¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

TORTURA TELEFONICA,AMENAZA EN LA LINEA

Son situaciones que llegan a volverse desesperantes. Llamadas en la madrugada, durante el almuerzo, a la casa, en la oficina... Todas tienen la misma intención: perturbar la tranquilidad. Algunas no pasan de silencios interminables, respiros y suspiros o piezas musicales con una aparente dedicatoria. Otras llegan al terreno de las obscenidades y los insultos. Y algunas son abiertas promesas de agresión o muerte.

Son situaciones que llegan a volverse desesperantes. Llamadas en la madrugada, durante el almuerzo, a la casa, en la oficina... Todas tienen la misma intención: perturbar la tranquilidad. Algunas no pasan de silencios interminables, respiros y suspiros o piezas musicales con una aparente dedicatoria. Otras llegan al terreno de las obscenidades y los insultos. Y algunas son abiertas promesas de agresión o muerte.
Prácticamente no hay nadie que esté libre de recibir una llamada telefónica en la que no le hablen o, por el contrario, le suelten toda suerte de improperios o amenazas con el único fin de amedrentarlo. Pero también son muy pocos los que se toman estos actos con la seriedad que en realidad tienen.
Precisamente, Graciela recuerda que de un momento a otro la llamaban dos o tres veces por noche. Primero colgaban. Y pasado el tiempo le hacían insinuaciones de tipo sexual. "La situación llegó a tal punto que no volví a levantar el teléfono, o contestaban mis hermanos para insultar al que llamaba". Con el tiempo empezó a sospechar que se trataba de un vecino.
"Sabía en dónde trabaja, a qué horas salía del apartamento, a qué horas regresaba, cómo vestía y me decía toda suerte de cosas. Llegó a alarmarme tanto que no dormía, pero no denuncié nada por temor a que las cosas empeoraran". Por fortuna para ella las llamadas cesaron tan súbitamente como se iniciaron.
"Del dicho al hecho..."
Pero no siempre es tan simple. Este tipo de tortura sicológica a veces pasa de las llamadas telefónicas a las notas anónimas o el asedio en la calle o el trabajo y puede terminar en amenazas serias de secuestro, extorsión o muerte. No en vano, un grupo del Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía General de la Nación, la Unidad Antisecuestro Simple y Extorsión, atiende e investiga entre otros, los casos de terrorismo telefónico.
Para los investigadores, por tonta que parezca, una simple llamada de tres segundos basta para perturbar la tranquilidad de alguien y esto ya se constituye en una amenaza, ya sea contra su integridad física o emocional.
Los motivos son muy variados. Según Doris*, sicóloga del grupo, se busca algún beneficio personal, ya sea monetario o hasta laboral, u obtener algo de esa persona o de su familia, que sea valioso. Son comunes en disputas por herencias, deudas monetarias, para obtener o conservar un cargo, contratos lucrativos o por celos.
"Hay quienes han amenazado a su jefe porque es muy exigente con ellos, o hasta a un vecino porque les cayó mal", comenta Hernán* uno de los investigadores. Hay casos dramáticos como el de una mujer y su novio, ambos profesionales, donde el hombre golpeaba a su pareja con frecuencia. Esta se cansó de su maltrato y rompió con él, quien aun así la llamaba a su trabajo e insultaba inclusive a los compañeros de trabajo de su ex novia.
La seguía al salir, la esperaba para agredirla y formarle escándalos. Incluso maltrató al fiscal que siguió el caso y le prohibió acercarse a la mujer. "A pesar de todo, las llamadas continuaron. Eran cerca de 30 a 50 diarias, no hacía nada más. Esto sirvió para grabar sus amenazas y hoy es uno de los pocos casos de encarcelamiento por cargos de tortura sicológica", narra Hernán.
No se salvan ni los hijos
Quienes se dedican a este tipo de actos acostumbran llevarlos a cabo a través de terceros, como amigos o familiares, o a nombre de grupos armados escudándose en la situación que vive el país. Sin embargo, los investigadores también han comprobado que evidentemente algunas veces son estos los responsables.
También son frecuentes las situaciones que involucran a menores, especialmente cuando sus padres se han separado y uno de ellos amenaza al otro mediante llamadas para obtener la custodia de sus hijos. En estratos sociales bajos muchas de estas situaciones nacen de disputas entre vecinos luego de ingerir licor o por perturbar la tranquilidad de otras familias. Entre tanto, en los estratos sociales altos son usuales los móviles económicos y profesionales.
