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Bogotá

‘Estamos enfermos por las noticias negativas y las personas tóxicas’

Catalina Alba ha llegado a más de 10.000 personas en los últimos cinco años.

Catalina Alba ha llegado a más de 10.000 personas en los últimos cinco años.

Foto:Claudia Rubio. EL TIEMPO

Catalina cuenta cómo sus estudios del cerebro le permitieron ayudar a los demás.

La mujer, ingeniera química, se subió a la camilla, sacó un cuchillo, exasperada. Catalina Alba, al otro lado de la mesa, la miró con tranquilidad y le dijo: “Tú no estás enferma, estás sana. ¿Ya podemos hablar? Ahora te voy a explicar qué es lo que pasa en tu cerebro”. La mujer había sido diagnosticada y medicada con esquizofrenia.
Con este tipo de situaciones lidia Catalina Alba, psicóloga con estudios en recursos humanos y que un día se interesó por la física cuántica, que estudia el comportamiento de la materia desde sus dimensiones más pequeñas, como el átomo.
“Siempre me gustó el tema de la salud y la productividad en las empresas. Trabajo con la información de cada persona, con su ADN, para ayudar a resolver sus problemas físicos, emocionales y mentales”.
Pero fue un episodio grave de su vida la que la hizo profundizar más en su formación. “Padecí una hemorragia en el sistema nervioso central. Dejé de caminar, perdí la memoria, el equilibrio. Quedé como un vegetal. Los médicos le dijeron a mi familia que no tenía expectativas de recuperarme”.

Padecí una hemorragia en el sistema nervioso central. Dejé de caminar, perdí la memoria, el equilibrio.

Pero, encerrada en un cuerpo enfermo, Catalina empezó a buscar una cura. Ella sabía que podía lograrlo. “En mi agonía me cautivó aún más el tema del funcionamiento del cerebro humano. Yo tuve que trabajar para volver a conectar mis neuronas. Así, y de testigo está mi familia, me recuperé un año después de la crisis”. Luego supo que dedicaría su vida a ayudar a los demás. Para ello se preparó con expertos en física cuántica en varios países del mundo, entre ellos París y Argentina.
Luego de trabajar y salir avante del todo, Cata se independizó y comenzó a ser contratada por empresas para ayudar a que los trabajadores se recuperaran de situaciones críticas que afectaban su desempeño laboral. “Me sorprendió encontrar que en una entidad había 6.000 personas enfermas a causa del estrés, algunos de ellos tratados con drogas psiquiátricas”.

Me sorprendió encontrar que en una entidad había 6.000 personas enfermas a causa del estrés, algunos de ellos tratados con drogas psiquiátricas

Ella sabía que si trabajaba con sus cerebros para que recibieran órdenes positivas, igual mejoraría su calidad de vida. “Es como cuando te hablan del limón, inmediatamente sientes esa sensación ácida. Lo mismo pasa cuando tienes sentimientos negativos”. Su idea fue entonces generar en los enfermos pensamientos que construyeran.
Así ha ayudado a más de 10.000 personas en 4 años: los que se enferman por el estrés de sus trabajos, por un compañero con malas energías que les hace la vida imposible, por los que se afectan por las noticias de inseguridad, por el clima lluvioso o por los que traen los problemas de su casa al trabajo o viceversa.
“Un día, en un auditorio con 400 personas pregunté cuántos estaban afectados por la inseguridad, y todos alzaron la mano; luego les pregunté cuántos habían robado en los últimos tres meses, solo cuatro levantaron la mano. La gente se está enfermando de tanta noticia negativa”.

Un día, en un auditorio con 400 personas, pregunté cuántos estaban afectados por la inseguridad, y todos alzaron la mano; luego a cuántos habían robado, solo cuatro levantaron la mano

Ese tipo de situación hace también que los trabajadores sientan que tienen enemigos en su oficina o que alguien los tiene entre ojos. “La gente se amarga pensando que otros quieren hacerle daño, sin que haya amenazas reales. Generan barreras y reaccionan como si se estuvieran defendiendo. Piensan más en los demás que en su propio bienestar”.
Escuchando a sus paciente, los pudo ayudar a disminuir su ingesta de pastillas y buscar otras terapias para resolver problemas de ansiedad, estrés, insomnio, ideación suicida, pánicos, entre otros. “Lo logré con un discurso esperanzador y unos ejercicios como el trabajo con la respiración, el baile o la meditación. Las incapacidades son muy costosas para las empresas, y eso es porque no trabajan en la calidad de vida de su gente”.
Llorar, por ejemplo, es algo que los empleados reprimen, pero que es necesario para lograr un desahogo. Muchas veces, esas personas que se sintieron aliviadas le dejaron servilletas arrugadas en su bolso con un mensaje de agradecimiento.
Catalina no enfrentó el sistema, simplemente les ofreció otro tipo de sanación a los trabajadores. ¿Cómo? Atrapando sus pensamientos negativos y transformándolos en positivos; suministrándole al cerebro escenarios sanos, fortaleciendo la energía interior para lograr estados de paz y ejercitándolos cada día para ser felices.
Claro, sus terapias son más complejas que lo que explican estas líneas. Lo cierto es que más de 15 empresas creyeron en ella y hoy tiene muchos testimonios de sus logros en la vida de sus pacientes.
Los ciudadanos se están cargando de las noticias negativas, no diferencian la realidad de la exageración, dan por cierto el caos por encima de otras realidades “Los medios tienen mucho que aprender a la hora de dar las noticias. La gente llega a sus casas o al trabajo y carga de forma negativa a los demás”.
Hoy, esa misma mujer que un día la amenazó recuperó su vida. En las conferencias no duda en agradecerle a Cata. “Ella fue el milagro. Descubrí mi poder interior”.
CAROL MALAVER
Subeditora Bogotá
Escríbanos a carmal@eltiempo.com
En Twitter: @CarolMalaver
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