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Bogotá

Machista convirtió en pesadilla las compras navideñas de dos mujeres

La agresión sucedió en la carrera 62 con calle 12, en la localidad de Puente Aranda.

La agresión sucedió en la carrera 62 con calle 12, en la localidad de Puente Aranda.

Foto:Google Street View

Sujeto atacó el vehículo de una madre y su hija y luego emprendió la huida.

Diana Rincón
Lo que sería una tarde de domingo de alegría y amor por la compra de aguinaldos se convirtió en una pesadilla para Jéssica Riaño y su madre, Licet Romero (de 39 años). Un sujeto, cuya identidad aún no ha sido establecida, las agredió sin más razón que su incomodidad porque el tráfico avanzaba lento.
El ataque sucedió el pasado 10 de diciembre frente a una de las entradas vehiculares del centro comercial Plaza Central (carrera 62 con calle 12, localidad de Puente Aranda). A las 4:40 de la tarde, ambas hacían fila en su carro para acceder al parqueadero, donde comprarían los regalos para Navidad.
La fila se movía despacio. De repente, un tipo que pretendía adelantarlas comenzó a pitar. Una y otra vez lo hizo, hasta aturdirlas. El proceso para ingresar a los estacionamientos seguía a paso de tortuga.
Tras cansarse de activar el pito, el sujeto bajó su ventana y se desbordó en insultos contra Jéssica y Licet. ¿Por qué? Aún no logran entenderlo. Lo que sí les quedó claro fue que el boquisucio enfatizaba todo el tiempo, junto con las groserías, que el trancón era por culpa de ellas, porque eran mujeres.
“Lo ignoramos para no aumentar el problema”, cuenta Jéssica. “No creíamos que eso en vez de calmarlo lo iba a enfurecer más”.
Tras encontrar espacio para estacionar, unos metros más allá, el hombre se bajó del carro, en el cual lo acompañaban una mujer y dos niños. Caminó hasta ellas y se montó en el capó del vehículo. Madre e hija quedaron sin palabras. Entonces lanzó una oleada de puños contra el vidrio panorámico, mientras las retaba a que se bajaran: “Mujeres granhiju@&*”, espetaba una y otra vez, hasta que rompió el parabrisas y arruinó el sensor de parqueo. Ellas solo atinaban a cubrirse el rostro.
Desde el carro del agresor, los dos menores comenzaron a llorar: “¡Papá, ya no más, no más!”. Luego se bajó la acompañante y le pidió al tipo que se tranquilizara. Era su esposa.
Insatisfecho, se pasó a la ventana del copiloto, donde Jéssica temblaba. “Bájense, gran hijue&@*”, nos volvió a decir, recuerda la joven. Acto seguido, testigos acudieron a la escena y le exigieron al sujeto que parara. Fue en ese punto cuando el hombre se devolvió a su carro y emprendió la huida.

Denuncia

“Mi mamá no pudo dormir esa noche y se mantiene con el sueño intranquilo. Las dos tenemos nervios constantes, temor. Me siento asustada, no es un hecho aceptable”, se lamenta Jéssica, y apunta que fue una agresión misógina e intolerante. “Todo lo que nos decía evidencia que fuimos vulneradas solo por ser mujeres. Eso es violencia contra la mujer”.
Tras el ataque, acudieron a la Casa de la Mujer de La Candelaria. Allí las asesoraron y las guían para interponer una denuncia por agresión y daños materiales. Por ahora, tratan de establecer la identidad del individuo a partir de las placas del carro en el cual se movilizaba.
Las afectaciones en el automotor rondan el millón de pesos. Pero lo que más les duele es que por algo tan insignificante un hombre las tratara como a lo peor y, encima, se escapara.
“Llamamos a la tolerancia y esperamos que las autoridades nos colaboren con la judicialización, para que este señor responda por los daños y perjuicios”, finalizó Jéssica.

Hace falta más educación

Para la activista e ideóloga de Feminismo Artesanal Mar Candela, la agresión contra Licet Romero y su hija Jéssica Riaño, en la que un sujeto las insultó y les rompió el vidrio panorámico del carro, evidencia una condición de machismo estructural. “Ese cortamiento es una deformación cultural que se genera dentro de una sociedad patriarcal”, apuntó la líder.
Según Candela, es aún más inaceptable la pasividad social cuando se presentan este tipo de casos. “Se debe multar y condenar a los violentos contra las mujeres. Mientras no se eduque a niños y jóvenes desde la familia, la escuela y los colegios de forma sostenida, para eliminar el sexismo, la sociedad seguirá siendo cómplice”, enfatizó.
FELIPE MOTOA FRANCO
EL TIEMPO
Twitter: @felipemotoa
Diana Rincón
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