Los móviles pasionales son comunes luego de un separación o cuando se comprueba la existencia de un amante, y son típicas las llamadas amenazantes de madrugada para hacerle la vida imposible a la pareja", comenta Wilson*, otro de los detectives.
Hay incluso gente especializada en este tipo de cosas, para quienes es como una profesión, muchos de ellos con una gran capacidad técnica y enorme frialdad, relata el siquiatra forense Franklin Escobar.
Paranoicos y sicópatas
Muchos de estos individuos acuden a teléfonos públicos para no ser localizados, o a cartas con notas manuscritas o recortes de periódico. Aunque la intención, en principio, puede ser tan solo la de asustar al afectado, conviene prestar atención a estas llamadas, aunque sin perder la calma ni volverse paranoico.
Suelen ser más serias las amenazas proferidas por los hombres. "La violencia está más ligada al género masculino, y el hombre cuenta con más posibilidades de llevar a cabo lo que dice. Además, los rasgos sicópatas prevalecen más en el hombre", explica Escobar.
En asuntos pasionales la involucrada generalmente es una mujer. "Estas situaciones pueden estar acompañadas de sentimientos enfermizos, o celos patológicos, que se ven en quienes tienen rasgos de personalidad paranoides, es decir, que son muy desconfiadas, suspicaces, viven pendientes de todo lo que ocurre a su alrededor e identifican situaciones amenazantes en circunstancias que para los demás son perfectamente normales".
Estas personas hacen cosas como llamar a un hogar para ver quién le contesta o comprobar si su amante está allí o le es infiel. Pero el nivel más frecuente es el de los sicópatas. Para ellos es un trabajo intimidar a una persona, no respetan ningún valor, norma ni ley, sólo les importa su beneficio personal y hasta son contratados para amedrentar a la gente. "Tienen una capacidad impresionante para sugestionar a quien llaman y su finalidad es causar daño".
Ante todo esto, para los expertos es imprescindible conservar la calma ante las llamadas amenazantes, permitir que quien la hace diga todo lo que sea necesario para establecer sus intenciones y tratar de grabar la conversación. Colgar, la reacción más frecuente, no soluciona nada, como tampoco cambiar la línea telefónica o cambiar de casa, pues muchos conocen a los movimientos de su víctima perfectamente. Hay que enfrentarlo y denunciar.
Cómo combatirlos.
* La tortura sicológica es un delito, y puede acarrear de 1 a 4 años de cárcel o más, según el tipo de amenaza y las consecuencias para la víctima. Desafortunadamente la gente rara vez lo denuncia.
* Si se trata de notas, se debe evitar manipular el documento, pues puede tener huellas útiles para determinar su autor.
* Hay que fijarse en la presencia frecuente de extraños cerca del hogar o el trabajo, así como si le siguen vehículos o personas. Es útil cambiar horarios y rutas.
* Los hombres amenazan más por factores económicos. Las mujeres por razones pasionales.
* De acuerdo con los investigadores, cerca del diez por ciento de las amenazas telefónicas se cumplen. No se debe esperar a que la situación sea insostenible.
* Hay casos en los que quienes llaman tienen perversiones sexuales o desarrollan alguna actividad de tipo delirante (sicóticos) y se enamoran imaginariamente del afectado. Por esto le hacen declaraciones de amor, sexuales o eróticas, o para satisfacer sus deseos.
* Lo normal es que las personas se amilanen ante las amenazas y entren en un estado de entumecimiento que no les deja razonar o actuar.
* Para las víctimas, los efectos pueden ser devastadores. "Se desestabilizan sicológica y emocionalmente, desarrollan problemas de ansiedad y temor a salir solas. Y en casos de torturas crónicas, hay quienes caen en un estado sicótico de tal naturaleza que llegan a sufrir fuertes crisis depresivas y llegan hasta el intento de suicidio", cuenta Escobar.
* No olvide: cualquier persona que toma la decisión da amenazar a otra, tiene una enfermedad mental o una enorme pobreza de valores, dice el siquiatra y además incurre en un delito conocido como perturbación síquica, que puede ser transitoria o permanente.
Nota: Los nombres de los investigadores fueron cambiados para protegr su identidad.
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO