¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Bocas

Un alcalde con muchos 'likes'

Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín.

Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín.

Foto:Romi Díaz / Revista BOCAS

Una entrevista con Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín.

Jose Jaramillo
El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez Zuluaga, tiene el mismo número celular desde cuando ni siquiera pensaba en política.
En ese número atiende a su familia y recibe las invitaciones de sus compañeros de universidad para asistir a un encuentro de egresados. En él, además, los funcionarios de la Alcaldía le reportan novedades y recibe centenares de mensajes con información ciudadana sobre los problemas de los barrios, denuncias de extorsiones y atracos, niños que no van a la escuela o buses, volquetas y empresas que contaminan el aire. Funciona como un call center o un centro de mando unificado que el alcalde no descuida. Desde esa plataforma, su teléfono, responde a diestra y siniestra, imparte instrucciones, hace declaraciones y hasta trasmite en tiempo real operativos de captura de delincuentes.
Además de tener unos quince guardaespaldas, cuenta con dos fotógrafos de tiempo completo que siempre están atentos a salir detrás de él en cualquier momento, a cualquier hora del día, cualquier día de la semana. Se pueden montar con él en el nuevo helicóptero donado por la Policía para patrullar la ciudad o amanecen acompañándolo, como el día de su cumpleaños cuarenta y dos en el operativo de rescate del avión en el que viajaban los jugadores del Chapecoense. Nada de lo que haga el alcalde se queda sin registro y muchas de esas fotos van a parar a su celular, desde donde él mismo se encarga de publicarlas.
El viernes 13 de enero de este año, a las cuatro de la tarde, le llegó a su celular un video de 36 segundos en el que se ve a tres motociclistas que atracaron un vehículo que estaba detenido en el tráfico de una vía principal de la ciudad. Pensó en la “valentía” de la persona que grabó el video: “Gracias a él teníamos la prueba de flagrancia –recuerda–, ¿por qué no íbamos a actuar?”. Entonces decidió liderar un operativo: llamó al general Óscar Gómez, comandante de la Policía Metropolitana y le dijo: “Llame a la Sijín y reúna a su gente porque voy para allá”.
En el comando se reunió con los convocados y les mostró el video. “Los responsables tienen que aparecer en menos de 24 horas. Ustedes no se van a ir solos. Yo me voy a ir a trabajar con ustedes. No dormimos hasta que los agarremos”, les dijo. Llamó a su esposa y le contó que se quedaba hasta que aparecieran. Entonces puso el primer tuit: “Yo mismo estoy encargado para que se capture a estos 3 cobardes ladrones. Reunido con @PoliciaMedellin. Solo hay una opción: ¡agarrarlos!”.
A la medianoche colgó un video en Instagram y en Facebook en el que aparecía despeinado, con los botones de la camisa abiertos, acompañado del secretario de seguridad y el general Gómez, en el que anunciaba su salida para “las zonas donde tenemos información. A las 2 a. m. haremos balance con el grupo contra atracos de la Sijin de la Policía. No voy a descansar hasta que los agarremos. Siento la misma indignación y rabia que ustedes. Los mantengo informados”.
Y por las redes la gente respondió. Le mandaban mensajes en los que le decían que los habían visto en un parque, que una moto estaba en tal lugar, y así cayó la primera evidencia. Hasta entrada la madrugada, el alcalde estuvo en la Sijín, hizo recorridos por la ciudad, visitó los puestos de control. A las seis de la mañana se reiniciaron los operativos. “En menos de 24 horas teníamos las motos, las pertenencias robadas y los delincuentes en nuestro poder. Las victorias tempranas siempre son importantes. Sí se podía y así hay que actuar en todo”.
Ese día y a esa hora, un año después de comenzado su mandato, la alcaldía de Federico Gutiérrez dio un giro para convertirse en una especie de cogobierno ciudadano por redes sociales. Para otros, ese fue el día en que la Alcaldía y la política de Medellín entraron al mundo de los realities mediáticos.
Unos tres meses después se repitió la historia, esta vez con un par de atracadores que estuvieron prófugos durante ocho días. Como pasa en las redes sociales, la emoción se va diluyendo hasta que no queda ni el recuerdo. Y así con otros temas. Otro estilo de gobierno.
Parece que las redes sociales tienen mucho que ver con su carácter. ¿Cuándo abrió su primera cuenta y cuál fue su primer tuit?
Fue en una de esas campañas, la verdad no recuerdo cuál fue el primero, porque he tuiteado mucho. Me gusta responder por ahí. Las redes sociales son otro canal para escuchar a las personas y comunicarnos con ellas. Yo quiero ser el alcalde de la gente.
¿Cuál es la red que más le gusta, Twitter, Facebook o Instagram?
Las tres son diferentes. La red social que más penetración tiene en todos los barrios de Medellín es Facebook, de lejos, y permite un mayor contacto con las personas.
Facebook no deja de ser un grupo de amigos…
A mí me gusta tener muchos amigos y valoro mucho la amistad.
¿Qué es la amistad para usted?
Es estar en las buenas y en las malas. La amistad es el respeto, construir confianza y sociedad. Soy muy dado a las buenas relaciones y al buen trato con la gente. Cuando construyo una amistad es para toda la vida.
Usted ha tenido una amistad con el exalcalde y exgobernador Sergio Fajardo y uno de sus primeros actos de campaña fue tomarse una selfie con Federico Restrepo, el candidato del “fajardismo” a la gobernación. ¿Cómo se desbarató esa alianza?
En el camino siempre hay dificultades. La decisión que ellos tomaron de acabar esa alianza supuso una dificultad muy grande para mí y para mi campaña, pero justamente las adversidades lo tienen que hacer más fuerte a uno. Persistí y gané.

