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Bogotá

Tras los orígenes de Policarpa luego de 200 años de su ejecución

Andrés Olivos Lombana, historiador de la Universidad Javeriana, especialista en Derechos Humanos de la Esap.

Andrés Olivos Lombana, historiador de la Universidad Javeriana, especialista en Derechos Humanos de la Esap.

Foto:Abel Cárdenas / EL TIEMPO

Su lugar del nacimiento y su personalidad de la heroína, algunos temas que trabajó Andrés Olivos.

Diana Rincón
De ocho partidas de bautismo de los hermanos de Policarpa Salavarrieta, cinco nacieron en Guaduas, Cundinamarca. “Yo aporto un documento que comprueba que, diez años antes de que su padre se casara, tuvo negocios en ese municipio con el convento de los Franciscanos; también, que la infancia de la Pola transcurrió en este municipio”.
Así, con este tipo de datos, recopilados durante tres años de investigación, Andrés Olivos Lombana, historiador de la Universidad Javeriana, muestra el fruto de su trabajo para conmemorar los 200 años de la muerte de la heroína. “Nunca apareció, ni va a aparecer, su partida de bautismo, pero, a mi juicio, lo importante de lo que hice es explicar lo que ella significó”.
Claro. En el camino hubo hallazgos que lo confundieron, como cuando encontró el testamento del abuelo paterno de Policarpa, Juan Francisco Solabarrieta, en el Archivo General de la Nación, que reseñaba a sus tres hijos, entre ellos uno llamado Joseph, el padre de la heroína. “Lo curioso de ese momento es que el documento está fechado en Tenjo, uno de los municipios que han dicho que la mártir nació allá”.
Luego de eso no dudó en salir de viaje. “Apenas llegué me metí de cabeza en el archivo parroquial”. Gracias al auxilio del padre Julián, logró llegar a la fecha más vieja de partidas de bautismo, 1794. “Hallé 42 Salavarrietas. También, personas con ese apellido vivos; de hecho, hay tres familias en Tenjo y dos en Tabio”.
No olvida las charlas con los lugareños. “Un día hablé con una campesina de 73 años en Tabio. Cuando le conté cuál era mi interés me dijo que su mamá siempre le había dicho que ellos eran descendientes de la Pola, que ella había nacido allá. Y luego, con toda la ingenuidad, me dijo que eso sí no me podía decir que la había conocido. Ella no tenía la noción del tiempo”.
Y no fue la única que lo afirmó. Una funcionaria que manejaba el turismo en Tenjo le dijo que había un certificado de nacimiento en la parroquia local. El investigador partió directo para allá. “Se trataba de la partida de bautismo de una niña que había nacido el 21 de enero de 1800. Se llamaba María Polonia, hija natural de Ignacia y Salavarrieta”. Eso fue suficiente para desestimar el documento, pues los nombres de los padres de la heroína son María Ana Chamorro y Joseph Solabarrieta Morales.
Para Andrés Olivos, lo importante de su investigación es que se pudo corroborar que Policarpa no nació en Tenjo. “Puede que a algunos académicos no les vaya a gustar, pero la partida de bautismo existente no es de ella; segundo, ella no tuvo ni tiene parientes colaterales ni en Tabio ni en Tenjo”. El investigador, en su obra, muestra todo el árbol genealógico de la familia para clarificar su descendencia.
Policarpa Salavarrieta marcha al suplicio’. Óleo de 1825. Anónimo.

Policarpa Salavarrieta marcha al suplicio’. Óleo de 1825. Anónimo.

Foto:Abel Cárdenas / EL TIEMPO

El momento histórico

El libro también explica el contexto en el cual se movió Policarpa. Era una época de dominación española, en la que una nueva burguesía de criollos se sentía asfixiada.
El texto rescata la importancia de personajes como José Celestino Mutis y Antonio Nariño, el hombre más ilustrado del momento, el mayor librero de Colombia. “La Pola nació y creció en una época muy importante dentro del proceso de independencia.
Eso hay que explicarlo”. También es importante mostrarla como un ejemplo de la participación de las mujeres en la independencia dentro de una concepción de género. “Al lado de Policarpa hubo cerca de 100 mujeres sacrificadas dentro del proceso de reconquista dirigido por el español Pablo Morillo, quien fue enviado desde España en 1815, con 12.000 soldados”.
En esa época, a las mujeres se las castigaba acusadas de ser subversivas con actividades como barrer la plaza Mayor durante dos años. “En un documento encontré el canto de una mujer en honor a Bolívar en 1819. La cogen presa y también la van a castigar por entonar la canción”.

