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‘Mi papá parece un ogro de mis cuentos’ El papel de padre ha ido cambiando y los hombres se mueven entre el modelo tradicional que les tocó y el que les exige la sociedad actual. Aprendizaje. Aquí estoy, atiéndanme Me mato trabajando... para mí Alegar parece su oficio Yo cumplo con mantenerlos, que la mamá los críe Cuidado con los tragos de más

NATDIA
Mónica Toro
Redactora ABC del bebé
De que los hay los hay. Y no solo en los cuentos de hadas, también existen
en la realidad. Hablamos de los padres ogro, esos que son de mal carácter,
antipáticos, bárbaros y desagradables. Existen en todos los estratos
sociales, en todas las razas y de distintas maneras. ABC del bebé clasificó
los más representativos de los hogares colombianos.
El padre ogro es aquel que utiliza métodos violentos (físicos, verbales o
sicológicos) para expresarse. Actúa de esta manera con el fin de imponer su
punto de vista sobre determinado tema. Además de no establecer comunicación
con otras personas, no escucha ni presta atención a las ideas de sus
allegados; por ende, siempre cree que él es el único que tiene la razón.
Generalmente da órdenes que espera sean obedecidas de inmediato, generando
frecuentes discusiones cuando un miembro de la familia se resiste a ellas.
Las consecuencias son evidentes: en el entorno familiar el papá tiene un
liderazgo inadecuado, es decir, intimida con su forma de actuar.
Los hombres ogro, en el fondo, son personas inseguras que se escudan,
erróneamente, en la agresividad para disminuir su vulnerabilidad.
Según el siquiatra Gabriel Jaime Montoya, todas estas actuaciones llevan al
deterioro de las relaciones personales del padre con su pareja y sus hijos.
“El ejercicio de la autoridad en un hombre con estas características puede
ser abusivo y agresivo. Las opciones de poder concertar o llegar a un
acuerdo están reducidas y los hijos pueden sentir que es inútil hablar, por
ejemplo, para pedir un permiso, ya que no se sienten atendidos”, explica el
especialista.
Es muy probable que un papá actúe de esta manera porque aprendió ese esquema
en su propia casa.
AMBIENTE TENSO
Sin duda, el problema más frecuente en los hogares cuando existe un papá
así es el aumento en la frecuencia e intensidad de los conflictos,
perturbando el entorno del hogar, además de hacer que el ambiente de la casa
sea amenazante y no amigable.
El terapeuta familiar Eduardo Villar explica que cuando las actuaciones del
padre ogro tocan la estabilidad familiar, el primero en cambiar debe ser él,
porque es quien se está equivocando.
“Curiosamente las mujeres casi siempre se echan la culpa de los problemas de
su pareja, pero ellas no son las responsables de cambiar la situación. Eso
sí, no les debe dar temor a reclamar sus derechos y a exigir respeto”.
Si el caso es que el papá tiene esta actitud con sus hijos, la madre debe
protegerlos y hablar en privado con la pareja sobre su actitud.
Si ninguna de estas técnicas le funciona, es necesario que el hombre recurra
a un especialista, aunque debe saber que este no hace magia. Antes de
visitar al médico debe haber hecho un trabajo de reflexión y de aceptación.
El siguiente paso será cambiar de método de comunicación y pasar de ogro a
Gepeto, el dulce y tierno papá de Pinocho.
Para saber si usted es un ‘papá ogro’, consulte el test en
www.abcdelbebe.com/?q=node/85748
El papá ogro puede ser hijo de un padre que también abusó de su autoridad o
se volvió así por no saber manejar las presiones de la vida.”
Perezoso. Este tipo de ogro es el que se queda todo el día en la cama
esperando a que su esposa le lleve el desayuno a la habitación. No ayuda en
las labores de la casa, ni en la cocina y mucho menos colabora con la
crianza de sus hijos. Es aquel que le sale la famosa frase del presidente
Ernesto Samper: “aquí estoy y aquí me quedo”.
En ocasiones, suele decirle a su hijo que le lleve hasta el cuarto el
periódico, la gaseosa y el portátil, para trabajar desde la cama. También es
de los que les da plata a sus hijos, para que se vayan de paseo con su mamá,
mientras él se queda en su casa viendo la final del partido de fútbol. Este
tipo de ogro genera malestar e incomodidad en el hogar, tanta, que el resto
de integrantes de la familia terminan por no tenerlo en cuenta en los planes
familiares que se avecinan.
Egocéntrico. Es el llamado “yo con yo”. No piensa en el amor ni en el
bienestar que también desean recibir sus hijos y su esposa. Es aquel que
prefiere comprarse un Ipod o la última colección de su marca de ropa
favorita que integrarse con su familia o darles gusto a los demás.
Es aquel que se desvive por ver su programa favorito que leer juntos una
novela o un cuento para niños.
Este tipo de ogro genera inestabilidad en la pareja, porque la mujer va a
entrar a dudar sobre el amor que le tiene su esposo. Los hijos, por otra
parte, sienten que no hay afecto y que son desplazados por la tecnología.
Además, se crea un amplio distanciamiento en la enseñanza de los grandes
valores que requiere la vida.
Peleador. Pocas veces brinda palabras de amor y todo el tiempo se dedica a
alegar, a ver las cosas negativas de la vida, a criticar las actuaciones. Es
de los que nunca felicitan a sus hijos o a su pareja por las metas
cumplidas.
Hace visibles las pequeñas equivocación de su esposa o de sus hijos. Actúa a
la defensiva y siempre cree que tiene la razón.
Es ‘cantaletudo’ y prefiere gritar y, hasta agredir, antes de dialogar
cuando las personas cometen errores. Ojo, esto crea un ambiente negativo en
su hogar, tanto, que se acabará la confianza, sus hijos no querrán
comunicarle sus problemas, sentimientos ni emociones y, en últimas, tendrán
temor para pedir consejos. Aunque usted no lo crea, será ‘la oveja negra de
la casa’.
Chequera. Son los proveedores materiales: aquellos que llenan a sus esposas
e hijos de regalos, en ausencia del amor que no les pueden brindar. Para
este tipo de ‘papás ogro’ lo más importante es su trabajo y todo aquello que
gire en torno a él. Esa es su labor: producir para sostener la familia.
Prefieren llevar para el mercado, la ropa y los juguetes que salir a pasear
con sus hijos, invitar a su esposa a cine o, simplemente, brindar abrazos,
besos y sonrisas. Esta clase de personas podría generar la terminación del
matrimonio: la pareja se aleja porque no se siente querida ni protegida.
Entre otras, el hijo terminará por pensar que su padre solamente es un
‘banco’ y que no tiene ningún vínculo amoroso con él.
Borracho. Es normal que el papá algún día se tome sus buenos ‘traguitos’.
Pero es repugnante que todos los días prefiera irse a beber con sus amigos
que abrazar y consentir a su familia. Aunque todos reaccionan de manera
distinta con el licor, los más indeseables son los que llegan a gritar, a
mandar y a ultrajar a su pareja y a sus hijos. Este tipo de ogro alcohólico
genera tensión y agotamiento en la relación de pareja. Y en los hijos, es un
mal ejemplo, porque no crea lazos afectivos. Además, un niño podría repetir
la misma historia y hacer realidad aquello de “hijo de tigre sale pintado”.
NATDIA
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