Casi me muero cuando tenía quince años. Me dio una apendicitis y luego una oclusión intestinal. Estuve literalmente al otro lado. Incluso, me pusieron los santos óleos.

Físicamente también lo han comparado con Fajardo. ¿En qué se parecen más y en qué no se parecen definitivamente?
Con Sergio tengo una buena amistad, lo respeto mucho y cuando fui concejal la primera vez él era el alcalde. Desde el Concejo apoyé su gestión y creo que hizo una gran alcaldía. Los dos tenemos nuestro propio estilo, nuestras prioridades y formas de ver la vida.
¿Haría campaña con él en el futuro?
Lo único que tengo claro con respecto al futuro es que quiero seguir en el sector público. El país debe juntar a la gente que quiera hacer cosas buenas. En algún momento hay que conversar con muchos sectores. Por ahora tengo mi propio proyecto con el movimiento Creemos, con el que ganamos la Alcaldía y estamos gobernando. Los que están en campaña hoy son otros.
En su primera campaña a la Alcaldía, usted quedó tercero con el aval del partido del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez. Cuatro años después decidió no contar con su apoyo y presentarse por firmas. ¿Cómo tomó la decisión?
Es una persona a la que le tengo respeto y agradecimiento como ciudadano. Cuando me lancé a la Alcaldía por firmas lo hice creyendo en que había que unir a la ciudad. Yo era el candidato de la gente y no de los partidos y así estamos gobernando. Los partidos tienen que ir en sintonía con lo que necesita la gente y no buscando beneficio particular. Veo un gran debilitamiento de la institucionalidad en Colombia.
En esa primera campaña usted dijo que el expresidente sería su Alto Consejero de Seguridad. Ahora como alcalde, ¿qué tan cercano ha estado de su gobierno y en qué lo ha aconsejado hasta el momento?
Nuestro concepto de seguridad es propio. La seguridad no es de izquierda ni de derecha. Es un derecho y hay que garantizarlo. Es importante desideologizar el concepto, porque si es de derecha es solo mano dura y si es de izquierda es solo inversión social. Por la complejidad del país y de la ciudad se necesitan las dos al mismo tiempo.
También en esa primera campaña usted se enfrentó a Luis Pérez y ahora gobiernan juntos, él como gobernador y usted como alcalde. Han tenido algunas diferencias con el manejo del metro y por el túnel del Toyo. ¿Cómo es su relación?
Comenzando el gobierno tuvimos temas donde al parecer no había punto de encuentro. La gente no vota para que uno pelee, vota para que mejoremos su calidad de vida. Eso lo hemos entendido los dos. Los temas pendientes se tienen que ir solucionando, no pueden convertirse en algo personal. Eso se lo aprendí a mis padres. Mi papá todavía me dice que sea fuerte con los argumentos y suave con las personas.
Luis Pérez, gobernador de Antioquia, condecoró recientemente a Maluma. ¿Cómo vio esa condecoración? ¿Lo condecoraría como símbolo cultural de Medellín?
Ese fue un asunto del gobernador. Maluma es un artista de Medellín al que le tengo respeto. Lo que sí creo es que debe entender que se trata de una figura muy importante para los niños y los jóvenes del país y debe tener cuidado con las letras que canta.
¿Qué figura condecoraría usted?
Aquí hay grandes artistas como Juanes. Ahí quedó con su vagón de metro marcado para toda la vida. Solo hay dos artistas antioqueños vivos que tienen su firma en un vagón del metro: el maestro Botero y Juanes.
Hablando de condecoraciones polémicas, la Asamblea finalmente no pudo distinguir a Alejandro Ordóñez como hijo putativo de Antioquia. ¿Usted ve en el exprocurador los valores que representan a los antioqueños?
Yo estoy gobernando, no me voy a meter en política. Los que están en campaña son otros.
¿Qué opinión tiene de esa mezcla cada vez más evidente en Colombia entre religión y política?
En muchos temas de país por supuesto que están relacionadas, sin lugar a dudas. También es importante dar esos debates y que el país pueda definir sus modelos. Lo que no se puede hacer es usar las instituciones para defender las propias creencias. Soy muy respetuoso como alcalde. Jamás hay que estigmatizar a las personas que no tengan las mismas creencias que uno.
La familia es un tema que atraviesa su programa de gobierno, ¿en qué tipo de familia cree usted?
Vengo de una familia con mi papá, mi mamá, mis hermanas, ese es el concepto de familia que yo entiendo y conozco. Pero creo que debe haber más respeto en el debate. Conozco padres solteros y mujeres cabeza de familia que sienten un profundo amor por sus hijos y que tienen todavía más mérito por haber sacado sus familias adelante.
Nunca tuvo fama de ser buen estudiante, más bien era el cansón de la clase.
En el colegio fui más bien relajadito. Creo que no me tenían mucha fe, aunque en mi proyecto de vida nunca consideré ser alcalde ni concejal. Yo no vengo de familia política. A mí nadie me dijo: “Venga mijo, haga esto en la vida para que algún día sea alcalde”. Esto fue un tema que fue naciendo de forma natural.
Usted profesa un gran amor por su colegio, ¿cómo lo recuerda?
Los Alcázares es un colegio del Opus Dei, con formación católica, pero ni mi familia ni yo pertenecemos al Opus Dei. A mí me podían regañar los profesores, sacar de clase por contar un chiste, pero nunca fui grosero ni irreverente.
¿Qué quería ser cuando fuera grande?
Ingeniero civil. Eso lo tenía claro porque me iba bien en matemáticas y en física. También teniendo la imagen de mi papá como ingeniero, era lo que me imaginaba y por eso terminé estudiando ingeniería.
Pero por poco no lo consigue. En el colegio tuvo una experiencia cercana a la muerte, ¿cómo vivió la aparición de una enfermedad grave?
Casi me muero cuando tenía quince años. Me dio una apendicitis y luego una oclusión intestinal. Estuve literalmente al otro lado. Incluso, me pusieron los santos óleos. En ese tiempo en el colegio también secuestraron a un compañero, era la época dura del narcotráfico, finales de los ochenta, y recuerdo cómo nos tocó vivir esa violencia tan de cerca. Hasta allá llegaba la maldad de esa gente, que es lo que nunca puede volver a vivir nuestra ciudad, y era tener a un compañero del salón secuestrado. En el colegio pedían mucho por Andrés y por mí y volvimos los dos al colegio el mismo día. Eso es algo que no se me olvida.
¿Qué le quedó de haber pasado por una experiencia cercana a la muerte?
Estar al borde de la muerte y tener una segunda oportunidad hace que uno vea la vida de una forma diferente, hay que vivir los mejores momentos con la familia, los amigos, de eso se trata. Superar adversidades como esas lo hacen a uno más fuerte. Quizás por eso soy tan terco y persistente.

Lo que no puedo permitir como alcalde es que venga un cantante de reguetón y le parezca muy gracioso llevar una camiseta de Escobar y mostrarlo como símbolo.