...se denota una sed de venganza por la muerte de una joven y por la impronta de su coraje

Por eso, Policarpa se convirtió en heroína y mártir desde el momento en que fue fusilada. “Pocos días después de que ella muere empiezan a cantarse estribillos y sonetos en un pueblo iletrado”, dijo Olivos, y agregó que encontró un poema de 1837 en Buenos Aires en el que se canta la gesta heroica de la Pola. “Es interesante ver cómo trasciende fronteras. En los estribillos y los sonetos se denota una sed de venganza por la muerte de una joven y por la impronta de su coraje”.
Otro recurso de información fueron las memorias de José Hilario López, luego presidente de la República. “Él fue uno de los que expidieron el decreto de la abolición de la esclavitud, y estuvo obligado a prestar servicio forzado a los españoles. Estuvo preso y en los últimos tres años de vida de Policarpa, fue su centinela. Hay un retrato de José María Espinosa muy interesante”.
López narra expresiones textuales de Policarpa en sus últimos tres días. “Eso sí, yo creo que le quitó improperios propios de una mujer sencilla, campesina. Pareciera que fuera de la Academia de la Lengua. Él le editó su discurso”.
De hecho, se sabe que cuando los religiosos abordaron a la heroína para pedir su arrepentimiento y evitar así su llegada al infierno, ella los habría mandado, literalmente, al carajo. “Era una mujer muy corajuda, valiente y firme hasta sus últimos días. Sabía que la iban a asesinar, pero no claudicó, amaba la libertad”.
El investigador sabe que no es el único libro que se ha publicado sobre Policarpa, pero dice que el suyo es el más centrado en hechos reales y comprobables. “La biografía más extensa de Policarpa la escribe el librero Eliécer Gaitán, padre de Jorge Eliécer, en 1911, y es de 52 páginas”.
Según Olivos, el 25 por ciento de la producción sobre la Pola son discursos de la Academia Nacional de Historia. Para corroborarlo, en su libro hay todo un inventario bibliográfico. “Investigaciones recientes sobre ella no hay. Un historiador, a diferencia de un literato, no puede escribir de lo que no es verdad. Yo escribí mi libro con base en testimonios y fuentes históricas”.
Otro de los aspectos que pone en duda el investigador es que la heroína fuera maestra de una escuela en Guaduas. “Lo que sabía lo debió de aprender de forma autodidacta mientras llevaba a cabo su oficio de costurera en las casas de las damas aristócratas. Dudo que leyera y escribiera muy bien. No hay ningún documento escrito de su puño y letra”.
Hay muchos vacíos de tiempo en la historia de Policarpa; en efecto, el último año de su vida, 1817, fue el más documentado. “Ella adquiere importancia también cuando se vincula a la gesta libertadora como auxiliadora de la guerrilla; claro, esa no era la guerrilla de ahora, era una con propósitos. En esa época había en Cundinamarca, Casanare, Palmira, Cali y Cundinamarca”.
La Pola, según el investigador, se vincula a la de Cundinamarca y Casanare. En Bogotá se necesitaba una mujer aguerrida, inteligente, atractiva, con capacidad de sonsacar información, de estimular la deserción en las filas, de coger a los patriotas que estaban prestando servicio forzado militar por ser prisioneros, y volverlos guerrilleros; esa era la Pola. “El papel de ella es fundamental como auxiliadora de las guerrillas”.
El libro Policarpa, las mujeres y la libertad también se preocupa por reivindicar la literatura, la pintura, todo lo relacionado con la heroína de Guaduas. “Hay muchas pinturas, a pesar de que ningún retratista la conoció personalmente”. A punta de relatos, los artistas construyeron la imagen que hoy tenemos de la Pola.
En un primer momento, el libro, con estos y muchos otros detalles de la vida de la heroína, fue distribuido por la Gobernación de Cundinamarca, pero la idea es que después se venda a través de una editorial.
CAROL MALAVER 
SUBEDITORA DE BOGOTÁ
Twitter: @CarolMalaver
carmal@eltiempo.com
Diana Rincón
icono el tiempo

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