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El 65,8 % de la tierra apta para sembrar en Colombia no se aprovecha

De los suelos netamente agrícolas, que son 11,3 millones de hectáreas, solo se usa el 35 %.

“Colombia tiene un enorme potencial agropecuario, pero está muy lejos de utilizarlo eficientemente”, dice Felipe Fonseca Fino, director de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), entidad que se ha dado a la tarea de visualizar lo que hay sembrado en comparación con lo que podría cultivarse. (Amplíe acá la entrevista con Fonseca)
Si bien las cifras han variado, se mantiene la constante, según la cual el 30 por ciento del territorio en el país está subutilizado o sobreutilizado (principalmente por la ganadería), mientras que el 70 por ciento se usa, pero no siempre de forma eficiente.
Empezando porque, de 114 millones de hectáreas con las que cuenta el país, 26 millones tienen posibilidades para la producción agrícola, pecuaria y forestal, y solo se produce en 6,3 millones de hectáreas (24,2 %). De los suelos netamente agrícolas, que son 11,3 millones de hectáreas, solo se aprovecha el 35 por ciento. En contraste, hay 8 millones de hectáreas de vocación ganadera y a las actividades de pastoreo (traslado del ganado de un lado a otro) se dedican 38 millones de hectáreas.
La mayor parte del territorio, 67 millones de hectáreas, son bosques; 2 millones son cuerpos de agua y solo 332.000 constituyen la zona urbana. Es decir, tenemos tierra a granel para sembrar, pero el uso del suelo es ineficiente.
Precisamente, esta es una de las razones por las cuales el país está importando el 28,5 por ciento de los alimentos que consumen los hogares, de acuerdo con cálculos que ha hecho en el pasado la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).
En términos estrictamente agrícolas, según Rafael Mejía, presidente de la SAC, “producimos 32’016.861 toneladas y el consumo aparente es de 38’910.992 toneladas”.
Entre tanto, para aprovechar el potencial enorme para sembrar se requiere identificar las zonas, los cultivos y la viabilidad del mercado, tarea pendiente que se vuelve prioritaria, si se quiere llegar a darle mejor uso al campo, ahora que está en la palestra pública, debido al proceso de negociación para la paz.
Tierra, pero desnutrida
Las revisiones que está realizando la Upra dan cuenta de que en vastas extensiones de tierra, como las del departamento del Amazonas, que tiene 10’903.686 hectáreas, solo se usa el 0,9 por ciento y más de la mitad es para ganadería (0,5 %), mientras que el 0,4 por ciento restante es para agricultura. Claro está, hay que tener en cuenta que el suelo amazónico es pobre en nutrientes y no siempre es bueno para cultivar, pero la Upra ha identificado 22.915 hectáreas aptas para plantaciones forestales con fines comerciales, solo para dar un ejemplo de lo que allí se puede hacer.
En Antioquia, la situación es otra. Los suelos agropecuarios disponibles, de un total de 1’646.347 hectáreas, 1’292.549 hectáreas son agrícolas, es decir, el 20,5 por ciento, pero la agricultura solo está adecuadamente desarrollada en 594.168 hectáreas (46 %).
Según la Upra, en este departamento hay zonas aptas para plantaciones de cacao, caucho, papa, palma de aceite, maíz y arroz, entre otros. Varios de estos productos coinciden con los que señala el exministro de Agricultura Rubén Darío
“El potencial forestal en el país es de 13 millones de hectáreas; el de caucho, de 2 millones; el de cacao, de un millón de hectáreas. La cadena hortofrutícola tiene posibilidades de sacar un millón de hectáreas al igual que alimentos como maíz y soya”.
Tanto la exportación como la seguridad alimentaria son razones de peso para incrementar la productividad que tiene el campo. En el caso del cacao, por ejemplo está escaso en el mundo y en el 2013 se sembraron 3.986 millones de toneladas que resultaron deficitarias para la demanda.
En cuanto al maíz, la producción en el 2013 fue de 1’266.055 toneladas, pero en ese mismo año, el Ministerio de Comercio decía que el país tenía que importar el 85 por ciento de este producto para suplir las necesidades internas.
