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La informalidad también acoge empresas grandes

La informalidad empresarial y laboral no es un fenómeno exclusivo de los micros y pequeños negocios y de trabajadores con poca o ninguna educación, sino que también se presenta en medianas y grandes empresas y en personas con formación universitaria.

Las cifras de la informalidad varían dependiendo de cómo se defina. Así, de
acuerdo con un estudio de Fedesarrollo, en el 2003 cuatro de cada 10
microestablecimientos no aparecían en los registros de las cámaras de
comercio ni llevaban contabilidad.
Simultáneamente, el 44,3 por ciento de dichos micronegocios no le aportaba
ni un peso al fisco y el 65,4 por ciento le hacía el quite al pago de las
prestaciones de sus trabajadores.
Según Informalidad: escape y exclusión, reciente investigación del Banco
Mundial (BM) en el que participó Guillermo Perry, economista jefe para
América Latina y el Caribe, la informalidad laboral es básicamente un
fenómeno de la pequeña empresa, pues “aun las empresas grandes muestran
niveles considerables de evasión fiscal e informalidad laboral”.
En Colombia existen empresas con más de 100 trabajadores -que podrían
considerarse grandes- que para evadir impuestos no declaran una parte de sus
ventas y para no cumplir con sus obligaciones a la seguridad social no
reportan a todos sus empleados.
En el periodo 1992-2005, del total de personas empleadas el 17,3 por ciento,
en promedio, se clasificó como independiente, una figura laboral donde
abunda la informalidad. La investigación del BM muestra que entre 1996 y el
2004, el 4,8 por ciento de los trabajadores era informal (trabajador
independiente no calificado o asalariado vinculado a una empresa pequeña o
trabajador sin ingreso).
Al tener en cuenta los trabajadores asalariados urbanos no cubiertos por la
seguridad social (un criterio de uso extendido entre los investigadores del
tema), el Banco Mundial señala que en el 2006 el empleo informal se acercaba
al 30 por ciento y superaba el 35 por ciento entre los trabajadores
independientes, para un total de alrededor del 65 por ciento.
Según la Encuesta Continua de Hogares del Dane, en el trimestre abril-junio
del 2006, de los 13,4 millones de ocupados en las cabeceras municipales en
todo el país el 63,9 por ciento (8,6 millones) eran trabajadores informales,
nivel similar al del 2005 casi dos puntos por debajo del registro del 2004.
Para el Dane, son informales los trabajadores familiares sin remuneración,
los trabajadores domésticos, los trabajadores por cuenta propia excluidos
los profesionales y los trabajadores o empleadores de empresas con menos de
10 empleados. Así, el 59 de la mano de obra urbana es informal.
En esa definición, que el Dane toma de la OIT, no existe ninguna
consideración sobre si ganan menos el salario mínimo, si están o no
afiliados a la seguridad social o si están vinculados a empresas registradas
en las cámaras de comercio o si aquellas llevan o no contabilidad.
En un trabajo para el Centro de Estudios Regionales Cafeteros y
Empresariales (Crece), el investigador José Leibovich sostiene que “esa
definición tiene muchos problemas” y propone una definición alternativa de
informalidad: para el 2005 esta sería de 28 por ciento del total de ocupados
en las zonas urbanas y de 66 por ciento en el sector rural. La tasa nacional
de informalidad sería del 38 por ciento, cifra similar a la planteada por el
director de Fedesarrollo, Mauricio Cárdenas, que es 40 por ciento (ver Una
definición problemática).
Cualquiera que sea la cifra de informalidad que se escoja, aunque se
prefiera la relacionada con la ausencia total o parcial de seguridad social
de los trabajadores, los expertos coinciden en que es elevada pero difieren
en las fórmulas para reducirla.
El tema, como lo señaló el gerente del Banco de la República, José Darío
Uribe, al comentar el estudio del BM, es fundamental para Colombia: la
informalidad es alta y ha aumentado a pesar del crecimiento de la economía,
es un obstáculo para el incremento de la productividad y, a largo plazo,
debilita las instituciones básicas de la sociedad porque propicia la
violación de las normas.
NI LOS PROFESIONALES SE ESCAPAN
La informalidad es tan amplia, que de ella ni siquiera se libran los
trabajadores profesionales.
En el segundo trimestre del 2006 en las cabeceras municipales de todo el
país trabajaban 13,4 millones de personas, de las cuales, 3,29 millones (el
24,5 por ciento) tenían educación superior, según información del Dane, lo
que significó una mayor participación de este grupo en el total de ocupados
frente al 2005, cuando fue de 23,9 por ciento.
En ese mismo periodo, a la informalidad estaban vinculados más de 1 millón
de trabajadores con educación superior, que representaban el 30,5 por ciento
del total de ocupados en este grupo y cuya participación aumentó 1,4 puntos
porcentuales frente al 2005 en detrimento de quienes fueron clasificados por
el Dane como formales.
Solo cuando los expertos ahonden en el estudio de la informalidad se sabrá
si ese aumento de la proporción de profesionales que se mueve en ese terreno
obedece a la necesidad del rebusque de ingresos o si es producto de los
problemas de la definición del Dane, algunos de los cuales fueron
mencionados por José Leibovich. No sobra recordar que existen empresas con
menos de 10 trabajadores entre los cuales predominan los profesionales cuya
seguridad social (salud, pensiones y riesgos profesionales) está debidamente
cubierta, lo mismo que su pertenencia a una caja de compensación familiar.
Es decir, que funcionan dentro de la más estricta formalidad.
DEFINICION: UN LIO
Para José Leibovich, el Trabajador familiar sin remuneración (Tfsr) no es
tan informal como lo clasifica el Dane. Implícitamente proviene de contratos
de largo plazo, ya que recibe a cambio una financiación (gastos de
educación, entre otros) o se queda con los activos del jefe del hogar cuando
este fallezca. Si el Tfsr se asimila a un desempleado, la tasa de
desocupación actual sería de 16 por ciento. En el campo sería el doble. Si,
en cambio, el Tfsr se asimila a un inactivo, el desempleo que a comienzos
del 2006 era de 12,6 por ciento subiría a 13 por ciento.
Los trabajadores domésticos, también informales según el Dane, han venido
siendo afiliados a la seguridad social y reciben una remuneración
equivalente al mínimo. En los Cuenta propia (CP), Leibovich se pregunta por
qué el Dane solo excluye a los profesionales. Muchos CP no profesionales
tienen tareas respetables: técnicos, auxiliares en muchas tareas, etc.
Muchas empresas con menos de 10 trabajadores no tienen características de
informales.
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