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Bogotá

Cansados de piques ilegales, vecinos en Bogotá anuncian plantones

Este fue bloqueo que hicieron el pasado jueves 12 de julio para amanecer viernes 13.

Este fue bloqueo que hicieron el pasado jueves 12 de julio para amanecer viernes 13.

Foto:Archivo Particular

Hastiados de los abusos, varios conjuntos residenciales se unieron y piden al Distrito soluciones.

Hugo Parra
Entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, por lo general, algunas avenidas de la ciudad se transforman en improvisadas pistas de carros y motos. Cuando llegan las autoridades se vuelven escenarios de una batalla campal entre los policías que buscan ejercer el control y los conductores que escapan en medio del caos y la violencia. Es la guerra que cada semana se vive en los denominados piques ilegales.
Esta es una práctica que deja heridos, agresiones físicas y verbales, rencores y una estela de problemas de convivencia que afecta a niños, mujeres, adultos mayores y ciudadanos en general que se sienten “hastiados” con lo que pasa.
Los dos carriles de la carrera 9.ª entre las calles 153 y la 170; la avenida Boyacá desde la 170 al sur; barrios como Modelia en el occidente, el Perdomo en el sur, la calle 26 desde la carrera 30 hasta el cementerio Central y la avenida de las Américas, por mencionar algunos, son los sitios donde se organizan estás carreras clandestinas en una mezcla de velocidad con alcohol, armas, estupefacientes, menores de edad, motores ‘envenenados’, música a todo volumen, apuestas ilegales y riñas.
Ahora, según los testimonios recogidos por EL TIEMPO, también se realizan los martes, los miércoles y los viernes para amanecer sábado. Todo depende.
En medio de este problema provocado por unos pocos ‘desadaptados’, como son calificados por las autoridades, el más afectado es el interés común. No son solo los residentes por el ruido, las amenazas, los disparos al aire, sino también los pasajeros del servicio público que regresan de trabajar a sus casas a esas horas que quedan atrapados. También caen allí los conductores que se movilizan a sus hogares y los camiones con alimentos que surten la central de Corabastos.
La operación es sistemática: cuatro vehículos taponan la vía principal, otros dos se ponen a la cabeza, una mujer levanta los brazos y cuando cae el brasier, arranca la carrera. Mientras tanto otros dos vehículos se alistan. Al lado y lado del separador, los conductores y sus acompañantes, entre ellos menores de edad y mujeres jóvenes consumen licor, sustancias psicoactivas y se orinan en las paredes y las rejas de las casas vecinas. Los parlantes están siempre a todo volumen, hay gritos, risotadas y burlas en Facebook. Las ruedas del carro chillan y los vecinos se levantan asustados.
Los ciudadanos han interpuesto derechos de petición y han solicitado a las alcaldías locales, al 123, al CAI del barrio, al Comando de Policía, a la Secretaria de Movilidad, a la Personería y en repetidas oportunidades han pedido el apoyo a los medios de comunicación, para que les permitan cumplir sus derechos constitucionales. Sin embargo, los piques no solo siguen sino que van en aumento.
En un documento oficial de la Policía se habla de más de cien carros y motocicletas en un solo punto, pero según los últimos reportes de los líderes de los conjuntos, hoy son más de 200 vehículos los que se han detectado.
Hay automóviles de gama alta, media, baja repotenciados; hay taxis, camionetas y hasta lo que parece ser una ambulancia con luces de emergencia. Detrás del volante se juntan mecánicos, taxistas, estudiantes universitarios, empleados. Hay de todo.

Cinco uniformados han sido lesionados por actos vandálicos causados por las personas desadaptadas que están inmersas en esas prácticas

Los videos donde ellos mismos alardean están publicados en sus redes sociales.
EL TIEMPO habló con los propietarios de apartamentos, con líderes zonales y con representantes de los conjuntos residenciales en diferentes puntos de la ciudad y por su seguridad no publicamos sus nombres. Todos piden una solución definitiva.
La representante legal de uno de estos multifamiliares dijo que están preparando un derecho de petición con la firma de todos los vecinos –que suman más de 5.000– para solicitarle al alcalde, Enrique Peñalosa, todo el peso de la ley contra esta práctica.
Ella reconoce la gestión del mandatario pero en este caso señala: “Queremos que (Peñalosa) tome las medidas necesarias para garantizar la tranquilidad, seguridad y bienestar ciudadano o de lo contrario nos tomamos las calles, le hacemos un plantón o un cacerolazo hasta que le ponga el tatequieto a estas personas”, dijo.
En ese sentido, una de sus vecinas, en la localidad de Suba, madre de dos niños y que siempre se ve afectada por el ruido y el escándalo, recordó que ellos también están preparando un documentos exigiendo la solución definitiva.
La responsabilidad de los operativos de control y vigilancia recae hoy sobre los uniformados. A la fecha se han impuesto más de 200 comparendos, se han inmovilizado varios automóviles y también se ha solicitado la cancelación de por lo menos 11 licencias de conducción.
Según la Policía de Tránsito, solo este año al menos “cinco uniformados han sido lesionados por actos vandálicos causados por las personas desadaptadas que están inmersas en esas prácticas y que agreden a los policías, no solo con palabras soeces sino también con elementos contundentes como piedras, armas neumáticas de balines, palos, e incluso con los mismos vehículos los cuales son proyectados hacia la humanidad de las autoridades de Tránsito con el fin de burlar los controles”.
La situación es más grave cuando llegan las patrullas y los conductores salen en contravía por corredores principales y ponen en riesgo la vida de los ciudadanos.
A esto se suma el nivel de agresión. De hecho, una patrullera recibió un impacto de un balín en su cara. En videos, que también están en poder de las autoridades, se ve cuando los patrulleros son atropellados, lo que también ha desencadenado enfrentamientos. En otro, los patrulleros rompen los vidrios de un automóvil.
Hace unas semanas, a la 1:30 de la madrugada, un camión que viajaba para Corabastos a descargar alimentos, fue bloqueado por los organizadores de los piques sobre la carrera 9.ª entre calles 155 y 170. El conductor del vehículo de carga no pudo cruzar y comenzó a sonar las potentes cornetas de aire durante cerca de una hora. Al menos 2.000 vecinos de ese sector pasaron la noche en vela.
Los vecinos de la carrera 9.ª con calle 155 solicitaron dispositivos para mitigar el impacto como reductores de velocidad pero mediante el oficio SDM-DCV-41164-17 del 30 de marzo del 2017, la Secretaria de Movilidad responde que ya hay señales verticales de pare, de velocidad máxima de 30 kilómetros por hora, de prohibido parquear y de peatones en la vía. Pero ellos se preguntan si eso es suficiente para detener los piques.
Entre tanto, el 30 de abril del 2018, la Policía de Usaquén reconoció, mediante comunicación S-2018 -128144, que a ese mismo sitio “llegan aproximadamente más de cien carros y motocicletas y a veces es imposible controlar, ya que muchos de ellos al ver las patrullas de vigilancia emprenden la huida en diferentes direcciones”.
Los vecinos de Suba denuncian que la noche para amanecer de los días 7 y 8, 14 y 15, 21 y 22, 28 y 29 de junio de este año, hicieron piques y no se vio ningún operativo, según el registro que ellos tienen.
El experto en seguridad y convivencia ciudadana, Hugo Acero, dijo que este tema “es la típica actitud traqueta de que yo hago lo que se me da la gana y ustedes verán qué hacen”. Advirtió que esas actitudes están pasando de vandalismo a comportamientos criminales, pues no solo atentan contra la convivencia sino que se comenten delitos.
Acero dijo que además de barricadas, batidas a los carros o la investigación de los que están detrás de todo esto, hay que ver dónde trabajan, dónde estudian, quiénes son sus papás, qué antecedentes tienen “para que después no salgan a decir que no se hizo nada”.
Por ahora falta conocer cuál será el camino que va a tomar la Administración, las autoridades de Policía y la Fiscalía, para detener este problema que se les salió de las manos.
HUGO PARRA GÓMEZ
En Twitter: @hugoparragomez
Hugo Parra
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