Fertilidad sin explotar
En Córdoba, si bien hay un alto porcentaje de aprovechamiento del suelo agrícola, pues de sus 2’499.858 hectáreas, el 37,8 por ciento sirve para la agricultura y se usa para ese fin el 20,6 por ciento, llama la atención la utilización del suelo para el tema ganadero. 7,8 por ciento de las tierras sirven para esa actividad económica, pero el uso que se le da con fines de pastoreo es del 50,4 por ciento.
Córdoba, territorio fértil por ser bañado por el río Sinú, solo hace un uso adecuado del suelo en un 32,9 por ciento, lo que corresponde a 822.776 hectáreas, mientras que 701.643 hectáreas (28,1 %) están sobreutilizadas y 845.965 hectáreas (33,8 %) permanecen subutilizadas.
Este departamento en particular, y los demás que están en la región Atlántica, son para el investigador José Leibovich las zonas en las que hay que apostar. “Las de Córdoba son tierras maravillosas y muy pocas están siendo explotadas. Además, están cerca de los puertos, lo que facilitaría la exportación”.
Los principales productos cosechados (2013) en Córdoba son yuca, maíz, plátano, ñame y arroz. Pero allí también cabe un desarrollo forestal y la tierra es apta para la diversificación de productos agrícolas. “Frutas, hortalizas y hasta ganadería de alta productividad son potenciales para esta zona”, afirma Leibovich.
Para el experto, para aprovechar el potencial del suelo es necesario resolver el tema jurídico de la propiedad de la tierra. “Muchos ciudadanos son poseedores, pero no tienen definidos los derechos de propiedad. En consecuencia, no pueden vender, ni alquilar para producir”.
Sobreuso ganadero
Un caso curioso es el del departamento de Cundinamarca, que tiene 2’398.439 hectáreas. El 23 por ciento del suelo es apto para uso agrícola, pero se está aprovechando en un 38 por ciento para desarrollar la agricultura. No obstante, el tema de la ganadería se vuelve crítico, pues solo el 0,02 por ciento sirve para esta actividad, mientras que el 32 por ciento se está usando para el pastoreo.
El Meta, un extenso territorio, considerado como la despensa para el interior del país, cuenta con 8’555.025 hectáreas, de las cuales el 17,3 por ciento sirve para la producción agrícola y se usa el 10,4 por ciento. El sobreuso para la ganadería es dramático: 1,9 por ciento tiene vocación de suelo para esta y se utiliza el 44,7 por ciento para el pastoreo.
En la inmensa llanura del Meta, un 5,3 por ciento del suelo podría albergar una alta producción agroforestal, pero en este tema no se registra aprovechamiento.
Para el caso del Chocó, conocido por su verdor, tiene un área de 4’824.344 hectáreas y, al 80 por ciento del suelo se le está dando un uso adecuado, mientras que un 2 por ciento está subutilizada y el 8 por ciento sobreutilizada.
No obstante, en el potencial agroforestal, que es del 3,6 por ciento, el aprovechamiento es de cero.
Al uso inadecuado del suelo se suman problemas ambientales como el cambio climático, que son una amenaza para la producción agrícola. Todo esto condujo a que la agricultura, según cifras del Banco Mundial, pasara en Colombia de contribuir con un 25 por ciento de la producción total en 1965, a solo en 3,3 por ciento en 2015. Ahora, es la oportunidad de recuperar terreno.
Otras cifras
Más de la mitad del Valle del Cauca (54 %) tiene un uso adecuado del suelo.
Arauca, tradicionalmente conocido por su minería, tiene 11.175 hectáreas de suelos agrícolas disponibles.
En el Guaviare, que ha sido una zona azotada por el conflicto armado, el 84,9 por ciento del suelo agrícola disponible se utiliza en otras actividades.
La Guajira, región fronteriza con Venezuela, país que demanda mucho producto alimenticio, tiene solo un 1 por ciento de su agricultura adecuadamente desarrollada.
MARTHA MORALES MANCHEGO
REDACCIÓN ECONOMÍA Y NEGOCIOS
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