIEMPO

Además de perder otros cuatro años, se expone a demandas de consorcios que presentaron propuestas.

Diana Rincón
Si Bogotá se da el lujo de botar a la basura los dos años que lleva trabajando para adjudicar la licitación de 235.000 millones de pesos que busca modernizar la red de semáforos de la ciudad, no solo tendrá que seguir operando con una red obsoleta, sino que se expone a demandas de los consorcios y uniones temporales que presentaron ofertas para quedarse con el contrato.
Ese fue el mensaje que quedó este martes tras la rueda de prensa en la que el secretario de Movilidad, Juan Pablo Bocarejo, informó que el Distrito acató la petición de la Procuraduría de suspender el proceso, mientras le responde, nuevamente, las inquietudes que planteó sobre la licitación.
Bocarejo explicó que la ciudad tiene un sistema semafórico que data de 1978, cuyo mantenimiento está costando alrededor de 40.000 millones de pesos al año, sin tener un buen servicio, mientras el nuevo sistema podría rebajar esos costos en la mitad.
“Si no adjudicamos, perdemos la oportunidad de tener una red de semáforos inteligentes en la ciudad”, manifestó y comentó que hoy, cuando un semáforo queda fuera de servicio, se afectan cerca de 5.000 vehículos por hora, y cuando llueve es usual que al menos 20 queden fuera de operación.
Si no se adjudica antes de terminar el año, se pierden las vigencias futuras aprobadas por el Concejo para garantizar el pago de este contrato con recursos del 2017, el 2018 y el 2019, y se tendrá que comenzar de ceros ese proceso.
También se pierde la posibilidad de mejorar la velocidad de desplazamiento en un 30 por ciento, que es uno de los mayores beneficios que se espera de modernizar. Con ello, también tocaría descartar el ahorro en pie de fuerza de la Policía que hoy se dedica a controlar el tráfico por falta de sistemas inteligentes como los que operan en otras ciudades del mundo.
Sin la licitación, Bogotá ya no podrá contar en dos años con un centro de control que le permitirá manejar en tiempo real el tráfico en todas las intersecciones, para tomar decisiones de flujo de vehículos cuando se detecten dificultades. La ciudad también se quedará sin la posibilidad de disponer de un sistema de conteo en directo del número de vehículos que circulan por cada una de las intersecciones, que se espera con el nuevo sistema.
Uno de los temas que más preocupa al Secretario de Movilidad es el de las eventuales demandas a las que quedaría expuesta la ciudad por parte de los proponentes, por los costos en los que incurrieron para presentar sus ofertas. Muchas son empresas internacionales que, además, perderían la oportunidad de las utilidades del proyecto.
El funcionario defendió la transparencia del proceso y calificó como “indignante” que se siembren mantos de duda sobre los funcionarios que han venido trabajando en el último año y se insinúe que tienen conflictos de intereses, cuando lo que hay es un equipo de 60 profesionales que se han encargado de que el proceso tenga planeación, transparencia y pluralidad de oferentes, como se demostró en el cierre de licitación, que contó con propuestas de seis consorcios y uniones temporales de la más alta calificación.

La piedra de la discordia con la Procuraduría

Para entender la polémica que ha desatado la Procuraduría, que insiste en solicitar a Bogotá a suspender la licitación que busca modernizar la red de semáforos de Bogotá, hay que entender lo que significan los semáforos para la movilidad y cómo funcionan.
El semáforo es un dispositivo de señalización luminosa que asigna el derecho de paso o prelación a los actores viales (carros, motocicletas, bicicletas y peatones), por medio de luces de color rojo, amarillo o verde, que son operadas por una unidad electrónica que se denomina controlador.
El controlador es el caballito de batalla que tiene a la Procuraduría en contra de la licitación. En Bogotá hay instalados 1.131 para el manejo de los semáforos en 1.387 intersecciones viales, muchos de los cuales fueron instalados desde 1978. La tecnología de esos dispositivos es propiedad de la empresa Siemens. Eso significa una dependencia total de la capital a esa tecnología para efectos de mantenimiento de la red.
Además, el sistema actual opera sobre una red de cable de cobre tendida por toda la ciudad, que conecta al 96 por ciento de las intersecciones. Esa red es propiedad de la Secretaría de Movilidad, pero los ductos por donde se tiende el cable son de la ETB.
Los estudios para la licitación que está en proceso, y que busca instalar la nueva red en dos años, determinaron que si Bogotá quiere modernizar su sistema de semáforos debe eliminar esas dos camisas de fuerza e introducir tecnología moderna que no esté atada a un solo proveedor. Eso implica cambiar todos los controladores, porque los actuales no son compatibles con todas las últimas tecnologías.
El lío radica en que 471 de los controladores instalados actualmente todavía tienen una vida útil entre 7 y 17 años. De ellos, 333 que fueron comprados entre enero de 1999 y noviembre del 2011, tienen hasta siete años. Otros 138 adquiridos entre abril del 2013 y febrero del 2017 deben durar hasta 17 años, según un documento que reposa en el portal de contratación.
La Procuraduría ha insistido durante todo el proceso que la licitación incluya la obligación de usar esos controladores y de hecho al comienzo la Secretaría de Movilidad puso esa cláusula, pero recibió 28 observaciones de firmas interesadas que advirtieron que ese ítem favorecería directamente a un proveedor (Siemens) y dejaría en desventaja a los demás, lo cual constituiría un sesgo en la licitación.
Al final, el Distrito optó por la decisión de licitar el cambio de todos los controladores y buscar usos alternos para los 471 que aún tienen vida útil. A la Procuraduría esa decisión no le gusta e insiste en que cambiar esos controladores que todavía tienen vida útil podría generar un detrimento patrimonial de unos 16.000 millones de pesos, según sus estimativos. No acepta que se les pueda dar usos distintos a ser parte de la nueva red.
Movilidad hizo un estudio para determinar qué le resulta más costoso a la ciudad: si cambiar todos los controladores, incluso los 471 que todavía tienen vida útil, o mantener estos en uso, a riesgo de que no sean compatibles con el nuevo sistema.
El estudio concluye que a lo largo de los 20 años de vida útil que tienen estos dispositivos se compensa la inversión inicial de cambiar todos los controladores, por los costos que implicará en el camino el mantenimiento y la renovación de los controladores reutilizados.
BOGOTÁ
Twitter: @BogotaET
Diana Rincón
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