La historia del secuestro de un compañero se volvió a repetir en la universidad, como ocurrió con su compañero Ángel Arias. ¿Cómo terminó esa historia?
Eran otros momentos también muy duros y Ángel también era un buen amigo. Gracias a Dios esas dos historias tuvieron un final feliz, pero cuántas personas perdieron la vida por un secuestro en las épocas de violencia, por eso las tenemos que rechazar.
Su madre y su hermana menor vivieron también un intento de secuestro. ¿Qué impacto ha tenido en su vida que la violencia lo haya tocado personalmente?
Estuvieron durante varias horas retenidas en un paseo millonario. Fue muy angustiante porque alguien de la familia que iba detrás en otro carro vio cuando se las llevaron y de ahí para adelante no supimos de ellas durante muchas horas hasta que la policía reaccionó. Momentos que muchas personas han vivido. Ahí uno encuentra explicaciones a por qué dedicarle tanto tiempo y esfuerzo a temas de ciudad como esos. Por eso, y por muchas otras cosas, estoy convencido de que la seguridad es una gran necesidad. Por eso dedico gran parte de mis energías a que la gente viva tranquila en la ciudad.
¿Por eso le molesta tanto cuando los extranjeros vienen y recuerdan ciertos hitos de ese pasado violento de la ciudad?
Sí, porque lo hemos sufrido como sociedad. Cuando hay gente que hace apología del delito o cuando muestran como ídolos a personas que han hecho tanto daño, a mí me molesta no solo como alcalde, sino en lo personal, como un ciudadano que le tocó vivir la violencia de la ciudad. Por eso salgo a responder, sobre todo exigiendo respeto por las víctimas de la violencia, civiles, militares, policías que murieron defendiéndonos a nosotros.
¿No le parece que hay un miedo a mirar el pasado, como si Pablo Escobar fuera un tema tabú y no existiera un relato alternativo, igual de atractivo, que contraponerle?
Hemos cometido un error, si uno no cuenta la historia, la cuentan por uno. No es dejar de hablar de Pablo Escobar y de nuestra historia, eso no se nos puede olvidar. Lo que no puedo permitir como alcalde es que venga un cantante de reguetón y le parezca muy gracioso llevar una camiseta de Escobar y lo muestre como un símbolo. Le di la instrucción a la directora del Museo Casa de la Memoria para que haya una sala especial sobre esa época de violencia de Medellín como un homenaje a las víctimas. Si no lo hacemos como Estado, habrá quien venda los narcotours, quien vaya a la tumba de Escobar a consumir droga o a ver el edificio Mónaco.
Usted anunció su interés en demoler el edificio Mónaco y algunas personas lo acusaron de querer borrar una parte de la historia de Medellín.
Debemos contar la historia como es para que a un visitante y a nosotros mismos no se nos olviden los errores cometidos. No tener santuarios del delito. El edificio Mónaco debe ser demolido y debe haber un parque con un símbolo en honor a las víctimas. Lo mismo con la casa donde murió Escobar. Contar otra historia, incluso mostrar su parte humana, a él lo delató su preocupación por la familia. A un hombre sin corazón lo mató el corazón. Estamos en proceso de ver qué podemos hacer con esa casa.
¿Son esos temas de seguridad los que le hacen hervir la sangre?
Me choca mucho cuando le roban a alguien, porque la gente hace muchos esfuerzos para comprar sus cosas. Por eso lidero esos operativos, porque tiene que haber un punto de quiebre. ¿A quién le puede chocar eso? Al único que le pueden chocar esas acciones es al delincuente.
¿En qué territorio en particular la institucionalidad le ha ganado terreno al control territorial de los criminales?
En toda la ciudad hemos logrado ganar terreno, sin negar que la tarea es larga y no se acaba con mi período de gobierno, tiene que continuar. En zonas donde hay problemas yo mismo llego y hablo con la comunidad, ojalá se pudiera erradicar ya, pero son temas estructurales que necesitan no solo pie de fuerza, sino también presencia institucional.
Después de un año de su gobierno, en muchos barrios persisten la extorsión y las bandas que controlan desde la distribución de huevos hasta el suministro de gas, ¿qué falta por hacer?
Todavía nos falta. La educación es el camino. La diferencia entre un joven que termina en una banda o yo que terminé siendo alcalde es una familia protectora, con valores y principios, que me dio la herramienta de la educación. El deporte, la cultura, los sueños, hacen la diferencia.

Yo no me escondo, no soy un alcalde de inauguraciones. Estoy donde hay dificultades.

En las redes sociales y en la calle la gente habla de “Medehollín” o de “Medellín cuenta con tos”, ¿qué siente cuando ve u oye esos mensajes?
Tenemos una oportunidad de cambio. Entendimos como sociedad que todos tenemos que aportar. El 80 % de los contaminantes provienen de fuentes móviles; el resto, de la industria. Es urgente insistirle a Ecopetrol que nos suministre un combustible de mejor calidad a todos los colombianos.
Ese mejoramiento de los combustibles también depende del funcionamiento de Reficar. ¿Cree que la corrupción ha influido en la contaminación del aire de la ciudad?
Medellín tiene unas condiciones topográficas que hacen que el problema sea mayor. Estoy pidiendo que la gasolina pase de 300 ppm de azufre a 30 ppm.
Tenemos acciones del Pacto por la Sostenibilidad Ambiental, pero hay un tema estructural y es el tipo de combustible que se nos suministra.
Tras la última crisis, la decisión de reversar el pico y placa de cuatro dígitos en Medellín dejó en muchos la impresión de ceder a la presión de los gremios, ¿se sintió presionado? ¿Por qué reversar la decisión?
A mí nadie me puede presionar. Tomo las decisiones con lo que creo que es mejor para la ciudad. Cuando anunciamos la medida teníamos unas proyecciones climáticas que fueron cambiando. Hecho el análisis no había motivo para mantener la alerta roja. Son decisiones técnicas. El sector privado está comprometido. Venimos trabajando con los gremios, saben que hacen parte de la solución y han venido implementando correctivos en las empresas. No ha habido presiones. ¿Con qué me van a presionar? Son semanas muy duras por saber que uno tiene que afectar la movilidad de la gente, la economía, la cotidianeidad de las familias, ¿a quién le gusta joderles la vida a los otros?
¿Esa fue una de las peores semanas de su alcaldía?
Fue una semana dura, por lo que significaba. Todos los días aparecen dificultades y para eso uno es alcalde, para lo bueno y lo malo. Yo no me escondo, no soy un alcalde de inauguraciones. Estoy donde hay dificultades. Esa semana era difícil no solo para mí como alcalde, sino para la ciudad, pero hay un punto de quiebre, no puede ser un problema eterno.
¿Qué sigue después de la Alcaldía?
Estoy concentrado en ser alcalde y hacerlo bien. No me preocupa qué sigue. Lo único que me trasnocha es lo que viene para Medellín en estos tres años y cómo vamos a hacer para que sea mejor.
¿Será también el momento de reencontrarse con su familia?
Yo tengo dos hijos pequeños, Emilio y Pedro, y hace poco me decían: “¿Por qué te gusta ser alcalde si casi no tienes tiempo para estar con nosotros?”. Les dije que era alcalde para que tuvieran una ciudad mejor. Mucho mejor a la que hemos tenido nosotros. Es una obsesión trabajar por los niños de esta ciudad. Mis hijos han tenido todas las oportunidades y yo quiero que los niños de Medellín tengan las mismas oportunidades.
¿De qué se siente orgulloso?
Uno de los programas que más orgullo me genera es cuando me voy casa por casa a buscar a los niños que no han vuelto a estudiar. Los rectores me mandan las direcciones y yo voy, los busco y hablo con sus papás, con sus abuelos y los comprometo. En cuatro meses hemos recuperado 1.472 niños que se habían salido de estudiar. ¿Dónde pudieron haber terminado?
¿Qué selfie se tomaría el último día de su mandato?
Con ciudadanos en el centro de Medellín; en el metrocable de El Picacho cuando lo hayamos terminado; o en los cerros Nutibara y El Volador, en los que viene una gran transformación. En las calles de la ciudad. Fotos colectivas, que seamos muchos.
ALFONSO BUITRAGO LONDOÑO
FOTOS: ROMI DÍAZ
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 64 - JUNIO 2017
Un alcalde con muchos likes
Entrevista con Federico Gutiérrez
Por Alfonso Buitrago. Fotos: Romi Díaz.

Un alcalde con muchos likes Entrevista con Federico Gutiérrez Por Alfonso Buitrago. Fotos: Romi Díaz.

Foto:Revista BOCAS

Jose Jaramillo
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO